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INVESTIGACIÓN

Preocupa la salud de Irene de Grecia, que lucha contra la enfermedad del olvido

La princesa Irene de Grecia se ha convertido en la gran preocupación de la reina Sofía.

La princesa Irene de Grecia siempre ha sido una gran desconocida y, desde este pasado mes de octubre, se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la Reina Sofía a causa del Alzheimer que le ha sido diagnosticado. Desde hace un par de años, las apariciones públicas de la hermana de la Emérita se han reducido.

Era este pasado 20 de diciembre cuando acudía junto al resto de la familia real española a celebrar el cumpleaños de la infanta Elena y nueve días después aparecía junto a su hermana en el concierto solidario de Navidad de la orquesta ‘La música del reciclaje’, celebrado en el Teatro CaixaBank Príncipe Pio de Madrid. A principios de enero, la princesa Irene regresaba al país heleno para recordar a su hermano, el rey Constantino II cuando se cumplía un año de su fallecimiento.

Era este pasado mes de octubre cuando la revista Lecturas informaba que a la que es la mayor confidente de la Emérita "se le están borrando los recuerdos”. Según informaba el medio mencionado, Irene de Grecia no solo estaría olvidando momentos de su pasado, sino que también tendría dificultad para reconocer los nombres o las caras de sus seres queridos. Fue la propia Sofía de Grecia la que se dio cuenta de que algo iba mal con la memoria de su hermana, con quien reside en el Palacio de la Zarzuela .

La confidente de doña Sofía

Junto a la reina Sofía siempre ha estado la princesa Irene de Grecia. Una mujer discreta y poco conocida que hace unos años estuvo en el ojo del huracán de Anticorrupción por las supuestas tarjetas black de la reina Emérita de España. La princesa griega exiliada es una de las personas más discretas del entorno de Zarzuela y vive en España prácticamente desde los años 80, aunque apenas se deja ver en nada que sea oficial.

Irene de Grecia y Dinamarca nació en Sudáfrica el 11 de mayo de 1942, cuando sus padres, los reyes de Grecia, Pablo y Federica, estaban ya en el exilio debido a la II Guerra Mundial. Su anfitrión en Sudáfrica fue el general Jan Christian Smuts, primer ministro del Dominio británico. Era la segunda vez que la familia real helena era enviada fuera del país y no sería la última. Era la tercera hija de los monarcas, cuatro años menor que Sofía, y dos menos que Constantino, el llamado a ser rey. Tal vez por eso fue siempre la más discreta de la familia y la que menos llamaba la atención de la prensa.

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La princesa Irene de Grecia. | El Cierre Digital

Durante su primera juventud fue la arqueología su vocación. Una pasión que también compartía con su hermana Sofía, y juntas llegaron a publicar un libro al respecto a finales de los años cincuenta. También compartían el amor por la música. Sin embargo, Irene sí intentó dedicarse a ella profesionalmente. De hecho, tuvo como profesora de piano a la gran Gina Bachauer, que la convenció para dar una serie de conciertos. La crítica especializada aseguraba que tenía facultades, pero su madre, la reina Federica, la convenció para que no siguiera por ese camino al no considerarlo adecuado para una princesa en ejercicio. Un error de cálculo a tenor de lo que la Historia les tenía preparados.

El exilio de Irene en India

En 1967 hubo un golpe de Estado militar en Grecia. El rey Constantino, que había accedido al trono tres años antes, intentó, seis meses después, un contragolpe, pero salió mal y los militares le enviaron a la embajada helena en Roma. Seguía siendo el rey, pero de facto no tenía ningún poder. El 1973 fue depuesto.

Un año después, tras la caída del régimen militar, se organizó un referéndum democrático para decidir la forma de Estado. La campaña republicana fue un éxito. No usaron para pedir la república la imagen del rey sino la de su madre, la reina Federica. “Si votáis que sí, vuelve”, rezaban los carteles republicanos, sabedores del mal recuerdo que había dejado la reina en su país. Ésta junto a su hija Irene se fueron al exilio en Madrás (India).

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La princesa Irene de Grecia. | El Cierre Digital

Constantino fue rechazado por el país de origen de su mujer, Ana María de Dinamarca. Vivieron juntos en Londres hasta la muerte de Constantino, en enero de 2023. Irene vive en España desde la muerte de su madre, en 1981. En 1993, Irene recibió 900.000 euros del Gobierno griego como parte de la demanda de Constantino ante la Corte Europea de Derechos Humanos por la incautación ilegal de sus propiedades en Grecia. Desde entonces, su vida ha sido discreta y evita la publicidad todo lo posible. La hija del rey Pablo de Grecia sólo ha accedido a conceder entrevistas para promocionar sus obras de beneficencia.

La ‘tía Pecu’

Irene de Grecia es conocida por sus sobrinos como la ‘tía Pecu’, ya que tal y como reveló a su biógrafa Eva Celada, que escribió ‘La princesa rebelde’, “me llaman así porque soy la excéntrica de la familia, la peculiar”. Irene de Grecia, según una anécdota que publicó Televisión Española, “huye de lo ostentoso y del lujo evidente: se dice que solo va a la peluquería para citas relevantes y que no le gusta llevar joyas llamativas. Es más, en un evento supuestamente contó que "se había comprado unos zapatos por tan solo 20 euros en el mercadillo de Majadahonda": 

Amante de la cultura hindú, es la fundadora y presidenta de la Fundación Mundo en Armonía, una organización filantrópica sin ánimo de lucro.  En 1989, ella misma llevó a India en un avión vacas lecheras adquiridas en Cantabria.

Su vida sentimental ha sido bastante discreta. No se le han conocido apenas relaciones. En los años sesenta las revistas del corazón hablaron de un posible compromiso con algún príncipe alemán, pero nunca se hizo efectivo. En los 70 se habló de un posible noviazgo con Gonzalo de Borbón-Dampierre, primo hermano del rey Emérito, relación que no gustaba mucho a su hermana. En 1975 se rumoreó el interés de ella hacía Jesús Aguirre, pero éste prefirió unirse a Cayetana de Alba, con la que se casó en 1978.

Dos mujeres mayores aplaudiendo y sonriendo en un evento.
Irene de Grecia junto a doña Sofía. | El Cierre Digital

En los años ochenta vivió un romance con Guido Brunner, el que fuera embajador alemán en España vinculado a las comisiones del AVE a Sevilla en los años noventa. Sin embargo, esta relación no gustaba en Zarzuela y, dicen que fue su cuñado, Juan Carlos I, quién abortó el noviazgo, porque no lo consideraba apropiado.

Hace más de 20 años, vivió un momento complicado cuando se le detectó un cáncer de mama. Finalmente, venció a la enfermedad y desde entonces su salud le ha seguido dando disgustos. En 2008 visitando Atenas se cayó y tuvo una fractura en un pie. Hoy, visiblemente envejecida y con pérdidas de memoria, sigue fiel a la discreción. Y es la fiel compañera y confidente de la Reina Sofía de Grecia, que no la abandona. Especialmente en estos momentos tan duros para ella.

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