La verdad del robo de los 43 millones de pesetas a Encarna Sánchez
Mucho y mal se ha hablado de lo que ocurrió el 3 de julio de 1993 en el chalet de la popular locutora Encarna Sánchez.
El día 3 de julio de 1993 fue una jornada aciaga para la locutora Encarna Sánchez al desaparecer 43 millones de pesetas (260.000 euros) de la casa de la locutora, de su chalet de la lujosa urbanización de La Moraleja. La locutora inmediatamente denunció el robo pero el o los culpables jamás fueron detenidos.
El dinero estaba guardado en un armario de su chalet madrileño de La Moraleja, pero no en una de sus cajas fuertes, sino en uno de los armarios, que estaba sin cerrar con llave. Aunque el robo de 260 mil euros de ahora no parezca demasiado escandaloso, hay que pensar en esa cantidad de dinero en el año 1993, cuando una vivienda de unos 100 metros cuadrados en una buena zona de la capital podía costar 24 millones de pesetas, podría equivaler al coste de dos buenas viviendas en el centro de Madrid.
La historia fue relatada y confirmada por Julián Fernández Cruz en un libro de gran éxito que ahora está agotado, "Encarna Sánchez: Ahora es mi turno, mentirosos, sirvengüenzas". Según el relato del propio autor, con el que ha podido conversar elcierredigital.com, los hechos fueron los siguientes:
"El día 3 de julio de 1993 el chófer, Carlos Rodríguez, de la locutora, la recogió a primera hora de la mañana en su domicilio. A las 8:30 horas llegaron a la estación de Atocha para coger el tren que la llevaría a Sevilla, dónde visitaría a la Hermandad de Sor Ángela de la Cruz, de la que era benefactora. ¿Llevaba Encarna como hacía siempre en su enorme bolso un valioso regalo para las hermanas?" La respuesta es que parece ser que no, o así lo asegura Julián Fernández Cruz, biógrafo de Encarna Sánchez y autor de otros libros como "La verdadera historia de los niños de Rusia", "Belén Esteban: La princesa al desnudo" o "Los crímenes de la Iglesia franquista".
Según Julián Fernández Cruz, "Encarna Sánchez sospechaba que el autor del robo podía ser alguna de las tres personas que tenía empleadas en el servicio doméstico. La locutora compareció dos veces en el Juzgado para declarar en relación al robo. En un primer lugar acusó a su chófer Carlos Rodríguez de ser el autor material del robo, por lo que fue detenido por la Policía".
Tras percatarse del robo, Encarna fue a la comisaría de Alcobendas a poner una denuncia y señaló a su chófer Carlos Rodríguez. "El comisario, amigo íntimo de la locutora, al que hicieron venir aunque estaba de vacaciones, no preguntó nada más, ni quien estaba en casa ni las circunstancias que rodeaban el robo y dio por buenas las sospechas de Encarna", añade Fernández Cruz que sostiene que "43 millones de pesetas pesaban mucho para llevárselos una sola persona en las manos".
Toda la verdad
En el chalet de La Moraleja donde vivía Encarna Sánchez rodeada de gente, asistentes y amigos como Isabel Pantoja había tres cajas fuertes. Sin embargo, el dinero se guardó en un armario de la habitación azul, la habitación personal de la locutora. El chófer acusado habló luego para un reportaje en el desaparecido Extraconfidencial y relató que había ido con la locutora a recoger 33 millones de pesetas, no 43 millones. Esa diferencia de 10 millones eran 7 millones de "una amiga" y otros 3 millones para "gastos cotidianos de la casa".
Pero 27 años después los hechos son conocidos por todos. Aquel día en la casa estaban "en la cocina, Isabel Pantoja, Encarna Sánchez y Pilar Gómez Domingo, "la tita" y en el piso de arriba, Teresa Poyo con Francisco Rivera Pantoja, que comía una tortilla y un bistec en la habitación de la tele mientras veían una serie sobre las aventuras de Superman", añade Fernández. Todos confesaron en posteriores entrevistas que ”Carlos, el chófer, ese día no llegó a entrar en la casa”, algo también confirmado por Inmaculada Liriano, la asistenta de hogar de Encarna Sánchez.
El chófer contó a Fernández Cruz que "ese día se produjo algo que jamás antes había sucedido. Siempre que acudía al banco era él quién cogía las bolsas, pero aquella mañana Encarna decidió hacer las cosas de otro modo. No le dejó ni tan siquiera acercarse a la bolsa. Quédate quieto, ya las pondrá él, refiriéndose al empleado del banco. Después, una vez en el coche, depositó la bolsa en el asiento trasero, cuando siempre que las recogía el chófer, la bolsa iba con él en el asiento delantero. Carlos ni llegó a tocar la bolsa, por lo que le fue imposible saber por su peso lo que contenía -quizás era esa la intención de la locutora-. Fue muy sospechosa la actuación de Encarna ese día, jamás había actuado así".
También fue raro que entrase la propia Encarna Sánchez llevando la bolsa a la casa, ya que solo por el montante de dinero debían pesar bastante, luego llevó a la locutora a la COPE.
La noche del 3 de julio Encarna regresó a casa desde Sevilla y el chófer la recogió en Atocha llevándola hasta La Moraleja. En un momento de la noche alguien entró en la habitación azul y se llevó el dinero. Fernández Cruz se pregunta: "¿Se tomó declaración al director de la entidad? ¿Por qué no se tomaron declaraciones al servicio de la casa? ¿Por qué no se comprobaron las declaraciones de Carlos y la visita de Encarna a Sevilla?" Hay varias contradicciones entre los relatos de los protagonistas porque Encarna Sánchez aseguró haber dejado tres bolsas de dinero en ese armario, pero el chófer siempre hablaba de una. También en el juzgado la presentadora dijo que había sacado 47 millones de pesetas, pero en su denuncia solo habla de 37 millones y otros 10 millones de pesetas que tenía guardados.
El chófer fue defendido por el abogado Carlos Vila y los teléfonos de Carlos Rodríguez estuvieron pinchados durante una temporada, aunque nunca llegó a ir a la cárcel porque no había pruebas contra él. Rodríguez se presentó los días 15 y 30 de cada mes durante tres años en el Juzgado, hasta que se le eximió de esa obligación, porque Encarna había fallecido. Pero, sorprendentemente continuó a su lado y trabajando para ella hasta que la locutora falleció. La única despedida en todo aquel embrollo fue alguien que no estaba aquella noche en la casa, la asistenta de hogar dominicana, Inmaculada Liriano.
El trasfondo del robo, dice Julián Fernández Cruz, que "hay que buscarlo en una visita inesperada que hubo en el chalet de Encarna, un vehículo conducido por alguien cercano a Isabel Pantoja. Desde el garaje había acceso a las habitaciones sin necesidad de pasar por la casa y nadie investigó esta visita ni interrogó a los presentes aquella noche, la pregunta es ¿por qué?" y a la pregunta de si Encarna Sánchez supo alguna vez el destino de aquellos 43 millones de pesetas, Fernández Cruz remata: "Perfectamente, fue una persona a la que perdonaba todo".
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