Logo El Cierre Digital
Un hombre con cabello canoso y una chaqueta de cuadros sostiene dos paquetes de galletas en un edificio con una escalera al fondo.
OCIO

Gabriel Coll, CEO de Galletas Quely, nombró la empresa tras la princesa Grace Kelly.

Según el empresario a elcierredigital.com, "queremos ser referencia mundial por 170 años más".

La galleta Quely forma parte de la cultura tradicional mallorquina. Una compañía, creada por la familia Domenech en la localidad balear de Inca, que ha cumplido 170 años en el sector español desde su despegue en 1853. La galleta Quely no falta en las casas de los mallorquines ni tampoco en las de las otras islas del archipiélago, como Menorca o Ibiza. Pero también son habituales en muchos hogares españoles fuera del territorio balear, así como en otros lugares del mundo, como Cuba o China.

Fue la  princesa Gracia Kelly, mujer del príncipe Rainiero de Mónaco, quien inspiró el nombre de la compañía, que se ha convertido en un referente empresarial a nivel mundial.

Elcierredigital.com ha entrevistado a Gabriel Coll, yerno de Jaume Domenech,  y  consejero delegado de esta empresa familiar que ya va por la tercera generación desde su fundación en la localidad mallorquina de Inca en 1853. Gabriel Coll, casado con Paula Domenech, nos revela secretos en torno a este 'producto' estrella de la compañía balear, y comparte con nosotros los retos a los que se enfrenta en este 2024. 

- En primer lugar, ¿qué representa Galletas Quely en el sector económico empresarial español?

- Nuestra empresa, que este año cumple 170 años en el sector español, representa todavía poco. Sin embargo, en el mercado balear, sí es un referente empresarial, donde nuestros productos han estado en las casas de los mallorquines desde hace muchísimos años.

- ¿Podría contarnos la historia de la galleta Queli?

- Claro, es muy interesante. Nuestros productos surgen a raíz de las necesidades de un armador, que en 1853 se acerca al fundador de Can Guixe, un horno como el que había en todos los pueblos de Mallorca, y le pide que haga un pan que se mantenga en buenas condiciones durante el tiempo que dura el viaje en barco a Cuba, que era el viaje más largo que se hacía en aquel momento. 

Entonces, el pan, según salía del horno empezaba a morir. Imaginémonos las condiciones de un cocinero de un barco en 1853, con la humedad que había, las dificultades en una embarcación... De ahí le surge la idea de encontrar a alguien que fuese capaz de desarrollarle un pan que durara esos tres meses. Imagino que se debieron hacer muchas pruebas, pero en Mallorca sí teníamos los dos ingredientes fundamentales, que eran la harina, porque Inca estaba rodeado de campos de harina, y el aceite, ya que la Tramontana mallorquina sigue teniendo olivos milenarios, sembrados por los árabes en su momento.

Y por otro lado, estaba la manteca de cerdo, que ya no la usamos desde hace más de 30 años, pero que en el inicio, como toda la pastelería mallorquina, ensaimadas, empanadas, etc... todo llevaba manteca de cerdo. Después, por razones de imagen, cuando se empieza a exportar, porque para nosotros fue exportar hacia la península nuestros productos, se sustituyó la manteca de cerdo por aceite de girasol alto. 

Por otra parte, yo creo que en todas las empresas, aparte de hacer las cosas bien, tienen que contar con ciertos momentos en que la suerte acompaña. Y eso pasó. Dentro de la mala suerte que fue la guerra civil, la escasez de comida que sufría la gente de comida en la posguerra ayudó a dar a conocer nuestro producto.  La fábrica estaba situada justo al lado del tren que cruzaba la isla y así fue como empezó a repartirse, y con éxito, porque era un producto de pan muy nutritivo, al estar compuesto por esos ingredientes de los que ya hemos hablado, y de fácil almacenamiento y barato.

Dos personas posando con paquetes de galletas en las manos frente a una escalera.
Gabriel Coll, CEO de Quely, junto a su hija Gabriela, cuarta generación / Fotografía: elcierredigital.com. | El Cierre Digital

-¿Y qué variedades tienen ahora mismo? 

- Cuando se construyó la fábrica, que todavía es donde producimos, y se trajeron los hornos de Barcelona para hacer galleta amarilla, que era lo que todo el mundo conocía, a Jaime Domenech se le ocurrió hacer la Quely en línea, porque inicialmente se hacían en hornos de leña, en bandejas. Muy artesanal.

