
Quién es María Tato, la 'cabeza de turco' en la polémica por las sedes del Mundial
La exdirectiva mantiene amistad con Luis Miguel Rodríguez, alias 'El Chatarrero' y tiene conexiones con Marruecos
María Tato, una de las figuras más influyentes del fútbol femenino español en los últimos años, está en el centro del huracán tras dimitir como directora de la candidatura española para el Mundial 2030.
Su salida, forzada por la polémica en torno a la selección de las sedes del torneo, ha reabierto un debate sobre la transparencia en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Y ha puesto bajo la lupa una trayectoria que combina influencia deportiva, gestión institucional y conexiones internacionales controvertidas.
El escándalo estalló tras la publicación de audios por parte del diario El Mundo. En estos se escucha a Tato discutiendo con otros miembros de la comisión la manipulación de puntuaciones en una hoja de Excel. Lo hacían para favorecer al estadio de Anoeta en San Sebastián en detrimento del estadio de Balaídos en Vigo.

"Vamos a meter valores en el Excel a ver qué nos queda. La primera prueba de las 800 que haremos hasta que nos cuadre con el resultado", se escucha decir a Tato en uno de los fragmentos.
El cambio de puntuaciones, sin explicación técnica aparente, dejó fuera a Vigo, provocando la indignación del alcalde Abel Caballero y de buena parte de la opinión pública gallega. Paradójicamente, según fuentes cercanas a la investigación, Rafael Louzán -presidente de la RFEF- despidió a Tato en diciembre pero la mantuvo en el cargo tras descubrir la existencia de audios comprometedores.
Ahora, surgen cada vez más voces del entorno de María Tato que aseguran que era "una cabeza de turco. Aunque sigue siendo responsable del cambio de puntuaciones. María es una persona con buena trayectoria y contactos —es amiga del empresario Luis Miguel Rodríguez, conocido popularmente como 'El Chatarrero'—. Sin embargo, sus roles en la Federación no han sido de un gran peso, más allá de la representación del cargo en sí".
Sus inicios en el Athletic Club de Bilbao
La figura de María Tato no era ajena al fútbol nacional. Su trayectoria se remonta al Athletic Club de Bilbao, donde ocupó durante años el cargo de vicesecretaria de la Junta Directiva. Desde esa posición, Tato se ganó el reconocimiento por su firmeza, conocimientos jurídicos y capacidad de gestión. Su presencia fue clave en la modernización de las estructuras internas del club, así como en el impulso de una mayor participación femenina en ámbitos directivos del deporte.
Durante su etapa en el club bilbaíno, Tato participó activamente en decisiones estratégicas relacionadas con el modelo de cantera. También participó en la renovación de la estructura directiva y el fortalecimiento del papel institucional del Athletic dentro del fútbol profesional. Su labor fue valorada especialmente en la gestión de conflictos internos y en la transición hacia una directiva más profesionalizada.
Ascenso a la RFEF: Impulso al fútbol femenino
En 2020 dio un salto a la escena nacional al ser nombrada directora del Área de Fútbol Femenino de la RFEF por Luis Rubiales. Se convirtió entonces en la primera mujer en ocupar un cargo de ese nivel en la Federación. Su nombramiento fue recibido como un paso significativo hacia la inclusión y la igualdad en el fútbol español.
Desde su nuevo puesto, impulsó reformas destinadas a mejorar las condiciones de las futbolistas, tanto en la Primera Iberdrola como en las categorías inferiores. Y colaboró activamente con clubes, jugadoras y organismos internacionales para fortalecer la estructura del fútbol femenino en España.

Entre sus logros destacan el incremento de las subvenciones a clubes femeninos, la negociación para mejoras salariales en la categoría profesional y la consolidación del calendario competitivo para las selecciones nacionales. También fue clave en la promoción internacional del fútbol femenino español, facilitando acuerdos con federaciones extranjeras y con la FIFA.
El papel en la candidatura del Mundial 2030
Posteriormente, María Tato fue designada directora de la candidatura para el Mundial 2030, compartida entre España, Portugal y Marruecos. En este nuevo rol, se esperaba que aportara su experiencia en la coordinación de actores políticos, deportivos y logísticos a ambos lados del Mediterráneo. Sin embargo, su gestión fue perdiendo respaldo interno a medida que surgían dudas sobre los criterios aplicados para seleccionar las sedes, así como sobre su posible afinidad con intereses marroquíes.

En varias comparecencias, Tato defendió el modelo de candidatura como una "oportunidad histórica para unir culturas y regiones". Su discurso conciliador fue bien recibido por parte de las autoridades marroquíes y portuguesas, pero encontró resistencias dentro del entorno federativo español, donde algunas voces cuestionaban su imparcialidad.
Vínculos empresariales y diplomáticos con Marruecos
Paralelamente a su carrera deportiva, Tato ha estado vinculada a actividades empresariales y diplomáticas en Marruecos. En 2022 fue nombrada representante de España para atraer inversiones al Sáhara Occidental. Un cargo promovido desde Rabat en el marco de una estrategia para consolidar su control sobre ese territorio.
Este nombramiento, discreto pero significativo, levantó recelos en algunos sectores del fútbol y de la diplomacia española. Especialmente cuando comenzó a discutirse qué país albergaría la final del Mundial 2030: si España, con el estadio Santiago Bernabéu, o Marruecos, con el estadio de Casablanca como principal aspirante.

Tato ha liderado varias delegaciones empresariales a foros de inversión en ciudades como Dajla y El Aaiún. Destacando siempre las "excelentes condiciones" que ofrece el Magreb para empresarios españoles. En declaraciones recogidas por medios marroquíes, llegó a afirmar que se sentía "como en casa" en Marruecos. Algo que fue interpretado en algunos círculos como una muestra de simpatía hacia la posición del país vecino en la disputa territorial sobre el Sáhara.
Estas conexiones han generado críticas desde diferentes frentes. Algunos analistas han apuntado a un posible conflicto de intereses, al considerar que la influencia de Marruecos en la candidatura podría haber sido favorecida por figuras como Tato. No se ha demostrado que estas conexiones hayan influido directamente en sus decisiones dentro de la RFEF. Aunque la acumulación de dudas sobre su imparcialidad ha sido suficiente para erosionar su credibilidad en numerosos círculos.
Una trayectoria marcada por luces y sombras
Con su dimisión, María Tato deja atrás una trayectoria marcada por logros importantes en la promoción del fútbol femenino y su profesionalización. Pero también por sombras recientes que han dañado su imagen pública. Su caída simboliza las tensiones que atraviesa el fútbol español en un momento de reconfiguración institucional. Donde la transparencia y la gestión ética se han convertido en exigencias urgentes por parte de la opinión pública, los medios y las autoridades locales.
La RFEF, por su parte, se enfrenta ahora al reto de reconstruir la confianza en torno a la candidatura del Mundial 2030. Lo hace en medio de presiones cruzadas y ante la atenta mirada de la FIFA y la opinión internacional. El legado de María Tato quedará, inevitablemente, marcado por esta doble vertiente. Por un lado, la de pionera en espacios tradicionalmente masculinos. Por otro, la de protagonista de una crisis que pone en tela de juicio los métodos de gobernanza en el deporte rey español.
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