26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA
Patio de columnas

Patio de columnas

Máximo González

Adiós trabajo

Cartel de cerrado.
Cartel de cerrado.

Muchos son los retos económicos que tiene nuestro país en el momento actual pero desde luego y dejando de lado el “tsunami” económico que el coronavirus nos va a fijar, éstos  se multiplicarán por la devastación económica que va a producir en las clases más desfavorecidas, como son los ciudadanos, los autónomos y las pequeñas empresas.

La economía en España iba bastante bien hasta que el “bichito” llegó: había tras la reforma laboral del Gobierno anterior, bastante creación de empleo y muchos emprendedores que a la vista de las bajas  cuotas y sus protecciones sociales existentes, además de un abanico de ayudas por parte del Estado,  animaban a muchos jóvenes a darse de alta como autónomos pagando la tarifa plana establecida y/o a crear sus propias empresas.

Todo era creer, crear  y crecer (las 3 “CS”) con las que muchos proyectos e ideas echaban a rodar tanto a nivel nacional como internacional, arropados por la gran ilusión que suponía ser su “propio jefe” y poner en marcha su propio negocio.

El español medio, no está preparado para ser empresario; nadie le enseña y eso es una deficiencia: perder el miedo al papeleo y conocer las vicisitudes y riesgos que conlleva un emprendimiento así, se controla  con el tiempo, pero el “español”, de siempre, es una persona dinámica y emprendedora a la que gustan los retos en la vida y sacarlos adelante, su mayor orgullo.

Sí en cambio, está muy bien preparado cultural y profesionalmente, además  de adaptado a todos los sistemas informáticos existentes, pues entre las escuelas, las universidades y la formación profesional, nuestros jóvenes se hayan a un buen nivel mundial en los que poder desarrollar sus conocimientos.

Esa situación ha producido un estado del bienestar social y económico, envidiado en muchos lugares del mundo y prueba de ello, es la de millones de turistas que nos visitan cada año, ayudando y mucho a la economía de nuestro país.

Pero claro, llegó “el bichito” e hizo trizas la paz reinante y ahora desgraciadamente, algunos de esos trabajadores, emprendedores y pequeñas empresas, van a convertirse en este momento en los “nuevos pobres del país” y así será, si “Papá Estado” no ayuda a remediarlo.

Una calle con negocios cerrados. 

La banca española, está reduciendo gastos: Cierra oficinas, concentra personal en sucursales, reajusta plantillas, instala una infinidad de cajeros automáticos para que los ciudadanos, clientes suyos, hagamos las labores que ellos hacían antes en sus oficinas y así, el tiempo lo perdamos nosotros, utilizando además,  los resortes del Estado para enviar como una empresa privada cualquiera a parte de sus trabajadores al ERTE o directamente al ERE.

Lo mismo ocurre con las gasolineras, que de un tiempo a esta parte, ya somos los ciudadanos también, los que repostamos el combustible con nuestras manos y en nuestro tiempo: los trabajadores de estas empresas, ya no aparecen por ningún sitio; tan solo para cobrar y/o vender (y a no bajo precio) en las tiendas que han colocado en el interior de sus locales.

De la misma manera, lo que se está empezando a imponer por ejemplo en otras industrias donde ya nosotros mismos debemos pagar con nuestra tarjera de crédito y pasar todos los artículos comprados por las máquinas que han colocado en sus establecimientos, para que hagamos de trabajadores de esas empresas y así ellos reducir en una parte importante  los gastos de personal.

Por otro lado y digno es mencionar también la cantidad de “robots” que están proliferando cada día y con más perfección en toda la industria española, haciendo el trabajo de una ingente cantidad de empleados y con una perfección mucho mayor que la mano, el cálculo y el ojo humano, además del número ilimitado de horas que pueden producir sin descansar y sin faltar al trabajo.

Ya incluso se está hablando de la posibilidad de tener que pagar algún ingreso a las arcas del Estado por la utilización de estos robots, los cuales están sustituyendo a muchos trabajadores sobre todo en los trabajos de muchas cadenas de montaje del sector del automóvil sin ir más lejos.

Si a toda esa debacle económica que ya venía y se está consolidando en nuestra sociedad unimos la reducción de puestos de trabajo y no se hace lo suficiente como para no solo crear los puestos que por la situación actual se están perdiendo, sino para intentar recuperar mínimamente los que se están eliminando por el avance de la ciencia, la innovación y la tecnificación de las empresas, bien podríamos decir que: “se nos escapa el trabajo”.

La sociedad no puede ni luchar ni ir en contra de todas las innovaciones que se están produciendo día a día; es imposible parar el rodillo del avance mundial en casi todos los sectores  productivos del mundo, por eso, ante ese cambio permanente, las personas debemos adaptarnos a todos esos ciclos e ir a  la par pues de lo contrario, nos quedaremos colgados y “moriremos” absorbidos por la innovación. O te actualizas o te mueres.

Al igual que un periodista hoy en día con una sola cámara y/o un móvil puede hacer casi de todo sin la infraestructura que antes era necesaria enviando sus informaciones y directos “en directo”, ahorrando con ello mucho dinero a su “Medio”, los trabajadores deben además de formarse bien, ser unos auténticos “comodines”, como algunos jugadores de cualquier deporte que pueden jugar y rendir perfectamente en distintos puestos en sus equipos.

Les va la supervivencia y el mantenimiento de sus puestos de trabajo en ello y esa debe ser su meta o al menos, una de sus metas y esto me recuerda lo que yo les decía a mis hijos muchas veces de que: “Cuánto más sepáis, más libres seréis”.

Así que, como hay que sobrevivir y las condiciones laborales hoy en día están cambiando tanto y no queda más remedio que trabajar para mantenerse uno y mantener a su familia, los trabajadores debemos como decía antes, formarnos y adaptarnos lo mejor posible ante el reto presente y futuro que nos espera para encontrar y no perder el deseado trabajo buscado.

Un presente inevitable por la situación actual, pero un futuro tan incierto como la vida misma.

El Cierre Digital no se hace responsable de las opiniones vertidas en esta sección que se hacen a título particular.

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