Sánchez podría cumplir el sueño de Escrivá haciéndole gobernador del Banco de España
El ministro de Transformación Digital dio sus primeros pasos en esta institución con Mariano Rubio y Luis Ángel Rojo
Solo dos días después de la votación de las elecciones europeas en España, es decir, el próximo martes 11 de junio, se cumple el final del mandato deel gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos. Uno de los mayores dolores de muelas económicos de Pedro Sánchez, que deberá elegir a su sitituto.
Este economista, más próximo a las tesis del Partido Popular, ha discrepado hasta la extenuación contra el Gobierno liderado por el PSOE pese a que, segun los expertos, "los extraordinarios números macroeconómicos convierten a España en uno de los países que más crecen de la Unión Europea".
Pero Sánchez no olvida que Hernández de Cos fue el último gran nombramiento del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que la víspera de perder la moción de censura frente al actual presidente del Gobierno decidió nombrar como gobernador de la máxima institución económica española, el Banco de España, durante seis años a un economista que se autodenomina "independiente".
El gobernador, pese a su afinidad con Alberto Núñez Feijóo, se despidió hace unos días del Congreso de los Diputados cargando contra el descrédito de la clase política, que, según diversos estudios, es tan real como el descrédito entre la ciudadanía que generan algunos los economistas.
Sánchez ahora sopesa una terna de candidatos. Es lo único que ha trascendido. Algunas fuentes internas de La Moncloa advierten de las dificultades para predecir su intención, "ya que el individualismo del presidente a la hora de tomar decisiones dificulta la filtración de las mismas antes de ser anunciadas", señalan a elcierredigital.com.
En el ámbito progresista agradaría que Sánchez nombrase a una mujer como gobernadora, hecho inédito en los 168 años de historia de la institución, pero también se recuerdan las apuestas endogámicas del presidente, premiando o encomendándo tareas muy concretas a ministros o exministros afines a sus tesis. Véanse Salvador Illa, Dolores Delgado, Nadia Calviño, Teresa Ribera, Reyes Maroto, José Miñones o Carolina Darias.
Pero en la terna de favoritos para hacerse con el cargo de gobernador del banco de España aparece José Luis Escrivá, que ha intentado relajar las quinielas. "No es algo que tenga pensado", aseguró hace unos días el todavía hoy ministro de Transformación Digital y de la Función Pública.
Escrivá lleva ya más de cuatro años en el Gobierno y sabe que es mejor no postularse a un cargo, ya que la decisión la tomará personalmente Sánchez. El presidente conoce que este economista natural de Albacete (1960) sueña con gobernar la institución heredera del Banco de San Carlos, que el monarca Carlos III fundó en 1782 para regir la conversión de vales reales en metálico y que fue fundada en 1856 para agrupar las competencias de bancos locales, que acabaron perdiendo la posibilidad de imprimir billetes.
El órgano supervisor del sector bancario tiene algunas cicatrices en su historia, como la pérdida de poder durante el franquismo, y también varios hitos, desde la integración de España en la Comunidad Económica Europea en 1985 o la entrada en el euro en nuestra economía en 1999, lo que conllevó a que la moneda europea comenzase a circular por la piel de toro en 2002.
En favor de Escrivá navega su prestigio, el carácter técnico que avala la mayoría de sus decisiones, con algunos momentos virales (como cuando confundió un atril modernista con un vaso de agua) y, sobre todo, su falta de enemigos (tanto en el Gobierno, como dentro del propio PSOE, pasando por los socios del Ejecutivo, la oposición o, incluso, la prensa conservadora).
Cierto es que la decisión de nombrar a Escrivá como 'virrey' de la emblemática sede económica, sita en la confluencia de las calles madrileñas Alcalá y Paseo del Prado, podría descapitalizar el Gobierno.
No hay que olvidar que el hoy ministro de Transformación Digital y de la Función Pública ha aparecido en los puestos nobles de los mejor valorados en varias ocasiones. Y que tiene una contrastada habilidad para evitar 'charcos políticos', pese a sus tensiones con Podemos a la hora de recalcular las pensiones o sus 'eléctricas' entrevistas con Carlos Alsina.
