Manuel Mouriño sopesa vender el Celta de Vigo: Guerra del dueño de GES contra el PSOE
El vigués, presidente del grupo mexicano GES, encadena varios años de enfrentamientos contra su alcalde Abel Caballero
El próximo 13 de diciembre se cumple un año desde que Marián Mouriño se incorporó como presidenta del Real Club Celta de Vigo. Desde 2006 el cuadro deportivo gallego es propiedad de su padre, el magnate Manuel Mouriño.
El empresario intentó alejarse de las guerras con el alcalde Abel Caballero y dejó paso a su hija, convertida en primera presidenta del club vigués. "Nuestra felicitación a Marián Mouriño por su nombramiento como presidenta del Celta. Nuestros mejores deseos y nuestro apoyo total al club", señaló el edil socialista tras conocer su nombramiento.
Pérdidas en las cuentas del Celta
La familia Mouriño ve con "inquietud" las pérdidas del Celta, que encadena más de 30 millones de euros en números rojos desde 2024. El club perdió 9,4 millones en la pandémica temporada 2020-21 y en la campaña siguiente obtuvo apenas 131.994 euros de beneficios.
A ello se suman los 2 últimos cursos, cuyas cuentas "han sido preocupantes". El Celta sumó 13,3 millones de pérdidas en la 2022/23 y 7,5 millones en la pasada campaña. Estos números contrastan con los de la década pasada, cuando el club encadenaba varios ejercicios positivos.
Las pérdidas podrían haber invitado a la familia Mouriño a vender el Celta, por el que pidieron 200 millones de euros en otoño de 2023. El cartel de 'se vende', señalan fuentes cercanas al club vigués, seguiría vigente. Especialmente, si llega una oferta por esta cantidad que algunas voces del sector deportivo creen que está por encima de la del mercado.
Los Mouriño y su andadura
A los Mouriño casi se les "atraganta" la temporada del centenario o 'Celtenario'. C.Tangana puso el himno, pero los goles no llegaban y Rafa Benítez fue cesado como entrenador cuando se olía a descenso. El ascenso al banquillo de Claudio Giráldez, que entraba al filial, supuso un revulsivo para el club (que se mantuvo en Primera División).
Carlos Mouriño (Vigo, 1943) ha acabado en esta aventura deportiva tras una vida de triunfos en el campo empresarial. El propietario del Celta estudió en los salesianos de su ciudad y acabó en Madrid como directivo de la empresa Nautrónica. Pero la crisis de esta compañía de equipamiento marítimo le hizo cambiar el rumbo.
En 1978 saltaba el charco para trabajar en México, en una cadena hotelera del padre de su mujer. Y posteriormente se convirtió en el rey de las gasolineras aztecas tras comprar el Grupo Energético del Sureste (GES).
El 'neoindiano' volvió a su tierra. Y en 2006 se hizo con el Celta tras comprárselo a Horacio Gómez, que se despidió con el equipo clasificado para la UEFA. El estreno de Mouriño no se pudo dar peor, ya que el club descendió ese mismo año y no recuperaron la categoría de oro hasta 2012, con Iago Aspas como icono.
Su gestión del Celta ha levantado "algunas ampollas". Las cuentas del pasado curso, por ejemplo, incluyen un préstamo de cuatro millones de euros del Celta al grupo GES, su matriz empresarial. Pese a ello, su hija Marián dice que el dinero tiene que estar "en el campo".
Marián Mouriño
Marián Mouriño sigue apostando por suavizar la comunicación del Celta. La directiva, que llegó a México con solo 4 años y a su vuelta fue directiva de la teleco Comunitel, trabaja en el club desde el desembarco de su padre.
La nueva presidenta promueve el carnet celtista (que ha superado los 30.000 inscritos), la renovación de la app del equipo. O el lanzamiento de la OTT de deporte gallego GS360, que podría convertirse en nueva fuente de ingresos para el club.
El origen de la guerra con Abel Caballero
La decisión de la familia Mouriño de impulsar una nueva ciudad deportiva para que su equipo entrenase lejos del complejo municipal de A Madroa agrietó la relación con el Ayuntamiento de Vigo, también propietario del estadio Balaídos.
