26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

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Lucio Séneca

Escándalo en las alturas

Fernández Ordoñez y Suarez
Fernández Ordoñez y Suarez

Ahora que tanto se habla de corrupción se me ha venido a la cabeza (gracias a la "Memoria Histórica") el primer caso que hubo en la Transición. Aunque bueno es aclarar que, en realidad, hubo dos transiciones, la que fue de 1976 a 1982 y la que fue de 1982 a 1996. Sucedió en los primeros meses de 1979, recién aprobada la Constitución. Era yo director de "El Imparcial", de Madrid, cuando una noche entró en mi despacho el redactor jefe de "Opinión" y me puso sobre la mesa un dosier con estas palabras: "Ten Director, léete esto y después me dices que hacemos con ello". Naturalmente lo leí rápido y a los 5 minutos ya estaba cambiando la portada del periódico del día siguiente (aunque acordamos publicarlo por capítulos), en la que apareció el titular más grande que podía ponerse: "ESCANDALO EN LAS ALTURAS, desaparecen de la Moncloa 63 millones de pesetas"

Y a continuación, en el interior y a doble página el texto del primer capítulo, donde ya se explicaba el "robo". De la Presidencia del Gobierno han desaparecido 63 millones de pesetas, que se han ingresado en una cuenta particular.

Y el escándalo estalló entre la clase política y la calle (Suárez ya estaba en declive). Lo que motivó que perdiera los nervios y pusiera en marcha todos los mecanismos del Estado para cortar la serie y si era posible cerrar el periódico. Incluso a través de sobornos. Primero con un alto mando de Televisión Española y luego con el mismísimo Ministro de Hacienda, a la sazón Francisco Fernández Ordoñez. (Con Paco llegaría después a ser buen amigo) 

Un día, Fernández Ordoñez, me llamó al periódico y con mucho misterio me pidió que abandonara cualquier compromiso que tuviese y me fuese a cenar con él al restaurante “Lhardy”. Y allí nos vimos a las 9,30 en punto. Solos. El ministro, nada más salir los camareros, fue directo al grano: “Señor Merino, hoy tienes ante ti a dos Fernández Ordóñez, uno el Ministro de Hacienda enviado del presidente Suárez, y otro, tu amigo. Como sabes hoy ha habido Consejo de Ministros y allí se ha planteado el tema de “El Imparcial” y el tema Julio Merino. Suárez estaba superindignado y pedía el cierre del periódico y tu detención fulminante. Te aseguro que muchos ministros aplaudieron al presidente.

Yo me negué en redondo, y te aseguro que no lo hice por ti, sino por el escándalo que significaría a nivel europeo el cierre de un periódico en la nueva Democracia. Eso sería, les recordé, como el cierre del “Madrid” en las postrimerías del franquismo. El presidente acusó el golpe, pero sin renunciar a sus deseos, me encomendó que hablase contigo y buscásemos una fórmula menos aparatosa. Y aquí estoy” // Bueno, ministro, pues tú dirás. // Vamos a ver, Merino, los dos sabemos que lo que estás publicando es verdad, pero no toda la verdad. Porque tú sabes, como yo, que esos millones no desaparecieron ni se los llevó nadie. Tú sabes que sólo se “aparcaron” en un Banco privado hasta que terminara el ejercicio de ese año. Eran el superávit del Presupuesto de Presidencia y es cierto que había que haberlos devuelto a Hacienda y recuperarlos en el presupuesto siguiente. // Sí, eso es verdad, y también lo hemos publicado. Pero, la “corruptela” o tal vez el delito, fue que se aparcaran en un Banco privado y no en una cuenta de Presidencia, sino en una cuenta abierta a nombre de dos personas físicas (“Lito”, el cuñado del propio Adolfo y Alberto Aza, un funcionario de la Moncloa), lo que quiere decir que los 17 días que estuvieron los millones en esa cuenta en realidad habían desaparecido, pues cualquiera de los dos o los dos hubieran podido disponer del dinero. // Sí, ya, pero al final se recuperaron y todo quedó en un “apaño” administrativo. La cosa no fue tan grave. // No estoy de acuerdo, ministro, si el Gobierno pone en marcha la bola de nieve luego puede acabar en un desastre. La corrupción y las “corruptelas” hay que aplastarlas antes de que asomen la cabeza. En fin, ¿cuál es tu propuesta? Si queréis, yo os abro las páginas de mi periódico para que vosotros publiquéis la versión que queráis. // No. Yo creo que hay otra fórmula. Tú detienes la campaña y el Gobierno te recompensa. Mira, en la escala de Richter te podemos conceder hasta el 7, que es un gran terremoto, para que no decaigas en tu línea crítica. Pero, el 8, el 9 y el 10 no son negociables. // ¿Y cuáles son el 8, el 9 y el 10? // Pues, el tema de las Autonomías, el malestar del Ejército y las relaciones del presidente con el Rey (que ya no son buenas). En estas tres cosas tienes que frenar al máximo o “consensuar” con el Gobierno. // Eso sería acabar con el “El Imparcial”. Para eso prefiero venderos el periódico. // No, no, eso sería otro escándalo. Lo inteligente sería que Julio Merino siga como director. // O sea, un Merino paniaguado. // Vamos, déjate de tonterías. El periodismo, como la política, es el arte de lo posible. Hoy se hace lo que se puede y mañana Dios dirá. // Bueno, y a todo esto, y ya que estamos entre mercachifles, ¿cuál sería la recompensa? // Merino, hablemos en serio. Sé que tenéis solicitado un crédito de 204 millones en el Banco de Crédito Industrial, para comprar una nueva Rotativa. Bueno, pues si nos ponemos de acuerdo mañana mismo lo tienes resuelto. // Vaya, no está mal. ¿Y si no acepto? // Mira, ahora ya no te va hablar el Ministro, ahora te habla el amigo. Lo pasarías muy mal, tú no sabes la fuerza de “persuasión” que tiene un Gobierno, y más un Estado. Al final tendrías que entregarte y entregar el periódico sin nada, o tal vez con algo, la cárcel. // Pues sí que me lo pones negro. // Tal como lo presiento. Suárez está muy enfadado y muy decidido, y ya sabes, ahora mismo, es el que manda. Mira, Merino, también te digo otra cosa: la UCD es un volcán a punto de estallar. No creo que estando ya en vigor la Constitución dure más. Antes de dos años la UCD se habrá disuelto como un azucarillo en el agua. Así que aguanta y espera que el cadáver de tu enemigo pase ante tu puerta.

Bien y ahí terminó la conversación de aquella larga cena. Sólo puedo añadir que, al no aceptar la "corruptela", el Gobierno me llevó a los Tribunales 127 veces, con la ayuda de los Abogados del Estado y la Fiscalía General... y que Paco Fernández Ordoñez cesó como Ministro de Hacienda el 6 de abril y yo como director de "El Imparcial" el 29 de junio (Suarez caería un año y siete meses después).

 

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