Stonewall cumple 51 años, pero el COVID-19 afecta la celebración LGBTI
Madrid tendrá actos LGBTI virtuales en lugar de presenciales, con mayor alcance esperado.
Este 2020 a pandemia del coronavirus ha paralizado a casi todo el planeta. España una de las mecas del turismo internacional ha perdido varios de sus ganchos internacionales: Semana Santa, las Fallas y ahora, el orgullo. Aunque este año no se realizará actividades propias de una de las fiestas más grandes del país. En elcierredigital.com hemos querido hacer un repaso histórico de porque cada 28 de junio se celebra el día del Orgullo LGBTI
Aquella noche, pero de 1969 una redada policial habitual para hostigar a los clientes de un bar gay acabó en una brutal contestación hartos de opresión. Los hechos se produjeron en el contexto de la lucha por los Derechos Civiles durante toda la década de los sesenta en favor de la población negra y en pro del movimiento feminista. Para muchos, los homosexuales fueron los que completaron estas luchas que pretendían construir una realidad paralela a la oficial.
A finales de los sesenta, el barrio neoyorquino de Greenwich Village se había convertido en una especie de isla gay. Un lugar con bares de ambiente y donde los homosexuales podían tranquilamente conversar en las calles. Un lugar completamente distinto a lo habitual en la época. En esos momentos las conductas homosexuales, que no la homosexualidad en sí, eran ilegales en todo Estados Unidos salvo en Illinois.
El ambiente oficial en los sesenta era de absoluta represión institucional y social. Desde el Colegio de Psicólogos Americanos se seguía considerando la homosexualidad una psicopatía. “El homosexual es promiscuo, incapaz de mantener una relación duradera. No existen los homosexuales felices”, esta frase se podía oír en boca de un psicólogo en una película educativa (El homosexual, 1967) que se proyectaba en colegios mayores a lo largo de todo el país. Todavía eran legales los tratamientos de condicionamiento aversivo, que se basaban en aplicar descargas eléctricas a los homosexuales mientras se les mostraban imágenes de hombres desnudos. Así asociaban el sexo gay al dolor. En algunos Estados se les llegaba a esterilizar y practicar lobotomías.
Paralelamente a la realidad oficial los sesenta fueron unos años convulsos. El movimiento hippy y las protestas por la Guerra del Vietnam fueron de la mano de lo que los historiadores han llamado Movimiento de los Derechos Civiles (Civil Rigthts). Los primeros en alzar la voz fueron los miembros de la población negra que exigían ser tratados como ciudadanos de primera. El movimiento tuvo una cara amable en el reverendo Martin Luther King y una más combativa en los Panteras Negras que llegó a ser considerado un grupo paramilitar. Hacia mediados de la década comenzaron los movimientos feministas más activos. Los últimos en unirse fueron los homosexuales.
La noche que cambió todo
Los llamados sucesos de Stonewall cambiaron el movimiento gay para siempre. Stonewall era uno de los bares más concurridos de Greenwich Village en Nueva York. La noche del 28 de junio, como tantas otras, la policía entró con la intención de realizar una redada. Normalmente, ordenaban parar la música, que se encendieran las luces y cacheaban a los allí presentes tras presentar su documentación. La policía del distrito era corrupta y, en muchas ocasiones, con una buena ‘mordida’ económica se iban por donde habían venido. Quienes peor lo tenían eran las mujeres transexuales. En esos momentos las leyes del Estado de Nueva York, obligaba a que las personas llevaran, al menos tres prendas representativas de su supuesto sexo.
Esa noche del 28 de junio la paciencia de los clientes habituales se había agotado. Para el escritor Eric Marcus “por primera vez los homosexuales tomaron conciencia de grupo”. Seymur Pine se presentó con otros cinco agentes en el local, pero esta vez los clientes se volvieron contra ellos. Siempre habían sido menores en número los policías, pero tradicionalmente el miedo les paralizaba. Espontáneamente la gente rodeó el bar. Cuando los policías salieron con los detenidos, una mujer transexual pataleaba mientras era agredida por los agentes. La gente de la calle se abalanzó sobre ellos y estos se replegaron y se resguardaron en el bar junto a los clientes.
Cada vez más gente se arremolinó en torno al bar. Incluso una transexual ayudada por varias personas arrancó un parquímetro para utilizarlo como ariete para intentar derribar la puerta. Cuando llegaron los coches patrulla la movilización era imparable. Se pincharon ruedas de los coches policiales y la gente lanzaba monedas a los policías gritándoles “cerdos”. Cuando los agentes comenzaron a cargar contra ellos, estos les hicieron frente. Habían llegado los mendigos del cercano Christopher Park y algunos afroamericanos. La policía intentó formar falanges para contenerlos, pero la gente conocía los vericuetos del barrio al dedillo y formaron varios grupos que acorralaban al policía.
Sylvia Rivera, una transexual latina, llegó a cantar canciones junto a otras compañeras ante unos policías atónitos que asistían a un número de cabaret en plena revuelta. Según algunas versiones alguien se subió a un coche y gritó “gay power (poder gay)”. “La policía corría huyendo de nosotros. ¿Alguna vez habíamos visto a un maricón revolverse? ¡Era fantástico!” recordaba el escritor Eric Marcus. Hacia las 4 de la madrugada se extinguió la turba quedando el barrio con un aspecto desolador.
Un día después, Stonewall abrió de nuevo sus puertas a pesar del estado del local. La policía se presentó allí, pero esta vez había más gente. A los homosexuales y vecinos del barrio se sumaron los Panteras Negras, activistas contra la Guerra de Vietnam, hippies, estudiantes y varios colectivos más. Las revueltas fueron peores que la noche anterior.
A partir de ahí, varios colectivos gays hicieron públicos manifiestos en contra de los abusos policiales y la situación legal que padecían. Los activistas que llevaban años creando asociaciones ganaron visibilidad e incluso fueron entrevistados en televisión. Varios de ellos decidieron el 28 de junio de 1970 recordar lo que había ocurrido justo un año antes. La marcha recorrió 51 manzanas hasta Central Park. Un evento que se desarrolló en menos de la mitad del tiempo previsto debido a las ganas de los participantes, pero también por la cautela a la hora de andar por la ciudad con signos y pancartas gays. También se celebraron marchas en Los Ángeles y Chicago. Fue la primera manifestación del Orgullo Gay.
A partir de los sucesos de Stonewall, el movimiento gay salió de la clandestinidad, aunque se han creado mitos no demostrados sobre el asunto como que la bandera LGTB nació porque en el momento de la redada sonaba en el bar la canción Somewhere over the rainbow de Judy Garland. Desde entonces lesbianas, gays y transexuales iniciaron una lucha de forma articulada.
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