Joan Gaspart mantiene un alto perfil tras la quiebra del imperio hotelero HUSA.
Joan Gaspart, expresidente del Barça, indigna a acreedores tras su apoyo a cadena Atiram en el caso Negreira.
Una deuda de 250 millones de euros se llevó por delante a la que había sido cadena hotelera líder de Cataluña, Hostelería Unida SA (HUSA), que entró en concurso de acreedores en 2014 y fue liquidada definitivamente hace dos años.
Lejos quedó el esplendor de este gigante propiedad de Joan Gaspart Solves, que hace poco más de tres décadas contaba con casi un centenar de hoteles en España, Bélgica, Japón, México o Chad, facturaba 35.000 millones de pesetas (210 millones de euros), obtenía unos beneficios de 3.000 millones (18 millones de euros) y barajaba saltar a Bolsa.
Pero en 2010 la petición de cobro vía judicial de poco más de 100.000 euros de una consultora, Alterna Solutions, provocó un salvaje derrumbe que llevó a Gaspart a vender uno a uno los 69 hoteles que mantenía.
El célebre expresidente culé fue condenado hace unos meses a cinco años de inhabilitación y a pagar una indemnización de 579.000 euros por comprometerse a pagar 10 millones a los acreedores a cambio de una quita del 95 por ciento.
La justicia encontró culpable a Gaspart por las "irregularidades a la hora de presentar documentos, transferencias de activos para evitar el embargo y el cobro de 579.000 euros para sí mismo a pesar de los problemas económicos de las sociedades que administraba".
El vicepresidente más mediático del Barça
Gaspart fue la sombra de Josep Lluís Núñez entre 1978 y 2000 en el Barça. El vicepresidente ejerció de forofo, se bregó como negociador a la hora de contratar futbolistas como Diego Armando Maradona, se bañó en el Támesis tras la consecución de la primera Copa de Europa culé y, entre 2000 y 2003, saltó a la presidencia con un fracaso deportivo y económico sin paliativos (mientras mantenía a sueldo a Enríquez Negreira).
Este catalanista no independentista, padre de cinco hijos, miembro del Opus Dei y "bienqueda", tal y como señalan personas de su máxima confianza, ha dado que hablar por tener en uno de sus hoteles de Bélgica a Carles Puigdemont tras marcharse de España y ahora lo hace porque algunos acreedores creen que activos de HUSA fueron traspasados a la nueva cadena de hoteles familiar, Atiram, que está gestionada por su hijaMaría Gaspart y cuenta con cuatro hoteles en Barcelona.
Acreedores consultados por elcierredigital.com lamentan que Joan Gaspart "mantenga un alto tren de vida tras haberse marchado sin pagar la mayor parte de su deuda".
Enfado sindical
Pocos meses después de tener bajo su techo a Puigdemont, en 2018, Gaspart cerró su hotel belga y faltó a la verdad al decirle a la prensa que echaba a 87 trabajadores porque le habían pedido una subida de alquiler. En realidad, su casero llevaba varios meses aguantando que HUSA no le pagase el arrendamiento.
Comisiones Obreras advertía entonces que Gaspart intentaba ocultar con sus declaraciones la quiebra que ya se barruntaba: "Muchos hoteles del grupo HUSA han cambiado de manos en los últimos años. El de Atocha en Madrid, en Zaragoza, Valencia… Incluso tuvo que liquidar una de sus sociedades hace tres años. En cada cierre, suele haber problemas del personal para cobrar las liquidaciones de contrato. Algunos empleados han tenido que cobrar del Fogasa".
"En HUSA siempre nos encontramos problemas similares, muchos proveedores que se quedan sin cobrar, salarios que se pagan de forma intermitente y en general poco rigor financiero, hasta que se llega a la suspensión de pagos y el concurso de acreedores", añadía el sindicato.
El emporio
"Mi abuelo, Josep Gaspart, creó HUSA en 1940 junto con unos socios. Pero en 1944 decidió dejar la empresa para crear su propia cadena hotelera, Lisa, con una filosofía diferente, de menor tamaño y establecimientos más personalizados", recordaba el empresario en una entrevista concedida al medio temático Hosteltur.