Y se decidió intentar usar los hornos de María para hacer la galleta en línea. Y al final eso fue lo que triunfó. Y es por lo que es conocida nuestra empresa. Se hicieron distintos formatos, por ejemplo, la Quely tradicional es más grande que la Quelyta, y también empezamos a producir los picos, y nuestros picos son diferentes al andaluz, que es más suave, menos crujiente porque al llevar tantos aceites lo hace mucho más delicado.

Lo que se ha hecho durante este tiempo es ir transformando el pan original hasta conseguir nuestro último producto, que es el palito, que no deja de ser un grissine, pero hecho con nuestra propia formulación, que está teniendo mucho éxito en España y en el mundo. 

- También van a hacer, tal y como me ha contado usted, el palito María, es decir, el palito dulce, ¿no?

- Bueno, esto ha sido la última referencia que hemos sacado y de la que, además, hemos patentado la forma, porque la galleta María todo el mundo la conoce, pero no la conocía o no se conoce que se hubiera hecho en ningún otro formato que no sea el tradicional, que conocemos todos. Entonces decidimos probar con la masa, que es una masa quebrada, es mucho más complicada de manejar que el pan, y conseguimos estirarla y hacer un palito dulce, que está teniendo un éxito tremendo y del que, además, hemos patentado la forma.

-¿Cuál es el secreto de la marca Quely para ser el referente que es hoy en día en Mallorca y en España?

-Yo creo que no hay secretos. Los "secretos" son, primero, tener un equipo muy importante, hacer las cosas bien, si no las cosas no salen. Hay que esforzarse mucho. Y después, yo creo que hay que tener un punto de suerte y saber ir girando a nivel que los tiempos van girando. Yo recuerdo que, en el año 2012 tuve la oportunidad de dar una charla en plena crisis, a ver cómo íbamos a sacar al sector industrial de la crisis, y cuando me documentaba me di cuenta de que el 50% de las empresas del Forbestop 25 ya no existían. Por tanto, es muy fácil o es muy difícil que una empresa cumpla este año 170 años si no ha hecho las cosas muy bien.

-¿Cuántas generaciones de su familia han pasado por la empresa? 

- Estamos en la tercera generación real.

-Y de familia Domenech, ¿quién fue el patriarca que la crea?

-La empresa la crea el padre de los hermanos Domenech, que son los que la lanzan y la ponen en otro nivel. Pasa de ser un horno extraordinario en el centro de la isla, muy reconocido en ella, en toda la zona del Raiguer, que se llama en Mallorca, y lo llevan a un nivel distinto.  Ellos son los culpables de que la empresa esté donde está hoy. 

- ¿La pandemia les influyó mucho o al contrario? 

- Nosotros tuvimos el mejor mes de venta de la historia en el mes de abril del 2020, porque la paranoia y la incertidumbre que se instalaron en la sociedad hizo que la gente fuera a los supermercados y arrasaran. Nuestro producto, como además tiene una larga caducidad, es almacenable. Entonces, la gente lo usaba como recurso en caso de que no pudieran salir o porque la gente no salía. De todas formas, esa sobreventa que tuvimos durante los meses de abril y mayo nos repercutió después en que la gente tenía en su casa mucho producto, por tanto no necesitaba comprar.

Un hombre con chaqueta de cuadros y pantalones rojos sostiene una bolsa de papel en una calle urbana.
Gabriel Coll, CEO de Galletas Quely/Fotografía: elcierredigital.com. | El Cierre Digital

- ¿Qué datos de facturación tienen ahora y cuántos empleados? 

- Facturamos alrededor de los  20 millones y tenemos unos  183 empleados. 

- ¿Y estamos hablando de unos beneficios...?.

- Da igual. Me parece muy bien. 

- Ustedes están ubicados en Inca. 

- Nosotros somos muy fieles a toda esa comarca. Tenemos que pensar que en nuestra empresa han pasado o trabajan actualmente primos, hermanos, abuelos, nietos... y casi todos son de Inca. Por tanto, nosotros seguimos en la misma ubicación en la que ha estado toda la historia la fábrica

Lo que sí hemos hecho ha sido ir abriendo y adquiriendo delegaciones. Primero en las islas, es decir, Menorca e Ibiza, y después delegaciones con almacenes reguladores en Madrid y Barcelona. Tenemos alguna otra delegación en el resto de España, pero sin almacenes propios. También tenemos oficina en países como México y en Chile. 

- ¿Están expandidos también por el mundo? Porque Quely también es una marca en Cuba, por ejemplo.

