
El fútbol español, de Miami a Arabia:Partidos que ningunean a la fiel afición que paga
El Villarreal–Barça en Miami por orden de Tebas reabre el debate con la Supercopa en Marruecos y Arabia Saudí
El 11 de agosto, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) dio luz verde a la propuesta. El Villarreal y el FC Barcelona, que se enfrentarán en la jornada 17 de LaLiga, podrían jugar en diciembre de 2025 en el Hard Rock Stadium de Miami.
Impulsada por Javier Tebas, esta operación busca proyectar el campeonato español a nuevos mercados y abrir fuentes adicionales de ingresos. Ahora, la propuesta debe recibir también el aval de UEFA y FIFA.
Este sería el primer partido oficial de liga española fuera del país, un intento largamente perseguido por LaLiga. Anteriormente, se promovieron proyectos como Girona–Barça en Miami (2018) y Villarreal–Atlético (2019), ambos bloqueados por la RFEF, FIFA y tribunales españoles. Incluso hubo otra propuesta más reciente en 2024, Barcelona–Atlético, que tampoco prosperó.
Reacción de la afición y conflictos legales
Las críticas no se han hecho esperar. La Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE) rechaza la propuesta. Junto a colectivos como Villarreal Fans y Seguiment FCB, la califican de “vergonzosa”.
Consideran que “pervierte nuestra liga” y aleja el fútbol de la afición local. Recuerdan que los abonados pagan por ver todos los partidos en su estadio y que, de este modo, perderían el derecho a uno de los más atractivos de la temporada.
Uno de los alicientes de los equipos es ver jugar a su club contra los mejores equipos del mundo. Llevar ese partido a Miami supondría que los aficionados del Villarreal se perdiesen uno de los mejores partidos de la temporada. Además, también puede suponer un hándicap deportivo, ya que de jugarse en Estados Unidos, el 'local' pasaría a ser el Barcelona, al tener una mayor hinchada en el extranjero.
Un apoyo que puede ser de gran importancia en el resultado del encuentro. Y que a final de temporada, puede ser crucial para el resultado del equipo.

Legalmente, la normativa internacional exige que todas las partes implicadas den su visto bueno para disputar un partido fuera de su territorio natural. Basta con que una de ellas diga “no” para frenar la operación. La justicia española, en ocasiones anteriores, ya ha respaldado la prohibición de que encuentros oficiales de liga se jueguen en el extranjero.
No solo los aficionados están en contra de esta desmedida decisión de apartar un partido tan importante de España. También los propios jugadores son contrarios a esta iniciativa. Ni siquiera los protagonistas del encuentro han sido informados.
David Aganzo, el presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles y vicepresidente de la RFEF ha sido uno de los más críticos. Desde AFE se comunicó que la intención de los futbolistas es no jugar ese partido en el extranjero. No hasta que se les informe correctamente de cómo se va a llevar este proyecto novedoso.
Además de esa negativa, también se suma otra posible consecuencia. Tras esta aprobación, han salido aires de una asamblea entre los capitanes de los diferentes equipos de la competición. Todo para reivindicar su derecho a tener información de un partido en el que de jugarse fuera, marcará el resultado de la competición.
La Supercopa, pionera en salir de España
La Supercopa de España fue la primera competición nacional en dar este paso. En 2018 se disputó a partido único en Tánger, Marruecos, entre Sevilla y Barcelona. Fue un cambio radical que abrió la puerta a un modelo más ambicioso.
Desde 2020, la Supercopa adoptó el formato “Final Four” y se trasladó a Arabia Saudí. Allí se han enfrentado equipos como Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid y Athletic Club. El contrato se mantiene vigente, al menos, hasta la temporada 2029/30.

El acuerdo ha sido muy rentable para la RFEF y para los clubes participantes. Sin embargo, ha recibido críticas por alejar la competición de su público habitual y por disputarse en un país cuestionado por su situación en materia de derechos humanos. Las peñas denuncian que el torneo se ha convertido en un evento al alcance de pocos, limitado a quienes pueden permitirse viajar miles de kilómetros para ver a su equipo.
Otros intentos de exportar el fútbol español
El Villarreal–Barcelona no es el único caso de un partido oficial con aspiraciones de jugarse fuera de España. LaLiga ya intentó en 2018 llevar el Girona–Barça a Estados Unidos, ofreciendo a los abonados del Girona viajes y compensaciones para mitigar el impacto. Sin embargo, la negativa de la federación estadounidense y de la FIFA puso fin a la idea.
En 2019, un Villarreal–Atlético fue propuesto para disputarse en suelo estadounidense, pero tampoco obtuvo el visto bueno necesario. La más reciente tentativa, un Barcelona–Atlético en 2024, fue igualmente descartada antes de llegar a la fase de tramitación internacional.
Más allá de LaLiga, hay precedentes en partidos amistosos o de leyendas. Algunos Clásicos entre Real Madrid y Barcelona se han jugado en países como Venezuela u Omán, pero no han sido encuentros oficiales con puntos en juego.
¿Y la Copa del Rey?
La Copa del Rey se ha mantenido, por ahora, dentro de las fronteras españolas. En los últimos años su final ha tenido como sede fija el Estadio de La Cartuja, en Sevilla, aunque existe debate sobre si debería rotar entre distintas ciudades.

No hay propuestas oficiales para llevarla fuera del país. Aun así, la experiencia de la Supercopa y los intentos de LaLiga hacen que algunos aficionados teman que esta posibilidad pueda surgir en el futuro.
Un debate que trasciende lo económico
Quienes defienden estos traslados sostienen que son una oportunidad para internacionalizar las competiciones, generar ingresos adicionales y acercar el fútbol español a nuevas audiencias. Argumentan que este tipo de estrategias ya han sido utilizadas con éxito por ligas como la NBA o la NFL, que disputan partidos en otros continentes.
Los detractores responden que el fútbol es mucho más que un espectáculo deportivo. Es un patrimonio cultural y social que pertenece a las comunidades que lo han mantenido vivo durante décadas. Denuncian que estas decisiones favorecen principalmente a los grandes clubes y a las instituciones organizadoras, mientras que los aficionados locales y los abonados son los grandes perjudicados.
¿Hacia dónde va el modelo?
Si el Villarreal–Barcelona se juega finalmente en Miami, marcará un nuevo capítulo en el fútbol español. Sería el primer partido oficial de una liga europea disputado en Estados Unidos. Un precedente que podría animar a otras competiciones a seguir el mismo camino y que consolidaría la tendencia iniciada por la Supercopa en 2018.
El futuro dependerá del equilibrio entre los intereses comerciales y las resistencias legales y sociales. Por ahora, cada propuesta genera un intenso debate que demuestra que, más allá del balón, lo que está en juego es la esencia misma de las competiciones nacionales.
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