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Cartel de la obra de teatro "Burro" con la imagen de un hombre mayor en el centro y tres personas con instrumentos musicales en la parte inferior.
OCIO

Carlos Hipólito triunfa en el Reina Victoria de Madrid con Burro.

Carlos Hipólito en 'Las Confesiones de un Burro a su Propia Sombra', hasta el 18 de febrero.

Nos acercamos una vez más al histórico Teatro Reina Victoria de Madrid, un espacio escénico clave para entender los últimos cien años de teatro en España, ahora gestionado por el empresario y productor teatral Jesús Cimarro y antes por un buen amigo, Enrique Cornejo, quien lo cuidó y mimó muchos años. 

Impresiona ver aún esta bella sala coronada por esa bóveda que llegaba a abrirse en verano, a través de un mecanismo, permitiendo entrar el aire y las estrellas de Madrid. Esperemos que su historia y su fisonomía de bello teatro, declarado BIC de la comunidad madrileña, sea respetada en el futuro por su propietario, la firma “Pescaderías Coruñesas”, y por cualquier proyecto en que se embarque, al ser también dueño del gran edificio adyacente que da a la cotizada Plaza de Canalejas. De toda la manzana.

Ahora en el Reina nos esperaba “Burro”, la última obra del mejor actor español de teatro en activo, Carlos Hipólito. Como dice el decano de los actores Manuel Galiana, “Hipólito está a unos metros por delante de todos los que subimos a un escenario en España”.

La obra 'Burro' de Carlos Hipólito

La versatilidad de este actor madrileño, capaz de dar vida a cualquier personaje por difícil que sea, es tal que ahora, bajo la producción de AY Teatro, se embarca en subir a escena ni más ni menos que las confesiones de un burro a su propia sombra. Algo que en este tiempo 'de TikTok' llama la atención.

El argumento de la obra pasa por una finca vacía con un burro atado a una estaca que le cuenta su vida a su sombra mientras se acerca un incendio forestal. Se inicia así un viaje de 80 minutos, poético y profundo, tomando los grandes textos clásicos sobre el asno como animal a lo largo de la Grecia y la Roma clásicas, la Edad Media festiva y carnavalesca, el Siglo de Oro, la Ilustración y la Modernidad, para acabar prácticamente la obra con una emotiva semblanza contemporánea de este animal, que no es otra que la del burro más famoso y poético de España, el “Platero” del onubense y Premio Nacional Juan Ramón Jiménez.

El texto del dramaturgo Álvaro Tato es muy interesante y salva, con nota, la dificultad de que el espectador pueda perderse o desconectar en algún momento dado que se trata de un texto de altos vuelos basado en textos clásicos. Todo el montaje de “Burro” lleva el aire de los espectáculos del grupo teatral Ron Lalá. Pues la dirección de la obra, sólida, pero dejando al actor libertad, se debe al director argentino Yayo Cáceres, quien, al igual que Álvaro Tato, forman parte de ese premiado grupo teatral Ron Lalá. Y, además, se mostraron implicados con la obra pues se dejaron ver por el ambigú del Reina.

Yayo Cáceres solventa notablemente su propuesta al tener que conjuntar en escena ingredientes como música, canto e interpretación, sobresaliendo también la música del propio Cáceres, interpretada por un coro de músicos y actores, conformado por el buen y veterano guitarrista argentino Manuel Labandera, el actor Fran García y la joven actriz Iballa Rodríguez, quien por cierto nos llamó la atención por su soltura, entrega y encanto en escena.

Un guitarrista toca su instrumento mientras un actor realiza una interpretación dramática en un escenario oscuro.
Carlos Hipólito en la obra 'Burro'./ Foto: Teatro Reina Victoria. | El Cierre Digital

Y qué decirles del actor principal, Carlos Hipólito, otra vez teatralmente a lomos de un equino, como en aquel montaje de 2002 de “Historia de un caballo” de Tolstoi. Este madrileño del barrio de Chamberí, hijo de un arquitecto y una ama de casa, se formó con el gran maestro William Layton, y es el mismo Hipólito que el que me sorprendió a finales de los 80 en aquel montaje del Español “El largo viaje hacia la noche”, con su maestro don Alberto Closas, y que hoy sigue sorprendiendo en escena tras más de 46 años subido a las tablas, haciéndonos disfrutar a sus seguidores, que son muchos como pudimos comprobar en directo en la sala.

Hipólito, en este original “Burro”, actúa con gran solvencia, en su línea habitual. Pero es que además canta muy bien (Carlos nos ha encandilado en varios musicales), y nos hace meter en la piel de este burro atado que cuenta sus penas, miserias y también sus ilusiones, acompañando a la historia de la propia humanidad. Y lo mejor que podemos decir de su interpretación es que nos la creemos. Hipólito nos hace olvidarnos de él mismo, lo que es difícil, y logra meternos en su difícil encarnación asnal.

Hipólito es un actor completo y lleno de registros. Cada montaje es un reto, como lo fue su espléndida y última “Oceanía”. Por él no pasa, además, el tiempo. Siempre está igual o mejor. Aquí podrán admirar cómo es capaz de interpretar y asumir con diversos registros de voz, hasta 16 papeles diferentes sobre este burro y sus peripecias. Enterneciéndonos con un final hiper emotivo donde recuerda a ese burrito “Platero”, cumbre de la poesía hecha prosa.

Por cierto, nadie como Juan Ramón Jiménez humanizó al burro, a este asno universal, a este animal que nos evoca bellos recuerdos de aquella infancia que se subía a lomos de un pollino porque no había caballos para los niños de entonces; o aquel “Burrito Blanco”, con margarita en la frente, en cuyas sábanas suaves y blancas dormíamos plácidamente en nuestra infancia. Asno en el que luego montaríamos a nuestros hijos en la plaza de Chinchón. Burro lírico de aquellas lecturas del “Platero y yo”, que entonábamos en una vieja y fría clase del Colegio Salesiano de Albacete, mientras que el colegial repetía aquel emocionado “esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Pina, al pie del pino paternal”.

Auguramos un gran éxito a este montaje en Madrid y en su gira. La tarde que fuimos a ver a este “Burro” de Hipólito al Reina Victoria había más de 400 personas en sala. Hipólito tiene un público fiel al que arrastra y, además, como pudimos comprobar en la ovación final, que se le entrega. Llevo muchos años tratando a actores y actrices de España. Y puedo dar fe que Hipólito es el mismo dentro y fuera del escenario. Un crac. No se pierdan este “Burro”, saldrán mejor de cómo han entrado y a partir de ahora se pensaran eso de decir no digas más “burradas”.

➡️ Ocio

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