27 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Pilar Redondo

Necesidad de sobrevivir...

Componentes del taller de poesía.
Componentes del taller de poesía.
Fue lila, silencio, espejo, sombra, noche, memoria, palabra, hilos, verdad, jaula, pájaro. Desde el desván del recuerdo ella hilvana una transparente reflexión desde el compromiso, el suyo propio con su necesidad de sobrevivir. Aún hoy se resiste a ser encasillada bajo ninguna definición. Hablo de Flora Alejandra Pizarnik.
 
Su minucioso universo es un espejo, a veces empañado, que prolifera en el silencio.
Parece que muchos de sus poemas los escribiera para sí misma, protegida por el dique de contención de su fortaleza. Son una especie  de arqueología emocional. Tarea nuestra es descubrir lo que se esconde detrás de cada uno, los significados y su cosmogonía...
 
Cada verso parece que quisiera poseernos, hablarnos, susurrarnos en nombre de Alejandra. Si nos adentramos en ellos conoceremos sus penumbras plenas de luminosidad. En cada uno observamos su huella, escuchamos sus pasos tamizados con la perspectiva del ahora. Nos disparan a quemarropa, bordean cada suspiro incrustado  en las letras para descubrir todos los porqués que desfilan voraces, inacabados, felinos, que emergen icónicos de manera exponencial. 
 
"En la noche/ un espejo para la pequeña muerta/ un espejo de cenizas.". (Poema número 22 del libro: El Árbol de Diana).
 
 Un grupo de creadores estamos desarrollando un taller poético sobre Alejandra Pizarnik, en él  estudiamos los hilos que unen contextos y tiempo, la palabra como soporte visceral, y la literatura como lugar de reunión.
La esperanza mendiga y muere en la cornisa de los labios de las lápidas sin nombre, que me castigan, que nos enseñan a vivir y a huir a la otra orilla de la sed mutilada.
La verdad toma el pulso a la precisión del lenguaje intenso y su feroz lirismo.
Esto es parte del estudio que estamos haciendo en el taller.
A los mandos, nuestro timonel, La escritora Claudia Capel, que magistralmente nos guía y muestra el camino.
Me siento orgullosa de formar parte de este grupo.
 
Su mente estaba siempre "en obras", en proceso de cambio, de transición. 
A través de la poesía ella intentaba llevar a cabo una especie de identificación, rescate y resiliencia personal.
Es un comprometido e íntimo viaje a través de la creatividad, para capturar el alma de las pupilas del eclipse solar y su espíritu errante.
 
"Estos huesos brillando en la noche,/ estas palabras como piedras preciosas/ en la garganta viva de un pájaro petrificado,/ este verde muy amado,/ este lila caliente,/ este corazón misterioso.". (Poema nº 9 del libro: El Árbol de Diana).
 
Marcó a todos los que la conocieron. El poder de la escritura sirvió como punto de partida y ahí empezó a hacer historia.
Su vida creo que fue una férrea batalla entre la prohibición y la libertad.
Cuando el dolor se hace letra esa es la excusa perfecta y su núcleo de resistencia. Complicada intersección entre la indómita e inabarcable realidad y la experimentación.
 
Para ella escribir era una actividad efervescente, donde poder explorar su espacio interior, donde poder someter a la razón. Hace de sí misma un personaje al que le aplica la condición poética.
Con mordacidad luchó siempre contra las certidumbres impuestas.
El dolor le prescribe sin receta la soledad, la ceguera, el olvido...
 
Agradecer a la Fundación Cajasol que nos cede el espacio y por sus atenciones.
 
"Poco sé de la noche/ pero la noche parece saber de mí,/ y más aún, me asiste como si me quisiera,/ me cubre la conciencia con sus estrellas./ Tal vez la noche es nada/ y las conjeturas sobre ella nada/ y los seres que la viven nada./ Tal vez las palabras sean lo único que existe/ en el enorme vacío de los siglos/ que nos arañan el alma con sus recuerdos...". (Fragmento del poema: La noche).
 
Pilar Redondo. Escritora. Córdoba.  

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