Repsol se apoya en Junts per Catalunya y en el PNV para ganarle el 'pulso' a Sánchez
Imaz, presidente de la energética, advierte con llevarse la inversión a Portugal si el Gobierno consolida un impuesto
La intención de La Moncloa de cronificar un impuesto especial a las energéticas ha soliviantado a compañías como Repsol. La petrolera presidida por Josu Jon Imaz hace 'oídos sordos' a que España tenga una presión fiscal muy por debajo de la media europea.
Repsol no está en su mejor momento reputacional. Teniendo en cuenta las acusaciones de 'ecopostureo' que la obligará a defenderse de una denuncia de Iberdrola. Esta empresa, con el apoyo implícito del Gobierno, ha denunciado que los de Imaz no pueden erigirse en líderes de la transición digital cuando apenas el 1% de su negocio depende de las energías renovables.
Por ello, Josu Jon Imaz ha desempolvado el cuadernillo político. Aquel con el que logró tener el control del PNV, la formación nacionalista vasca de la que salió por la puerta de atrás. "El presidente de Repsol quiere utilizar ahora la fuerza de su compañía y la 'debilidad' del Gobierno para ejecutar una estrategia contra el Ejecutivo Central", declaran fuentes solventes a elcierredigital.com.
Actualmente, existe cierto temor en Repsol por si movimientos ecologistas auspician un boicot a sus gasolineras. Pero Imaz hace oídos sordos y se ha lanzado en tromba contra Pedro Sánchez, que quiere consolidar el citado impuesto energético.
Imaz y el nacionalismo periférico
Pero, además, Imaz tiene otra guerra abierta. Convertir residuos urbanos en combustible en el proyecto pionero de Repsol en Tarragona.
La petrolera tenía previsto invertir allí unos 1.100 millones de euros. Pero, sin embargo, este negocio podría acabar en Portugal, tal y como han advertido ya desde la compañía a la formación de Puigdemont, Junts per Catalunya.
Los de Carles Puigdemont ya han dicho,en privado, que no van a apoyar los planes eneregéticos del Gobierno ante temor a la advertencia de Imaz. Pero el presidente de Repsol está teniendo, al contrario, menos eco en su antigua formación del PNV, aunque los jeltzales también se han puesto de perfil tras advertir el giro postcovergente.
Imaz lo tiene claro. Quiere jugar todas sus cartas y en todos los frentes. Entre ellos, la prensa. Repsol es actualmente uno de los grandes anunciantes de los medios de comunicación españoles.
Y así, Imaz publicó hace unos días una tribuna en La Vanguardia a favor de sus tesis: "Los partidos que conforman el Gobierno han presentado una propuesta para hacer permanente un nuevo impuesto al sector energético más allá del que, como cualquier otra empresa, pagan por sus beneficios en concepto de Impuesto de Sociedades. No hay debate. No hay un análisis riguroso de las consecuencias. No hay siquiera interlocución franca con las empresas industriales. Simplemente el populismo y la demagogia al grito de que paguen las empresas para favorecer a los que lo pasan mal", escribía.
"Aquellos políticos que incluso en privado reconocen que esa doble imposición es un dislate, no se atreven a alzar la voz. Por temor a ser considerados defensores de los 'ricos y de las empresas'. Exponiéndose a que lancen a las masas contra ellos por 'antisociales'", añadió.
"No les oculto que el reto financiero y tecnológico es elevado, pero la apuesta por la industria y su empleo merece la pena. Ahora, el populismo fiscal va a penalizar esta actividad con un gravamen discriminatorio que imposibilita que esa inversión pueda llevarse a cabo. Si ya era difícil competir con la inversión energética en Estados Unidos, este golpe lo hace imposible", remató.
El origen del conflicto
El origen del conflcito arranca en 2022. Cuando desde el Ejecutivo se intentó mejorar los ingresos, para domar la inflación, mediante una recaudación extraordinaria de la banca y las eléctricas.
Esto fue el origen de los impuestos extraordinarios surgidos en 2022. Y ambos sectores empresariales todavía a día cde hoy se duelen del golpe.
Quizá, las urnas no provocaron este pasado verano el cambio político deseado por las eléctricas. Estas pidieron por activa y pasiva al Ejecutivo que aparcase este impuesto. Para muchos con los 'beneficios caídos del cielo', que elevan a las petroleras, eléctricas y gasistas.
"Los beneficios no caen del cielo, salen del bolsillo de los consumidores que pagan los recibos. Y este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos. Pedimos a las grandes empresas que cualquier beneficio suplementario derivado de esta situación revierta en los trabajadores", aseguró el presidente Pedro Sánchez.
Repsol no protestó por la aprobación de un impuesto con el que España seguía la senda emprendida por países escasamente 'socialcomunistas'. Es el caso de Reino Unido o Francia. Pero la decisión del Gobierno de mantenerlo en 2024 motivó el enfado de su CEO, Josu Jon Imaz. El directivo aparcó su perenne cordialidad al advertir a La Moncloa que Repsol suspendería algunas inversiones en España si continúa con el impuesto.
El pulso de Repsol
Una de las principales filiales de Repsol, Petronor, dejó el pasado año en el aire la ubicación de la planta industrial de combustible sintético y un electrolizador en Euskadi. ¿El motivo? La supuesta falta de seguridad jurídica que sufre España.
El presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, afirmó que "esa planta industrial estará en 'stand-by'. Porque tendremos que implantar una inversión industrial en un entorno regulatorio no solo amable, sino previsible".
Las inversiones quedan en el aire para enfado de La Moncloa, que tal y como contó Elcierredigital.com intentó rebajar la guerra. El Gobierno utilizó en la batalla al PNV y al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. El socialista gozó de gran sintonía con Imaz cuando él era presidente del Gobierno y el directivo lideraba al PNV.
Los mediadores intentaron evitar que Respol aparcase los 1.500 millones de euros de inversiones que tenía previstos en Bilbao, Tarragona y Cartagena. E intentar que Imaz volviera a la senda de cordialidad con el Gobierno. Cabe recordar que La Moncloa apoyó a Imaz para que se convirtiera en el presidente del Patronato de la Fundación Consejo España-EEUU (que busca reforzar los vínculos comerciales entre ambos países).
"Es un honor representar a una entidad de referencia en las relaciones entre España y Estados Unidos. Tanto el mundo empresarial como el científico y cultural español han desplegado en Estados Unidos sus grandes capacidades y vasta experiencia. Y desde la Fundación seguiremos trabajando para reforzar nuestra cooperación y mejorar el conocimiento e imagen entre nuestros países", aseguró Imaz entonces.
Comisiones Obreras salió en tromba el pasado año contra Imaz por su "obscena" advertencia. El secretario general del sindicato, Unai Sordo, afirmó que "ninguna empresa va a desinvertir en un país simple y llanamente porque se mantenga un impuesto. Además, este tiene una afectación muy limitada sobre sus beneficios".
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