- Ha sido durante muchos años uno de los productores de las cubanas. Creo que debido a nuestro pasado, a  Cuba llegaron las galletas hace 160 años. Ahora estamos exportando a 42 países. Pero Cuba es el único país del mundo donde he visto que se comen las galletas como en Mallorca, es decir, sin nada. 

- Ahora que habla usted de Mallorca, para el mallorquín, Quely es como si fuera suyo, es decir, forma parte de la cultura mallorquina. 

- En 2003 sufrimos una competencia desleal por parte de uno de nuestros ex directivos y mandamos a hacer una encuesta de marcas, para ver cómo estábamos posicionados. Vino una empresa de marketing y nos hizo un estudio de mercado y el presidente quiso venir a presentarlo porque nos dijo que eso no les había pasado ni con la Coca-Cola. De las 2.937 encuestas que hemos hecho, 2.003 tenían en su casa un producto nuestro.

- También me ha contado usted que precisamente incluso la gente le para y le hacen sugerencias, o sea, que la sienten como si fuera su galleta. 

- Nosotros recibimos constantemente recomendaciones del mallorquín, diciéndonos, por ejemplo, que si la galleta está un poquito más cocida o menos cocida. Esto es un patrimonio mallorquín, de todos los mallorquines. 

- Y ese patrimonio mallorquín quiere usted extenderlo al resto de España, que sea una marca indispensable en el hogar.

- El primer exportador que tiene Quely es el mallorquín. No hay ningún mallorquín que salga de la isla y que no se lleve una bolsa de Quelitas en su maleta. Todas las decisiones que toma la empresa están muy calculadas y muy pensadas. A nosotros nos gustaría llegar a formar parte de las cestas de todos los españoles y, por qué no, de muchos más sitios del mundo. 

- El mallorquín, en general, dicen que es retraído para salir de la isla y de su territorio. Si ustedes quieren dar el salto que han dado a  Barcelona... ¿Quieren dar también el salto a Madrid?

- La primera relación que tuvimos, hace más de 40 años, fue la de Cataluña. Sin embargo, no queríamos vender nuestro producto estrella porque teníamos miedo a que nos lo pudieran copiar empresas muchísimo más grandes que la nuestra. En Madrid ya hace 20 años que compramos la delegación de Coslada y  el crecimiento está siendo fantástico. Yo creo que la Quely ahora mismo es la galleta de moda en Madrid. 

- ¿No le han intentado copiar el secreto a los chinos?

- No... Conozco el caso de Pintura Bruguer, que los chinos la han copiado. Creo que tienen un follón ahora mismo en China. Pero, volviendo a nosotros, para copiar la galleta no es suficiente con tener la fórmula. Es muy difícil hacer nuestro producto. 

Dos hombres posan juntos en un entorno interior bien iluminado, uno lleva un abrigo oscuro y el otro un conjunto de chaqueta y pantalones rojos.
Gabriel Coll junto a Juan Luis Galiacho, director de elcierredigital.com / Fotografía: elcierredigital.com. | El Cierre Digital

-O sea que no tienen ustedes miedo a que alguien se apropie del producto o que intenten emularlo.

-Son inigualables hasta el momento. Hasta el director que le he comentado antes que se fue de la empresa intentó copiarnos, y tenía detrás una empresa muy poderosa española y no fue capaz de sacar la galleta como la nuestra. Y es muy  sencillo, porque  los ingredientes son muy básicos. Pero también hay mucho amor dentro, que yo creo que ese es el secreto. 

- ¿Tienen diversificación, aparte de las galletas? ¿se enfrentan a algún reto próximamente? 

- El grupo era mucho mayor hace unos años en cuanto a diversificación. Teníamos fábricas de pan, tanto pan del día como precocido, congelado y envasado en atmósfera protegida. Teníamos una fábrica de plásticos, que todos sabemos la mala prensa tiene hoy en día el plástico. Aquí hago el inciso de que no sé cómo vamos a envasar las cosas si no es una bolsa de plástico. O sea, lo que no podemos es prescindir del plástico y querer que la galleta cada día dure más. No existe un envase todavía que sustituya o que sea menos contaminante que el plástico. Teníamos una fábrica de maquinaria industrial, pues nosotros fabricamos nuestros propios hornos. Pero, todo eso lo concentramos en Quely y fuimos vendiendo o cerrando las otras empresas, como la de plástico.

- ¿Qué solución le van a dar a usted precisamente a esos envases? Porque el producto perdura por lo que perdura...

- Lo único que podemos hacer nosotros para ayudar al medioambiente es ponerle menos micras al plástico, ajustar más las bolsas para que el uso del plástico sea el mínimo o quitar tintas para que sea más reciclable... Por el momento no hay ninguna solución. El que la tenga va a cambiar las reglas del juego, como se han cambiado tantas veces a lo largo de la historia. 

