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Mujer con gafas oscuras y peinado bob en blanco y negro, con dos círculos superpuestos mostrando una portada de revista y una mujer sonriendo
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Anna Wintour se despide de Vogue: Sus polémicas tras reinar cuatro décadas en la moda

La ejecutiva británica de Vogue fue criticada por 'discriminación racial' entre sus empleados y su estrategia en redes

El 26 de junio de 2025 marcó un punto de inflexión en la historia del periodismo de moda. Anna Wintour anunció que deja su puesto como directora en jefe de VogueEstados Unidos tras 37 años de liderazgo.

La noticia sorprendió a la industria, pero Wintour continuará como directora editorial global de  Vogue y jefa de contenidos de Condé Nast. Su marcha supone el fin de una era que transformó no solo a Vogue, sino a toda la cultura de la moda. Este movimiento no implica una pérdida de poder, sino una reconfiguración estratégica. 

Mujer con vestido rojo y gafas de sol sonriendo en un evento elegante
Anna Wintour | Wikimedia Commons

Anna Wintour nació el 3 de noviembre de 1949 en Londres, en el seno de una familia vinculada al periodismo. Su padre, Charles Wintour, editor del Evening Standard, fue clave en su temprana exposición a los medios. Desde joven, Wintour mostró una personalidad desafiante. 

En 1983 se incorporó a Vogue como directora creativa y en 1985 asumió la dirección de British Vogue. Tres años después, alcanzó su máximo hito al convertirse en directora en jefe de Vogue Estados Unidos, un cargo que mantuvo durante casi cuatro décadas.

Durante este tiempo, revolucionó el periodismo de moda y convirtió la 'Met Gala' en un evento de escala mundial. Impulsó a diseñadores emergentes como John Galliano y Alexander McQueen. También rompió moldes al llevar jeans y celebridades a portada, acercando la alta moda al gran público.

La verdad detrás de la 'Dama de Hielo' de Vogue

Desde sus inicios, Wintour cultivó la imagen de una líder exigente, fría y distante. La biografía de Amy Odell  la describe como "violenta y cruel" en el ámbito laboral.

Mujer con vestido brillante y gafas de sol caminando por la calle acompañada de otras personas en un entorno urbano
Anna Wintour | Wikimedia Commons

Su poder no se basaba en el grito, sino en el silencio, en gestos mínimos capaces de lanzar o destruir carreras. Wintour nunca buscó ser querida. Construyó su autoridad a través del misterio y la inaccesibilidad, una estrategia que la convirtió en un icono, pero también en una figura temida.

En 2020, fue duramente criticada durante las protestas del movimiento  'Black Lives Matter'. El motivo fue la falta de representación de personas negras en Vogue y en la industria de la moda en general.

En respuesta, Wintour envió una carta a sus empleados asumiendo "toda la responsabilidad" por los errores. Anunció un compromiso firme con la diversidad, respaldado por la iniciativa 'Vogue Values' y la reestructuración global de Condé Nast en 2021.

Personas manifestándose con pancartas, una de ellas muestra un puño negro en alto como símbolo de lucha y resistencia
Black Lives Matter | Pexels

Sin embargo, las críticas no cesaron. André Leon Talley, ex director creativo de Vogue y amigo de Wintour durante más de 30 años, publicó en 2020 sus memorias The Chiffon Trenches.

En ellas la acusó de ejercer un "privilegio blanco" y de apartarlo cuando dejó de resultarle útil. Talley dejó claro que esperaba una disculpa personal que nunca llegó, exponiendo las tensiones raciales y de poder que subyacen en la industria.

La Met Gala de Anna Wintour: De la alfombra roja a la resistencia digital

En los últimos años, Wintour ha enfrentado controversias por su estrategia de conectar la 'Met Gala' con 'TikTok' y figuras del mundo digital.

Esta decisión fue vista por algunos como una apertura a las nuevas generaciones. Pero también levantó alertas por los intereses geopolíticos y comerciales de la plataforma.

La 'Met Gala de 2024' se convirtió en el epicentro del movimiento 'Blockout 2024', que denunció el silencio de celebridades ante la crisis en Gaza.

En plena transmisión de un evento de lujo y ostentación, el público reclamó responsabilidad social y compromiso político, poniendo en entredicho el rol de la moda como espacio de evasión.

La apuesta de Anna Wintour que revolucionó portadas y desató la polémica

Wintour arriesgó mucho al poner a Kim Kardashian y  Kanye West  en la portada de Vogue en 2014. Una apuesta para captar a las nuevas generaciones.

Portada de la revista Vogue con una pareja elegante abrazándose, ella lleva un vestido blanco de estilo nupcial y él viste de negro, ambos posan de manera sofisticada y romántica
Kim Kardashian y Kanye West en la portada de Vogue en 2014 | Vogue

Aunque la estrategia funcionó a nivel comercial, su relación con la  familia Kardashian ha sido inestable. Ha habido episodios de distanciamiento y tensiones recientes que reavivan el debate sobre los límites entre alta moda y cultura pop.

Cómo la reina de Vogue convirtió un ataque en su mejor baza

Una de las polémicas más persistentes en torno a Anna Wintour está vinculada a El diablo viste de Prada, la novela y posterior película que se convirtieron en un fenómeno cultural.

Mujer de cabello corto y canoso sentada en una oficina elegante con expresión seria y gafas en la mano
Meryl Streep en 'El Diablo Viste de Prada' | El Diablo se viste de Prada

Lauren Weisberger, autora del libro, fue asistente personal de Wintour en Vogue. Aunque negó que Miranda Priestly fuera un retrato exacto, las similitudes son evidentes: 'corte bob', gafas oscuras, frialdad y autoridad implacable. Meryl Streep, quien encarnó a Priestly, se inspiró en parte en la figura de Wintour, especialmente en su "economía de palabras".

Lejos de rechazar la comparación, Wintour gestionó la narrativa con maestría. Asistió al estreno de la película vistiendo Prada y, en entrevistas, declaró que se trataba simplemente de "entretenimiento". Con esta estrategia, convirtió una posible amenaza a su reputación en una herramienta para fortalecer así su leyenda: abrazó la ficción y la incorporó a su propio mito.

El cambio de puesto de Wintour en 2025 no representa una retirada, sino una consolidación. Desde su nuevo rol como directora editorial global de Vogue y jefa de contenidos de  Condé Nast, continuará moldeando la industria desde una posición de mayor alcance. Su visión, que siempre ha sabido combinar tradición y adaptación, será clave para afrontar los desafíos de una industria cada vez más digital, interconectada y socialmente exigente.

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