Avalado por un gran currículum
El ministro Escrivá tiene marcados ambiciosos retos en las dos áreas que dirige: el campo digital y el de la administración española, pero algunas personas afines recuerdan que "podría apartarse sin dificultades, tras marcar las hojas de ruta a seguir por el Gobierno a la hora de modernizar al Estado en los ámbitos digital y laboral".
Su decisión de no batallar cuando fue apartado al frente de ministerio de Seguridad Social en 2023, o de no ambicionar la vicepresidencia económica tras la marcha a Bruselas de Nadia Calviño, podrían hacer pensar que Escrivá sabía que Sánchez le tenía reservado el reto de gobernar la institución en la que dio sus primeros pasos laborales y profesionales: el Banco de España.
Cabe recordar que el albaceteño José Luis Escrivá tiene un currículum que avalaría su nombramiento: es un reconocido economista internacional y auditor fiscal, uno de los mayores expertos europeos en la rama de econometría y fue el primer presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), precisamente, cuando Mariano Rajoy la puso en marcha por orden de la UE.
El ex líder gallego del PP quería un organismo que ejerciese como 'cinturón económico de castidad' contra los desmanes de las administraciones públicas españolas, en los tiempos en los que desde Bruselas recomendaban tijeras para batallar la crisis iniciada en 2008.
Escrivá dio sus primeros pasos profesionales en el mundo económico en los años ochenta en el Banco de España, primero a las órdenes de Mariano Rubio y luego al principio de los 90 bajo el control de Luis Ángel Rojo (el gobernador que intervino Banesto y que fue uno de los artífices de la entrada a primera hora de España en el euro).
Allí, en el Banco de España, Escrivá trabajó en el reconocido Servicio de Estudios y dentro del proceso de integración monetaria. Ese último papel ejercido ayudó a que fuese nombrado en 1999 jefe de la División de Política Monetaria del Banco Central Europeo en Frankfurt (Alemania). En 2004 fue fichado por el BBVA, entidad para la que dirigió su Servicio de Estudios y el Área de Finanzas Públicas.
El currículum de Escrivá está íntimamente relacionado con Albacete, que es una ciudad en la que su familia era muy conocida: su padre fue Joaquín Escrivá Reig, célebre traumatólogo que presidió el Albacete Balompié entre 1953 y 1955, hecho por el cual el ministro recibió un emotivo homenaje el pasado año en el Estadio Carlos Belmonte, que su tío, alcalde de la ciudad castellano-manchega entre 1955 y 1960, todavía le pone su nombre al estadio de fútbol municipal alcaceteño.
También una de las primas segundas del ministro es Carmina Belmonte, que en 1991 se convirtió en la primera alcaldesa de la mano del PSOE en una capital de provincia española tras hacerse con el poder en Albacete.
Los retos del futuro de Escrivá
Pero el ministro Escrivá tiene varios retos que podría seguir afrontando en caso de nos ser nombrado gobernador. Uno de ellos es torear con la Inteligencia Artificial a la que, a diferencia de otros, no tiene miedo: "Los ámbitos de aplicación de la inteligencia artificial y la utilización masiva de los datos por medio de herramientas generativas de inteligencia artificial ofrece unas posibilidades enormes y el sector público claramente puede y debe ser un punto de experimentación. Debe serlo porque eso va a permitir testar esa eficiencia por parte del sector público y, además, ver cuáles deben ser los límites que debemos poner y dónde debe genuinamente limitarse al uso de la inteligencia humana", señaló hace unos días.
Cabe recordar que Escrivá se ha propuesto tres grandes tareas para esta legislatura: conseguir un consenso para utilizar de forma ética la Inteligencia Artificial con el fin de "aprovechar al máximo sus posibilidades, tanto para la inversión privada como para la administración, pero siempre con la ciudadanía en el centro"; desarrollar las capacidades tecnológicas del país a partir de las fortalezas existentes; y modernizar la Administración.
Y para este último reto no quiere rebasar el peso del funcionariado en la masa laboral autóctona, sino dotar a los empleados públicos "de las mejores herramientas para aprovechar las nuevas tecnologías y mejorar, con ello, los servicios públicos".
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