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INVESTIGACIÓN

Noelia de Mingo amenazó en 2018: ‘Voy a matar a papá porque es malo.’

La doctora mostró descompensación desde su salida de la cárcel, dos años antes del ataque en El Molar.

De Mingo pasó 14 años en el psiquiátrico penitenciario por asesinar en 2003 a una compañera, un paciente, y un familiar de otra paciente en el hospital donde trabajaba, la Fundación Jiménez Díaz. En 2017 de Mingo, tras disfrutar de largos permisos en libertad, salía a la calle gracias a los informes favorables de los psiquiatras que la trataban y que pontificaron por escrito que “Noelia de Mingo no representa un peligro para los demás ni para ella misma”.

Los familiares de las víctimas de la Fundación Jiménez Díaz, entonces Hospital de la Concepción, se opusieron frontalmente a la libertad de la mujer. Las familias de las víctimas siempre denunciaron que la familia de Mingo y los responsables del hospital no hicieron todo lo posible para evitar el trágico ataque de la enferma diagnosticada de esquizofrenia paranoide, y temían que los hechos se repitieran.

A pesar de todo, la Audiencia Provincial de Madrid la dejó en libertad basándose en la opinión casi unánime de los psiquiatras que la evaluaron “si bien Noelia de Mingo padece una enfermedad para la que no se conoce cura, esquizofrenia paranoide crónica, se mantiene estable, no ha vuelto a presentar desde su internamiento episodios de descompensación, es plenamente consciente de su dolencia y reconoce perfectamente los síntomas que pudieran hacerle ver que puede empeorar”. La Audiencia Provincial puso como condición que Noelia de Mingo se sometiera a tratamiento ambulatorio bajo vigilancia y que de su custodia se encargara su madre, que estaba a punto de cumplir 80 años.

En contra, los familiares de las víctimas advirtieron a través de su abogado Carlos Sardinero que la mujer no estaba en condiciones de velar por la salud de su hija, y recordó que bajo su custodia precisamente se produjeron los asesinatos de 2003. “El buen comportamiento de Noelia en el psiquiátrico penitenciario no se puede extrapolar a la calle, las condiciones cambian, hay rechazo, frustración y eso lleva directo a una descompensación que ya sabemos como acaba... Cuando Noelia de Mingo se enfada, no destroza cosas, agarra un cuchillo y mata”.

Sin embargo, desde 2017 Noelia y su familia cumplieron con la parte del control médico, acudiendo puntualmente a sus citas de vigilancia y tratamiento, de hecho, De Mingo acudió a que le inyectaran sus medicamentos solo cuatro días antes de que el 20 de septiembre atacara, cuchillo en mano, a la cajera del supermercado de El Molar donde residía.

Personal médico de emergencias de Madrid atendiendo una situación junto a una ambulancia.
Ataque en El Molar. | El Cierre Digital

¿Entonces, qué ha fallado? Los familiares de las víctimas consultados por este diario señalan directamente a un fallo de los controles por parte de su familia. Según ha podido saber elcierredigital.com, Noelia ya dio nuevas muestras de descompensación desde que salió de la cárcel. En concreto, en el año 2018 durante un proceso de conflicto familiar por motivos personales que acabó ante la policía, el cuñado de Noelia de Mingo relató a los agentes amenazas de muerte por parte de la doctora.

El cuñado de Noelia relató a la policía un episodio estremecedor. Les contó que un verano de 2018, mientras paseaban en familia por el parque, Noelia de Mingo llevaba de la mano a su sobrina menor de edad cuando comenzó a apretarle la mano con fuerza a la pequeña hasta que la niña se quejó. Fue entonces cuando el padre reprendió a Noelia de Mingo. Un mes después, la menor le relató al padre que su tía le dijo textualmente “voy a coger un cuchillo para matar a tu padre, porque es malo”. El miedo hizo presa en el cuñado de Noelia de Mingo que, sin embargo, culpaba de la situación a la madre de la enferma. Según el denunciante, la madre ejercía un control absoluto sobre Noelia.

El incidente no llegó a oídos de la autoridad judicial con potestad para cambiar el régimen de vida de la doctora, y no fue el único suceso desde su puesta en libertad en 2017. Un año después del presunto incidente con su sobrina, Noelia de Mingo volvía a hacerse notar en un supermercado de la localidad madrileña donde vivía con su madre. Fue en 2019, cuando la mujer protagonizó un “incidente”, según cuentan sus familiares a los médicos, cuando no se le hizo un descuento por unos productos que no había comprado.

La doctora de Mingo no volvió a regresar al supermercado hasta dos años después, en 2021. El 20 de septiembre de ese año Noelia de Mingo acudió armada con un cuchillo de grandes dimensiones al supermercado y arremetió contra la cajera a la que apuñaló de gravedad en el tórax. Solo la intervención decidida de una pareja de policías locales evitó que la agresora se cobrara más víctimas, a pesar de que Noelia intentó clavarle el cuchillo a uno de los agentes. Al final la redujeron mientras ella les suplicaba a gritos que le pegaran un tiro.

El historial de incidentes que protagonizó la doctora desde su puesta en libertad, y que ahora se van conociendo con cuentagotas, hace dudar sobre la capacidad que tiene la familia de la doctora para mantenerla bajo control. Fernando Alberca, pareja de la doctora Leila El Ouaamari, asesinada por Noelia en 2003, va más lejos aún. Alberca sospecha que la familia de Noelia la ha protegido y no ha informado sobre los incidentes y el estado de la doctora, con el peligro que representaba para todos los vecinos de El Molar, tal y como se demostró con el ataque en el supermercado. “Es una situación parecida a la que vivimos antes de los asesinatos de 2003, cuando los responsables médicos del hospital manipularon informes y turnos de la doctora Noelia de Mingo para encubrir el peligro que representaba para sus compañeros y los pacientes”.

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