Venta ilegal de cadáveres en Valencia: No es casual que pase varias veces.
Expertos ven "sospechoso" que las universidades no advirtieran documentos falsos de la funeraria.
En la mañana de este 29 de noviembre Policía Nacional ha desarticulado un presunto entramado criminal que estaba relacionado con la venta de cadáveres en Valencia. Se ha detenido a cuatro hombres de entre 41 y 71 años, uno de ellos con antecedentes, que finalmente han quedado en libertad provisional. Dos de los detenidos son los responsables de la funeraria investigada y los otros dos trabajadores de la misma. El caso está en manos del Juzgado de Instrucción nº1 de Valencia.
Fue a principios de 2023 cuando las autoridades recibieron el aviso de que se había retirado de manera irregular el cadáver de un fallecido en un hospital. Fue en este momento cuando los investigadores descubrieron que dos trabajadores de una funeraria se habían llevado un cadáver de la morgue de un hospital y presuntamente los trasladaron a una universidad para que fuese objeto de estudio. No se trató de un mero traslado, ya que el cadáver presuntamente fue vendido por unos 1.000 euros sin que ninguna persona cercana del fallecido hubiese dado permiso.
Un tiempo después los agentes descubrieron otro caso en el que también se habían falsificado los documentos, aunque en esta ocasión el fallecido se encontraba en una residencia geriátrica y había firmado la donación días antes de su muerte, aunque tenía menoscabadas sus capacidades mentales. El cadáver fue llevado a una facultad de medicina diferente a la que se firmó en la donación, ya que el destino final ofrecía más dinero a los presuntos delincuentes.
En una conversación con elcierredigital.com el reconocido embalsamador Josep Lluís Mulero explica que “en nuestro caso, un cuerpo no podemos tocarlo si no es con el certificado de la autorización pertinente de la familia. Todo lo que sea ajeno a esto es porque se trata de una persona donante que ha rellenado un documento previo testificando esa donación, en donde se indica qué se va a hacer con el cuerpo y dónde va a ir destinado. Todos los cuerpos que vayan a investigación o universidad deben ir debidamente autorizados por la familia o el fallecido cuando estaba en vida”.
El modus operandi de los detenidos
Estos individuos falsificaban documentación para poder retirar cuerpos de hospitales y residencias para su posterior venta a universidades que utilizan los cadáveres para estudio. Concretamente, falsificaban el libro de registro de los fallecidos y la documentación facilitada al Registro Civil. Fuentes policiales consultadas por elcierredigital.com señalan que estos individuos “facturaron 5.040 euros a una universidad por incinerar once cuerpos que ya habían sido estudiados y que no aparecen en ninguna de las incineradoras que trabajan en Valencia”.
Los presuntos criminales hacían uso de los cuerpos diseccionados para juntarlos con otros restos y realizar una única incineración. De esta forma, cobraban como si hubiera habido una incineración por cuerpo pero solo pagaban por una, sacando así beneficio económico.
Para llevar a cabo esta trama sin ser descubiertos los detenidos investigaban para hacerse con fallecidos extranjeros o españoles que no tuvieran personas cercanas o familiares que pudieran hacer seguimiento de los cuerpos o interesarse por el uso.
“Lo que me sorprende es que la universidad en cuestión no se haya dado cuenta de este entramado al no existir documentos reales. Es indudable que cuando una universidad recibe un cadáver los documentos tienen que estar firmados y verificados. No comprendo cómo se puede falsificar una cosa de este tipo y que quien recibe el cadáver no se dé cuenta de esa falsificación. Me sorprende mucho que no se hayan realizado las comprobaciones adecuadas. Una cosa es que pase en una ocasión, pero cuando son tantos ya no es un error”, añade Mulero.
Algo preocupante de este caso es que las universidades pagaban por estos cadáveres, algo que legislativamente está prohibido y es una práctica ilegal. Tal y como señala ABC, las facultades de medicina que operan en Valencia, que son la Universidad Católica de Valencia, la Universidad de Valencia y el CEU Cardenal Herrera, han desmentido tener algún tipo de relación con esta trama.
“Hacer un negocio así me parece una falta de respeto total a la vida y a la muerte, que forma parte de la vida. No comprendo cómo hay personas que hacen negocios de este tipo y quedan impunes durante tanto tiempo. Estos hechos son dignos de personas indeseables cuyo único interés es el beneficio económico, independientemente de la inmoralidad de sus actos. No hay calificativo para las personas que han hecho esto”, concluye Josep Lluís Mulero.
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