Manuel Mouriño se "hartó" del alcalde Abel Caballero. Y ambos parecieron emular la guerra noventera entre el presidente del Dépor César Augusto Lendoiro (del PP) y el alcalde coruñés Paco Vázquez (PSOE).
La guerra en Vigo acabó con el acercamiento de Mouriño al PP y la intentona del entonces presidente del Celta de comprar Balaídos. Caballero se negó y el Celta tumbó el proyecto de la ciudad deportiva. Manuel Mouriño quería que este proyecto estuviese ubicado en Vigo dentro de un complejo que incluía un centro comercial.
La negativa del PSOE hizo que Mouriño apostase por llevarse el proyecto a la pequeña localidad vecina Mos, feudo del PP. Este municipio de 15.000 habitantes, finalmente, acogió su polémica ciudad deportiva. La obra fue inaugurada en 2020 y fue incluida en el proyecto Galicia Sports 360, que contará con otros espacios comerciales.
Representantes de la Comunidad de Montes de Tameiga presentaron 4.000 alegaciones individuales contra la declaración de interés autonómico aprobado por la Xunta. El órgano autonómico que presidía Alberto Núñez Feijóo facilitó el proyecto, que fue calificado como "pelotazo" por grupos ecologistas. Estos denunciaron que el Celta les ofreció 5 millones de euros a los vecinos por sus viviendas.
El portavoz de Ecologistas en Acción Galiza, Xaquín Pastoriza, mostró su enfado el pasado año por las nuevas obras que completan el complejo.
"Esta obra fue declarada ilegal, es un atentado medioambiental. Buscan arrasar un espacio de monte con un gran valor natural y la riqueza paisajística de Mos. Además, según está previsto en el proyecto, se incrementará la contaminación mediante la construcción de viales que incrementarán el tráfico de vehículos".
Chinos o vigueses
Mouriño ya sopesó vender en 2018 el Celta a un fondo de inversión chino si el Ayuntamiento de Vigo no les vendía Balaídos. Finalmente, decidió mantener al cuadro celeste en su estadio habitual y apostó por centrarse en las obras en Mos.
En 2018 el empresario mostraba su pesar con el PSOE. "Nosotros quisimos enraizar al Celta con la ciudadanía. Lo hemos demostrado invirtiendo en nuestra sede, porque queremos hacer cosas en Vigo y por Vigo. Solo hay un problema, que no nos dejan. Una vez dijimos que no nos íbamos de Vigo, nos echaban de Vigo. Confirmo esa teoría".
Aquel 2018 fue ajetreado para Mouriño, que fue investigado por su relación con el fugado gobernador de Veracruz, Javier Duarte.
Cercanía al PP y las obras en Balaídos
La guerra con los socialistas llevó a Mouriño a acercarse al PP. En 2019 cedió la sede social del club a un acto electoral de Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo. En 2020 la ciudad deportiva fue presentada por el entonces presidente de la Xunta de Galicia y hoy líder de la oposición.
El empresario también ejerció como apoderado del PP en las elecciones autonómicas gallegas de hace unos meses, en las que venció el 'popular' Alfonso Rueda.
Una de las últimas polémicas del Celta y el Concello de Vigo tuvo que ver con el concierto que Guns N' Roses ofreció el pasado año en Balaídos. Los daños que produjo el montaje del concierto han acabado en los tribunales.
"Es un gran problema: la promotora del concierto tiene judicializado el caso y no va a reponerlo. Por su parte, el Concello dice que no es un problema suyo, pero nosotros creemos que sí", advirtió Carlos Mouriño. Hace unos días, el Celta anunciaba que por fin se ha sustituido el sistema de drenaje dañado como consecuencia del concierto.
Otro síntoma de la ligera mejora de las relaciones entre club y Ayuntamiento es la reciente firma de un convenio. Fue rubricado por el Concello de Vigo, la Diputación de Pontevedra y el Celta. Las tres instituciones sufragarán la nueva grada de Gol de Balaídos, que tendrá un importe superior a los 26,3 millones de euros.
Celta y el Ayuntamiento de Vigo también se han puesto de acuerdo para implementar una infraestructura de conectividad multioperador de última generación. Esta obra, realizada por Cellnex, "permitirá al celtismo disfrutar de una conexión estable y rápida gracias a la incorporación de tecnología 5G".
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