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Una mujer mayor con cabello canoso y corto usando un collar y pendientes de perlas.
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Sofía de Grecia cumple 85 años lejos de Juan Carlos I y en guerra con la reina Letizia

Este pasado martes la Emérita, con gran disgusto al igual que su marido, no asistió a la jura de la Constitución.

Fue una de las imágenes más comentadas en las redes sociales. El pasado viernes, 27 de octubre, la reina Sofía acudía a la Universidad Camilo José Cela para presidir el nombramiento de Emilio Lora-Tamayo, físico y expresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, como Rector Honorario Vitalicio de la institución educativa madrileña. Durante su intervención, la Emérita dirigió unas palabras al catedrático, gran amigo suyo, que sufre una enfermedad degenerativa. Una intervención que  se vio obligada a interrumpir al no poder contener las lágrimas

Si bien para muchos usuarios de las redes sociales y medios de comunicación la emoción de la madre de Felipe VI  fue fruto del estado en el que se encuentra su gran amigo, otros apelaron a que aquel llanto desconsolado se debía a la noticia sobre su ausencia durante el acto de la jura de la Constitución de su nieta, la princesa Leonor. Una ausencia que tenía como pretensión no marcar diferencias con su marido, don Juan Carlos I, quien también se ausentó del hemiciclo. No obstante, ambos asistieron a la reunión familiar posterior que tuvo lugar en el Palacio de Pardo, en el que además se celebraría también la mayoría de edad de la futura reina de España. 

Este próximo jueves, 2 de noviembre, la reina Emérita cumplirá 85 años  lejos de su marido, quien ha fijado su residencia en Abu Dabi, y en mitad de una guerra con su nuera doña Letizia. A día de hoy, tal y como informó elcierredigital.com, la relación entre ellas es "insoportable". No obstante, desde este pasado año doña Sofía se ha convertido en el bálsamo de la corona española cuya pretensión es velar por sus ocho nietos, apoyar a su hermana la princesa Irene que padece Alzheimer y continuar como nexo de unión de la monarquía. 

La reina discreta

Si hay un adjetivo que define a la perfección a la reina Emérita es la discreción. Doña Sofía nació en 1938 en la localidad griega de Psykhikó y se crio lejos de los privilegios que le correspondían como princesa de los helenos. Junto a su familia, tuvo que marchar al exilio donde residió en hogares que nada tenían que ver con el Palacio de Tatoi.

La primogénita de Pablo y Federica, los reyes de Grecia, se convirtió en una de las princesas de la nueva generación de herederos europeos y por ello, era necesario un matrimonio. Fue a bordo del Agamenón donde conoció a su futuro marido y padre de sus tres hijos, el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. El flechazo fue inmediato y los jóvenes culminaron su romance con una gran boda celebrada en 1962  en Atenas. A principios de la década de los sesenta, ambos se instalaron en el Palacio de la Zarzuela, comenzaron a acercarse al pueblo español para ganarse su apoyo y formaron una familia junto a sus hijos,  las infantas Elena y Cristina y el príncipe Felipe. Las jornadas familiares en Zarzuela parecían idílicas, aunque en realidad, no era así.

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Doña Sofía junto a su hermana Irene. | El Cierre Digital

Al fijarse en doña Sofía, don Juan Carlos tenía claro que iba a pasar por el altar con una mujer elegante, discreta y cuyo saber estar era encomiable, lo que le daba tranquilidad para hacer gala de la personalidad Borbón. Durante la década de los noventa, don Juan Carlos comenzó a aparecer en la prensa amarillista por sus primeros (y conocidos) romances extramaritales con mujeres como Marta Gayá o sus coqueteos con las  tramas de corrupción en Suiza.  

La sucesión de estos hechos minaron la popularidad de la Corona Española y desgraciadamente para doña Sofía fueron un quebradero de cabeza. La reina Emérita ha hecho de tripas corazón y  se ha mantenido al lado de  Juanito, a pesar de los continuos escándalos en los que se vio implicado. 