- El origen de las Quelys es consecuencia de los viajes marítimos. 

- Sí. Los orígenes los llevaron por toda América. En la mayoría de los países latinoamericanos encontrarás una variación. Hay alguna variación porque las líneas de crecimiento fueron distintas, pero estaban hechas para durar mucho tiempo. Estaban hechas para durar tres meses. Nosotros ahora las vendemos con doce meses de caducidad, la gente quiere que dure mucho, pero no quiere pagar más. 

Nosotros teníamos la fábrica de pan y hacíamos pan en atmósfera protegida, que no es más que sacar el oxígeno, el mayor problema que tiene el pan porque cuando se oxigena se empieza a morir. Entonces, digo, sacamos el oxígeno y  añadimos una mezcla de gases inertes con los que conseguimos dar una caducidad de casi veinte meses. Y seguimos trabajando en eso, porque si ya en un momento ese fue el secreto de tener un pan que durara tres meses y pudiera ir en un barco hasta Cuba, yo no sé mañana si estaremos volando a la Luna o a Marte y necesitaremos hacer llegar pan en condiciones. 

- Cuéntenos la historia del nombre Quely.

- El nombre surge por una necesidad: la de sacar a nuestros productos  fuera de las islas. En Mallorca, el nombre familiar es lo que llaman un malnom, es decir, el nombre de la familia. El de mi familia, de mis suegros, mi suegro y su hermano, era Canguisha. 

El nombre surge cuando Grace Kelly está en el auge máximo de su carrera como actriz, que es justo cuando además se casa con Rainiero. Pero, aparte de que era una actriz buena, muy guapa y que estaba en boca de todos en aquel momento, los hermanos Domènech tuvieron la oportunidad de conocerla cuando vino a Mallorca. Se quedaron en el Hotel Formentor, fueron invitados y tuvieron la oportunidad de conocerla.

Todo el rato se oía 'Kelly' y lo que hicieron fue cambiar las letras para que fonéticamente sonara igual.  Y así surgió Quely como empresa. De hecho, hemos ganado algunas campañas de comunicación en 2003, con el Sol de Oro en Donostia, por  'Quely, la princesa de las galletas'. 

-Y ¿cuándo la bautizan? ¿En 1963?

-Por 1963, cuando estuvo Rainiero en el Formentor.

- ¿Qué retos afrontan a corto o medio plazo?

El reto absoluto es hacer que la empresa dentro de 170 años siga estando aquí. Nos encantaría ser referencia en Madrid y en toda España, incluso en muchísimos más países en el mundo, llevando el sabor mediterráneo a cualquier rincón del mundo. Ahora mismo estamos ya cerrando Chile, que es el segundo país del mundo que comen más pan. Tenemos unas expectativas importantes para este año que viene y queremos seguir sorprendiendo al consumidor con nuestros productos. 

- ¿Y el tema del gluten?

-El tema del gluten es complicado. Esta fábrica es pequeña, nos hemos quedado en el centro de la ciudad, cuando inicialmente estábamos fuera, totalmente fuera de ella, pero la ciudad ha crecido alrededor de la fábrica. Para el gluten necesitas tener una línea totalmente aséptica, separada... O sea, que todavía no hemos solucionado ese asunto. Cuando lo tocamos, lo hizo una empresa externa, que nos hizo una Quely sin gluten, pero no nos gustó el resultado.

Sobre gustos los colores, pero si sacamos un producto tiene que ser bueno. Estamos haciendo pruebas  y es todo un desafío. Si consiguiéramos dar con el producto final, montaríamos una instalación propia para desarrollarlo. Lo que pasa es que eso no tiene que probarlo una persona normal, sino un celíaco. 

- ¿Y podría explicarnos la razón de que existan esas Quelys pequeñas?

- Es culpa nuestra indirectamente. Ocurrió sin darnos cuenta. Desde hace 45 años vienen colegios a visitar nuestras instalaciones. Y en esas visitas, además de enseñarles la fábrica se proyecta un vídeo donde les explicamos cómo hacemos todo, cómo es el proceso de la elaboración de la galleta... Cuando se van los niños siempre les dábamos una de nuestras referencias, la Quely Merienda. Cuando queríamos que las conocieran los niños les dábamos las Quely Merienda. Ahora los niños mayores comen 'Quely Merienda' en vez de Quely. 

➡️ Turismo ➡️ Ocio

Más noticias: