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Un hombre sonriente con traje azul en un estudio de televisión.
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Fernando Díaz de la Guardia vuelve tras su parálisis: 'Tardé en recuperar mi sonrisa'

El presentador andaluz sufrió una parálisis facial en enero que le obligó a parar su labor profesional en Cuatro TV

El periodista granadino Fernando Díaz de la Guardia, esta de vuelta en el ruedo de su vocación. Era en enero de este año cuando sufría una parálisis facial de origen vírico diagnosticada como Síndrome de Ramsay Hunt. Fue por ello que se vio obligado a hacer un parón, en medio de lo que era el momento culmen de su carrera al haber saltado a la televisión nacional. 

Dedicado desde muy joven a la profesión comunicativa, combinó en sus inicios la locución radiofónica en Carrusel Deportivo de Radio Granada, con ser el vocalista de una banda de rock. Finalmente, acabó decantándose por la comunicación periodística, ya que la simultaneidad de ambas facetas le perjudicaba las cuerdas vocales. 

Un presentador de noticias sonríe frente a una pantalla azul en un estudio de televisión.
Fernando Díaz de la Guardia | Cedida

Tras sufrir la parálisis y comenzar un proceso de adaptación a su nueva normalidad retoma lo que siempre ha sido su vocación. En la que ha sido su casa durante toda su carrera profesional, Canal Sur, será el editor del programa Andalucía de Tarde. Una faceta por la que despeña su labor profesional en un ámbito fuera de la exposición de los focos del plató, que aún le suponen un obstáculo. 

Además, el próximo 22 de noviembre estrenará en La Fundación Caja Rural de Granada  el proyecto 'Imbatibles'. Un formato de 90 minutos de duración presentado por él mismo. Tratará junto con su testimonio y de otros invitados a los que entrevistará, de contar sus historias de superación para servir de motivación y toma de conciencia a aquellos que asistan. 

Elcierredigital.com ha hablado con el periodista sobre su historia y esta nueva etapa de adaptación al mundo con el cambio en su vida. 

- Llevas en el mundo de la comunicación desde 1990, ¿de dónde nace tu vocación periodística? ¿Cuál es el mejor recuerdo que mantienes de esta profesión? ¿Y el peor?

Empecé con mi vocación muy joven, en el colegio. Gracias a que mi profesor de literatura, don Cristóbal Piñer, y un ejercicio de guion radiofónico.

De mi oficio me quiero quedar con la utilidad de la comunicación del servicio público. Y el poder escuchar los problemas de ciudadanos anónimos y conocer a personas que no acaparan titulares de prensa ni cabeceras informativas.

Entre los momentos duros y tristes, recuerdo cuando cubrí las inundaciones de Cártama en Málaga. Algo similar a la situación con la DANA de Valencia y otras comunidades. El tener contacto con esa cruda realidad es un ejemplo de lo duro que a veces también puede resultar el trasladar una noticia.

- ¿Crees que acertaste escogiendo el camino de la comunicación y no el de la música?

Creo que ambos son de alguna forma oficios de comunicación. Hay muchísima comunicación en la música. Al final, yo soy la misma persona y, en lo que concierne a la comunicación como tal, no podría disociar un registro de otro.

Cuando se me complicó la cotidianeidad, opté por la comunicación periodística. Me alegro de como ha sido mi vida, me siento orgulloso de mi carrera y de la oportunidad que he tenido de conocer a personas maravillosas y vivir experiencias increíbles. Me siento un privilegiado.

- Has contado de una experiencia que te ha cambiado la vida. ¿Qué es un herpes zoster? ¿Cómo te ha repercutido a ti?

No es hasta el 6 de enero por la mañana hasta que yo no sufro la crisis. Mi hijo me avisó el día de antes de que tenía algo extraño en la cara y no parpadeaba por un ojo.

Me pilló en un momento muy positivo de mi carrera en una edad madura. Acababa de dar el salto a la televisión nacional. La llamada de Mediaset la afronté con el entusiasmo que siempre ha marcado mi manera de afrontar mi vocación.

Y de repente me quedo sin una de las herramientas fundamentales de un comunicador: la expresión de mi cara. Perdí la mirada, la sonrisa y en gran parte el carisma de la expresión que cualquier persona suele encontrar en el su rostro. Además de la parálisis facial, me afectó también al habla, a la vocalización.

Viví un momento triste, duro y de gran incertidumbre porque al principio pensaban que podía ser un ictus. Me atendieron de urgencia.  El personal del 061 y el Hospital Virgen de las Nieves de Granada tuvieron una gran profesionalidad y empatía que nunca olvidaré.

Se descartó el ictus y se diagnosticó una parálisis facial de origen vírico. Era el Síndrome de Ramsay Hunt. Similar a lo que se conoce como culebrina solo que dentro de tu cabeza.

Afecta al nervio facial, que implica parte del oído e irriga los músculos que mueven el párpado y la boca. En mi caso en el lado derecho.

Ya no parpadeo por el ojo derecho, por lo que ya no soporto las luces. Sobre todo las artificiales de los platós de televisión. De ahí que no haya podido volver a un set de televisión convencional.

Por muy integrador que resultara, aún no me encuentro con la confianza suficiente como para exponerme de ese modo.

- ¿Hay alguna manera de evitarlo o poder preverlo?