"En el año 1974, mientras mi padre Joan Gaspart Bonet permanece en Lisa, yo compro la marca HUSA", que llegó a contar con 160 hoteles. Gaspart junior reconocía que su proyecto quizá no fue el óptimo: "HUSA ha sido un grupo orientado a tener muchos hoteles en alquiler, más que en propiedad. En cambio, la filosofía de mi padre, con la cadena Lisa, era tener pocos hoteles y personalizados. Incluso una vez me comentó que yo no era hotelero, sino un empresario con hoteles".
"Entiendo perfectamente que mi padre y ahora mis hijos apostasen por la cadena hotelera pequeña de establecimientos personalizados, ocupándose ellos mismos de la comercialización. Siento un respeto tremendo hacia su filosofía", añadió.
Culé
El empresario adquirió gran relevancia como vicepresidente culé, donde era reconocido por su habilidad negociadora: "Fue un honor cuando un intermediario, al acabar una negociación para fichar a un gran jugador, me dijo que prefería que le sacaran siete muelas antes de volver a negociar conmigo. Tengo tal pasión por el Barça que defendía al club más que a mí mismo. No es difícil defender algo cuando uno tiene esa pasión. Intentaba que el Barça pagara lo menos posible y cobrar lo máximo. Como cuando traspasamos a Maradona al Nápoles. Fue una negociación muy dura".
Antes, reconoce, fracasó cuando quiso firmar "a Maradona de Argentinos Juniors, en 1980. Ellos lo traspasaron a Boca y en 1982 regresé para intentar de nuevo su fichaje. Aquellas negociaciones fueron muy duras con Boca y con la AFA (Asociación del Fútbol Argentino). Ninguno quería que se marchara. Económicamente, nos pusimos de acuerdo. Además, Diego tenía mucho interés en venir. Cuando me marché del hotel de Buenos Aires, la policía me tuvo que acompañar en una tanqueta hasta la escalerilla del avión porque había muchísimas personas esperándome en la puerta del hotel".
Tras pasar por la escuadra blaugrana, "Maradona se fue porque él quiso. Si no, no se hubiese marchado. Diego tuvo muy mala suerte en Barcelona: una enfermedad, le dieron una patada increíble… Él tenía unos gastos enormes en la Ciudad Condal. Los argentinos son muy dados a acoger a todos los amigos y familiares. Él tenía siempre a 20 o 30 personas en su casa. Comiendo, durmiendo, cenando… Eso le pesaba mucho económicamente. Nos dio grandes tardes en Barcelona, pero en Nápoles estaban deseando que llegara", añade.
También fue célebre que firmase una autorización para la cesárea de la mujer de Romario: "Ella se puso de parto en Barcelona. La llevamos corriendo a la clínica, tuve que explicar que yo no era el padre y llamé a Romario a Brasil. Lo coge su padre, se lo explico y me pide que espere, que va a buscarle. A los diez minutos vuelve y me cuenta que dice Romaro que haga yo lo que tenga que hacer, que se fía y no se puede poner porque está en pleno partido. Se complicó el parto y hubo que hacer una cesárea de urgencia que, por ley, alguien tiene que firmar, normalmente el padre. Vuelvo a llamarle y otra vez lo mismo: ni se puso, que yo sabría lo que hacer. Así que la cesárea del bebé de Romario la firmó Joan Gaspart. Me tenían confianza ciega. Demasiada, quizás".
Sobre sus relaciones con el Real Madrid, sostiene: "Yo odiaba al Madrid y Ramón Mendoza odiaba al Barça, cantaba 'es polaco el que no bote' y todo aquello. Pero en vacaciones los dos íbamos a veces a Cerdeña y me invitaba a comer en su barco. Y yo le decía: 'Ramón, ¿no has leído hoy el diario? Porque te pongo a parir'. Así era el mundo del fútbol entonces y no creo que hoy encuentres ese cariño y esa devoción", rememora Joan.
Gaspart se reconoce "como el peor presidente de la historia del Barça", al que llevó a pérdidas pese a la venta del fichaje de Figo, a cambio del cual llegaron sin suerte Overmars, Riquelme o Saviola: "Estuve tres años y no ganamos nada. El equipo estaba más cerca de bajar a Segunda que de ganar el campeonato. Además, 100.000 socios pidieron mi salida. Yo me marché y reconozco que lo hice muy mal. Sin embargo, los socios del Barça no me recriminan nada. Es más, me saludan con cariño y reconocen mi barcelonismo. Yo estaba haciéndoles sufrir y por eso me marché".
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