Julian Assange: 'Si se aplica la Primera Enmienda en EEUU, no habrá cargos contra él
El abogado Beltrán Gambier: 'El gobierno americano no considera el caso WikiLeaks como ejercicio periodístico'
Hace más de una década que el fundador del portal web de WikiLeaks, Julian Assange, lleva huyendo de la extradición a Estados Unidos por una causa judicial que aborda la divulgación de unos 250.000 documentos militares clasificados por parte de este portal. Los documentos pusieron en entredicho algunas actuaciones militares de Estados Unidos en Irak y Afganistán, registrando numerosas violaciones de los Derechos Humanos, entre las que figuran el asesinato de civiles.
Por la revelación de estos documentos Assange se enfrenta a 18 cargos, principalmente por violar la Ley de Espionaje y la Ley de Fraude y Abuso Informático. Sin embargo, la información difundida no fue filtrada por Assange, que supuestamente actuó como intermediario y altavoz de la información compartida por, entre otros, la exsoldado y agente de inteligencia Chelsea Manning.
Actualmente Assange se encuentra en una prisión a las afueras de Londres y el pasado 26 de marzo el Alto Tribunal de Londres dictó que el ciudadano australiano puede volver a apelar, aunque con ciertas condiciones. Cabe recordar que en 2022 la ministra Priti Patel concedió la extradición de Assange a Estados Unidos, pero una serie de apelaciones han permitido que ésta todavía no se haya hecho efectiva.
En una conversación con elcierredigital.com el abogado Beltrán Gambier señala desde su experiencia legal que “el tribunal tenía que resolver si habilitaba o no a Julian Assange para discutir su tema en un tribunal superior. La defensa de Assange dio nueve argumentos para justificar y fundar su deseo de que su caso sea tratado por un tribunal superior. Sin embargo, el tribunal hizo una cosa distinta, que fue pedirle al Gobierno de los Estados Unidos que diera garantías sobre tres puntos concretos. Este tribunal sólo tomó tres de los nueve argumentos de la defensa y desechó seis de ellos”.
El futuro de Assange
Las garantías solicitadas a Estados Unidos pasan por que se juzgue a Assange como a un americano, por que se comprometan a no aplicar la pena de muerte y por que se garantice la aplicación de la Primera Enmienda de la Constitución americana. Asimismo, se estableció un plazo de tres semanas para que se cumplan estas garantías. Una vez tenga lugar una respuesta, se producirá una segunda audiencia el 20 de mayo de 2024.
“Una vez que el gobierno americano resuelva, pueden ocurrir tres cosas. Una, que el gobierno americano no conteste en plazo, algo que seguramente no ocurra. La segunda es que conteste y dé las garantías que se exigen, lo que supondría la extradición de Assange. La tercera es que se le dé a Assange la posibilidad de discutir su tema en un tribunal superior británico y lograr así resistir la extradición que pide Estados Unidos”, añade Beltrán Gambier.
La complicación de las condiciones solicitadas por el Alto Tribunal de Londres se encuentra en la aplicación de la Primera Enmienda. Esta Primera Enmienda protege el derecho a la información y a la libertad de expresión. Beltrán señala que “si Estados Unidos garantiza la aplicación de la Primera Enmienda y dice que todo lo que hizo Assange está cubierto por ella, se tendrían que retirar los cargos que hay contra Assange, porque todo lo que hizo está dentro del ejercicio del periodismo”.
“Sin embargo, esta no es la idea que tiene Estados Unidos, ya que no considera que Assange haya actuado en el marco protegido por la Primera Enmienda. Parece que la gente del entorno de Assange no está nada satisfecha con lo que acaba de ocurrir. No estoy de acuerdo en que sea algo negativo para Julian Assange, ya que existe la lectura optimista de que Estados Unidos desista de los cargos contra él. El futuro de Assange es toda una incógnita que se resolverá con la respuesta del gobierno americano”, concluye Beltrán Gambier.
La lucha de Assange por escapar de la extradición
Después de pasar siete años en la embajada de Ecuador en Londres y otros cinco en la prisión de Belmarsh, Assange sigue encarcelado en la capital inglesa. Según las declaraciones de sus familiares y de los equipos médicos que le han examinado en los últimos años, Assange se encuentra muy débil por su delicado estado de salud mental y físico, incluso llegó a sufrir un infarto en octubre de 2021, debido a las difíciles condiciones de encarcelamiento, pues está aislado y su movilidad es limitada.
El 19 de junio de 2012 Assange se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres y pidió protección como refugiado político al Ejecutivo de Rafael Correa. Las autoridades ecuatorianas aceptaron las desesperadas demandas del periodista alegando la defensa de los derechos humanos, ya que consideraban que la vida de Assange corría peligro si era extraditado a Estados Unidos.
Durante su tiempo en la embajada ecuatoriana en Londres, se demostró que Assange fue blanco del servicio de inteligencia estadounidense (CIA), que llegó a barajar la posibilidad de asesinar o secuestrar a Assange, tal y como aseguran diversos informes publicados desde 2021 que apoyan las declaraciones de su entorno. Tanto él como sus visitantes fueron vigilados por múltiples cámaras de seguridad instaladas por una empresa de seguridad española —Undercover Global—. Esta situación obligó a Assange a tener sus encuentros, reuniones y conversaciones en el baño de la embajada.
Sobre este asunto, el letrado español Aitor Martínez Jiménez, miembro de la defensa legal de Assange, se pronunció: "agentes de inteligencia norteamericanos, e incluso el exjefe de la contrainteligencia de ese país, han reconocido la obsesión del establishment de la inteligencia, y en concreto de la CIA, por vengarse del periodista".
Por su parte, la ONU ha declarado en más de una ocasión que su detención fue arbitraria y que había sufrido tortura psicológica. Tras siete años, y con la llegada de Lenín Moreno a la presidencia ecuatoriana —lo que supuso un cambio drástico en la percepción que tenía el Ejecutivo sobre la figura de Assange—, la embajada ecuatoriana finalmente lo expulsó y fue detenido por la policía británica en 2019.
Según los testimonios de su entorno recogidos por diversos medios de comunicación, las autoridades le negaron a Assange el acceso a una maquinilla de afeitar y otros enseres de higiene personal antes de su expulsión, explicando su aspecto descuidado en las fotos de su detención. Desde entonces, el periodista australiano se encuentra en la prisión de Belmarsh.
Assange ha mantenido un perfil bajo y no ha realizado declaraciones públicas. Sin embargo, el pasado año envió una carta abierta al rey Carlos III de Inglaterra, en la que denunciaba las condiciones de su encarcelamiento en Belmarsh y le invitaba a visitarlo en la prisión. En la carta, Assange también hizo hincapié en que es un preso político perseguido por Estados Unidos y que se encuentra detenido “en nombre de un soberano extranjero avergonzado”.
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