La prevención la desconozco. Lo que creo es que hay que escuchar el cuerpo. Yo no lo hice y tuve señales hace diez años, que incluso llegué a presentar con la cara dormida.

No le di importancia y lo achacaba al estrés, que es una manifestación de que algo no funciona. Esta vez ya me paró en seco y era un aspecto motor que afectaba a la musculatura y a la articulación de mi expresividad. Hay que escuchar al cuerpo.

- ¿Cómo se afrontan los días cuando vives una vida con total normalidad y de repente un problema te limita?

Soy incapaz de transmitirte lo que eso significa porque solamente se puede experimentar desde la propia vivencia. Te das cuenta de que tu vida ha cambiado por completo. Que ya no te puedes dedicar a tu vocación y hay una infección muy severa.

En la mediana edad he descubierto que lo que tengo es este momento, entonces vivo este momento y no el que luego vendrá. He aprendido a ocupar la mente cuando viene el monstruo a visitarte. A veces viene y lo miras a los ojos.

Hay días que no te apetece levantarte y hay que vivirlos también. Para estar bien y saber que estás bien, probablemente necesitas comparar con cuando estás mal.

- ¿Pasaste miedo?

No es realmente miedo. Es una mezcla de impotencia, de tristeza, de frustración. Las personas que sufren parálisis facial lo primero que les gustaría recuperar es la sonrisa, yo tardé en recuperar la mía.

Es fundamental porque cuando sonríes, el prójimo suele sonreír. Me parece una faceta crucial de un comunicador. Cuando recuperé la sonrisa de una forma más normalizada, mejoró mucho mi estado de ánimo.

- ¿Crees que el mundo y la sociedad están adaptados para personas con discapacidad sea del grado que sea?

Hay mucho que hacer sobre todo en las personas que tienen lesiones en el rostro y pueden llamar la atención de otro.

Conozco el testimonio de dos mujeres, María José y Vanesa. Una de ellas al dar a luz, tuvieron que extirparle la nariz por un cáncer. A la otra, el labio superior por una malformación congénita.

El Dr. Fernando Iglesias de la unidad de maxilofacial del Hospital Virgen del Rocío, reconstruyó la cara de ambas a través de injertos de piel de cada una y actualmente hacen vida normal.

- Respecto al mundo de la comunicación donde trabajas, ¿crees que hay aceptación a las personas que presentan algún tipo de discapacidad y adaptación para ellas?

Creo que sí, que vivimos en una sociedad cada vez más abierta. Aunque siempre pueda existir el prejuicio o el morbo, creo que si se acepta la diferencia en general. Me parece un avance y que es positivo.

Yo aún vivo en proceso de adaptación. La famosa frase ‘Lo que sucede conviene’ es incorrecta. A mí no me conviene lo que ha sucedido, pero si conviene la adaptación. Creo que todas las personas conforme envejecen, se van adaptando a las circunstancias.

Hombre con camisa blanca sonriendo en un entorno interior desenfocado.
Fernando Díaz de la Guardia | Cedida

- Has vuelto a Canal Sur como editor del programa Andalucía de Tarde, que se estrena el próximo día 10. ¿Qué sensaciones tienes con esta vuelta al ruedo y a los platós?

Me siento capacitado para poder editar un programa, aún llevando gafas de sol por la oficina para evitar el golpe de luz cenital. Me adapto.

Y de cara al público, con ‘Imbatibles’ me apetece probar. Me quiero superar y decirle a mi enfermedad que sigue estando el mismo Fernando de siempre.  Con ganas de contar sus inquietudes y aprender de otros testimonios a través de mi profesión.

- También estás centrado en el proyecto ‘Imbatibles’, ¿en qué consiste y por qué nace este proyecto?

Son charlas motivacionales para divulgar ejemplos de superación donde yo voy a contar mi propia experiencia.

Nace de las grabaciones que empecé para ver mi evolución, del testimonio que me dieron otros pacientes y me ayudaron. Y de la idea de no quedarse solo en el monólogo, sino con la colaboración de otros testimonios.

Entrevistaré a personalidades de la vida pública conocidas precisamente por ser referentes de superación personal. Como Irene Villa, Pablo Pineda y el granadino paralímpico José Manuel Ruiz.

El objetivo de ‘Imbatibles’, es que nos paremos un poco a pensar fuera de los problemas que todos arrastramos. Por otro lado tenemos mucho que valorar. Quería empezar en Granada porque es mi ciudad, mi zona de confort y ya se han agotado prácticamente las entradas. Si me siento bien, ‘Imbatibles’ irá a otras ciudades de España.

- ¿Afrontarás algún otro proyecto que pueda saberse?

De momento mi aspiración es parpadear, que es lo que más deseo en la vida. Estoy abierto a nuevos retos profesionales y los que tengo entre manos me llenan mucho. Por lo pronto, sentirme imbatible.

- ¿Qué le dirías a aquellas personas que hayan pasado o estén pasando por un momento similar?

He tenido la suerte de tener detrás a mi familia. Mentalmente he sanado gracias al amor de los míos, y creo que es fundamental apoyarse en el amor y en el cariño que nos rodea.

También ocupar la mente en aquello que nos distraiga y nos estimule, para enfrentarnos más fuertes al monstruo. El secreto de la felicidad es alcanzar serenidad y paz interior.

Creo que es muy importante decirle a las instituciones y a nuestros políticos, que ayuden a las personas con problemas psicológicos a que tengan facilidades.

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