Su guerra con doña Letizia

Para doña Sofía su hijo Felipe VI ha sido siempre su 'ojito derecho'. Si bien con sus hijas, las infantas Elena y Cristina, mantiene un vínculo muy estrecho, es con su hijo con quien mantiene una relación especial. Una relación que desde que el 3 de noviembre de 2003 ha sufrido idas y venidas, todo ello, y según cronistas especializados en casas reales, por un motivo: la reina Letizia. Ambas mantienen una gran diferencia en cuanto a personalidad, carácter y manera de asumir el papel como monarca. Si en 2018 la 'Crisis de las Reinas' resquebrajó, aún más si cabe, el vínculo que existía entre ambas, este pasado verano se hizo patente la "mala relación que a día de hoy existe".

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Doña Sofía junto a su hermana Irene. | El Cierre Digital

Fue este pasado verano cuando la excomunicadora dejó claro quién formaba parte de la familia real española. Un hecho que excluía a doña Sofía, quien no dudó en 'dar la espantada' del archipiélago balear de Mallorca ante la llegada de su nuera. La reina Emérita, que se encontraba desde el pasado 20 de julio en Palma de Mallorca junto a su hermana, la princesa  Irene de Greciatenía la pretensión de reunir a sus ocho nietos y a sus tres hijos. No obstante, tal y como han revelado fuentes del entorno monárquico español a elcierredigital.com, "la tensión que existe entre doña Sofía y doña Letizia es insostenible". A diferencia de su suegra, la soberana española ha marcado desde hace años los actos que componen su agenda veraniega en Palma de Mallorca. 

No obstante la Emérita regresó a Marivent, y junto a los reyes recibió a las autoridades y representantes de instituciones y sectores baleares.  Un evento en el que, según confirman fuentes del entorno monárquico a elcierredigital.com, "hubo una breve conversación entre la reina Letizia y doña Sofía. Más ficción que realidad ante las cámaras. A la Emérita se la vio siempre sin sonreír. Triste. La única vez que sonrió fue cuando la saludó el cocinero, estrella Michelín, Koldo Royo. Las dos, ante las cámaras, se mostraron amables, pero la realidad es que entre ambas hay frialdad, y en la Emérita mucha tristeza". Otras fuentes consultadas que estuvieron en el evento confirman que vieron a la reina Emérita "mayor y triste". Una frialdad y tristeza que ambas maquillaron en la tradicional salida informal que la familia real protagoniza durante sus vacaciones en Palma y, posteriormente, durante una noche en los CinesCiutat de la isla en la que la Emérita acompañó a los monarcas y a sus nietas para disfrutar de la película de 'Barbie'. 

La princesa Irene, su gran preocupación

Además de sus nietos, su hermana la princesa Irene de Grecia se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la reina Sofía. A mediados de este pasado mes de octubre la revista Lecturas informaba que a la que es la mayor confidente de la Emérita  "se le están borrando los recuerdos"

Según informa el medio ya mencionado, Irene de Grecia no solo estaría olvidando momentos de su pasado, sino que también tendría dificultad para reconocer los nombres o las caras de sus seres queridos. Fue la propia Sofía de Grecia la que se dio cuenta de que algo iba mal con la memoria de su hermana, lo que le ocasiona gran preocupación.

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Doña Sofía junto a su hermana Irene. | El Cierre Digital

A pesar de todo, la reina Emérita sigue volcada en hacer la vida de su hermana lo más llevadera posible, así como la del resto de miembros de la familia real. Sofía e Irene de Grecia viven juntas en Zarzuela y, como antaño, siguen siendo el mayor apoyo la una de la otra a pesar de las dificultades. Este próximo 2 de noviembre la Reina Sofía cumplirá 85 años como bálsamo de la corona española y nexo de unión entre sus miembros. De nuevo, la reina Emérita vivirá un aniversario amargo. 

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