Qué esconden las peleas de gallos ilegales en España: Robos, apuestas y narcotráfico
Varios vídeos denunciando el robo de gallos de pelea en Valladolid destapan lo oculto tras este viejo negocio ilegal
Un simple vídeo publicado en redes sociales ha desatado una mezcla de indignación, burlas y curiosidad sobre una práctica que muchos creían de película: las peleas de gallos. Hace unos días, un grupo de personas de raza gitana del barrio de Las Flores de Valladolid compartió un vídeo. Reclamaban que se les devolvieran sus gallos robados. Unas aves de las que decían que eran "conocidas en toda España y Francia".
En el vídeo, lleno de frases amenazantes, los afectados daban a los ladrones un ultimátum de 24 horas para devolver los animales, valorados en 12.000 euros. "No queremos jurar por cuatro plumas, pero cuando nos ponemos, somos malos", afirmaba uno de los denunciantes frente a la cámara.
El vídeo se hizo viral en cuestión de horas, sumando miles de reproducciones y comentarios en plataformas como TikTok y X. También ha generado algún que otro meme en las redes. Sin embargo, no fue el único vídeo.
En un segundo vídeo, el grupo elevó el tono amenazante al denunciar que habían sido engañados por cuentas falsas en redes. Días después, la Guardia Civil ha localizado a los gallos en Soria, poniendo fin al episodio.
Sin embargo, de los 30 animales robados, los denunciantes solo han recuperado 10, de los cuales dos estaban muertos. Según los investigadores, ninguno presentaba signos de haber sido usado para peleas. Los 20 gallos restantes siguen en paradero desconocido.
Este peculiar caso ha despertado el interés en la historia y ha puesto el foco en las peleas de gallos. Una práctica que mezcla tradición, clandestinidad y crueldad animal.
Una tradición milenaria con raíces culturales
Las peleas de gallos son una de las tradiciones más antiguas conocidas por la humanidad. Se cree que surgieron en Asia hace más de 6.000 años, concretamente, en India y China. Allí, los gallos son considerados símbolos de valentía y fuerza.
Posteriormente, estas luchas se extendieron por Europa en Grecia y Roma, donde servían como preparación para la guerra y entretenimiento. Con la expansión del Imperio Romano y la colonización europea, la tradicional práctica también llegó a América. En particular a países como México y Colombia, donde aún hoy tienen una gran aceptación.
En España, las peleas de gallos fueron populares durante siglos, especialmente en zonas rurales. Actualmente, están prohibidas por la Ley de Bienestar Animal, aunque con excepciones en Andalucía y Canarias.
En estas regiones, las peleas se permiten bajo la justificación de considerarse "pruebas de selección genética" para preservar el gallo combatiente español. Las peleas deben cumplir estrictas regulaciones, como la prohibición de las apuestas y no ser espectáculos públicos. Sin embargo, muchos denuncian que estas normas se utilizan como excusa para mantener viva una práctica cruel.
El lado oscuro: entrenamiento y explotación animal
La preparación de un gallo para el combate incluye un entrenamiento intenso y cruel. Se seleccionan aves especialmente agresivas a los que les mutilan las crestas y barbillas para evitar que sean heridas durante las peleas. También se les colocan cuchillas afiladas en los espolones para maximizar el daño a sus oponentes, algo que es ilegal.
Este 'entrenamiento' altera el comportamiento natural del animal, convirtiéndolo en una máquina de combate. Las peleas clandestinas, aunque ilegales, siguen siendo comunes. Suelen realizarse en reñideros improvisados, con medidas de seguridad extremas para evitar ser descubiertas.
Según las autoridades, estas redes no solo fomentan el maltrato animal, sino que están vinculadas a otros delitos. Entre ellos, el narcotráfico, el blanqueo de dinero y el tráfico de sustancias ilegales para "mejorar" el rendimiento de los animales. Además, se realizan apuestas de importantes sumas de dinero o joyas y productos que han sido previamente robados.
En estas peleas muchos gallos acaban tuertos o incluso muertos dada la gravedad de la pelea. Si el gallo muere, a su dueño le espera una pena de un año y medio de cárcel, según el Código Penal. Da igual si lo hace durante la pelea o durante el entrenamiento.
Las peleas sí permitidas (en Canarias o Andalucía) también penan que haya ensañamiento en presencia de menores.
En las clandestinas, además de las cuchillas en los espolones o las apuestas de importantes sumas, el consumo de alcohol y sustancias está a la orden del día. Sirven de estimulantes para aumentar la diversión humana.
En el foco de operaciones policiales
En los últimos años las fuerzas de seguridad han desmantelado importantes redes de peleas de gallos en España. En 2024, sin ir más lejos, Valencia o Murcia fueron protagonistas de estas prácticas ilegales de maltrato.
En una finca agrícola de Fuente Álamo (Murcia), la Guardia Civil desmanteló un coliseo clandestino con capacidad para 200 personas. La instalación incluía gradas, marcadores electrónicos, jaulas para los gallos y un sistema de apuestas que movía decenas de miles de euros. Los gallos encontrados presentaban mutilaciones y espolones afilados.
Lo mismo en Valencia, en la pedanía de La Punta, donde la policía local descubrió un criadero de gallos entrenados para el combate. Había caminadoras diseñadas para fortalecer sus patas y una zona de combate con restos de sangre. Los propietarios alegaron pertenecer a una federación reconocida, pero las pruebas apuntaban a actividades ilegales.
La Guardia Civil disuelve una pelea de gallos ilegal donde se concentraban cerca de 90 personas
Lo de los robos tampoco es nuevo. En 2022 saltaban las alarmas a causa de unos robos en criaderos de Sanlúcar de Barrameda y Guadalcacín. Gracias a las investigaciones, se descubrieron numerosas peleas ilegales.
En uno de los casos, fueron 39 los gallos sustraídos por una banda organizada, valorados en 36.000 euros. Se evidencia con ello la alta demanda de estas aves en el mercado clandestino.
Debate legal y social: ¿Tradición o crueldad?
El caso de los gallos robados en Valladolid y su hallazgo en Soria no es solo una anécdota viral, sino un reflejo de las tensiones entre tradición y bienestar animal. Mientras algunos defienden estas prácticas como parte del patrimonio cultural, otros señalan que fomentan el sufrimiento animal e incitan las redes delictivas.
En España, el Código Penal establece penas de hasta un año y medio de prisión por maltrato animal. Esta pena aumenta si se utilizan cuchillas en los espolones o si las peleas involucran menores. Sin embargo, las excepciones legales en Andalucía y Canarias generan contradicciones que complican la supresión total de estas prácticas.
Desmantelan organización de peleas de gallos
A nivel internacional, las peleas de gallos están prohibidas en gran parte de Europa, aunque siguen siendo legales en países de América Latina y Asia. En algunos casos, estas luchas se consideran parte de la identidad cultural, lo que dificulta la implementación de leyes más estrictas.
El hallazgo de los gallos robados y el impacto de los videos ponen de nuevo en el centro del debate una tradición que se enfrenta cada vez a más críticas.
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