La imagen de Álvarez-Cascos dañada, a pesar de ser absuelto por apropiación indebida

Francisco Álvarez-Cascos (Madrid, 1947), uno de los políticos más influyentes de la España de los noventa y principios de los 2000, ha iniciado su retirada definitiva de la vida pública. Una persona de máxima confianza asegura a elcierredigital.com que "está enfermo" a causa del riñón. Esto le obliga desde hace año y medio a someterse a sesiones de diálisis.  "Ha trabajado como un mulo durante décadas", señalan en referencia a una vida política que comenzó en la Transición y terminó, según la misma fuente, "con la imagen muy dañada". 

Salió absuelto en febrero de 2024 por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) de un delito continuado de apropiación indebida. Aunque el juicio dejó al descubierto un uso personalista del dinero del partido que él mismo fundó: Foro Asturias.

Álvarez-Cascos, exsecretario general del PP, exvicepresidente del Gobierno y exministro de Fomento se sentó en el banquillo tras ser acusado de apropiarse indebidamente de más de 180.000 euros. Este dinero pertenecía al partido regionalista Foro Asturias, creado por él en 2011.

Durante el juicio, se detalló cómo cargó al partido gastos personales como ropa, zapatos o pedidos de comida. Además de entradas a la Copa Davis para él y sus hijos (que justificó diciendo que los políticos deben parecer "familiares"). También cenas en restaurantes de zonas vacacionales, una cama e incluso un psicotécnico para la obtención del carné de armas.

Según la Fiscalía, estos gastos no estaban autorizados por el partido y se realizaron mientras Álvarez-Cascos percibía una retribución mensual de más de 5.000 euros por "dedicación exclusiva". El azote del felipismo, muy crítico con la falta de ética de políticos del PSOE en los años 90, lo hacía mientras disfrutaba de coche oficial y chófer. A esto se sumaban facilidades para residir en Madrid y mantener su régimen de visitas con sus hijos.

El Ministerio Público argumentó que ningún dirigente político tenía libertad para realizar gastos personales no vinculados a la actividad del partido. Álvarez-Cascos, sin embargo, alegó ante la Audiencia Provincial de Oviedo que todo pudo deberse a un "error". Y se mostró molesto por tener que justificar "tickets de 42 euros" a sus 77 años.

La denuncia se originó en 2020, cuando la actual presidenta de Foro Asturias y alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, ordenó revisar las cuentas del partido tras el batacazo electoral de 2019. Según relató ante el tribunal, se encontraron con una deuda de 350.000 euros en gastos de campaña. Al revisar los extractos contables,  "se podía seguir la vida que hacía Cascos de la mañana a la noche". Este descubrimiento marcó el punto final de la relación entre el partido y su fundador, que fue finalmente expulsado.

Cabe recordar que la Fiscalía ha pedido que Álvarez-Cascos vuelva a ser juzgado por su gestión del dinero de Foro Asturias. 

De arquitecto de Aznar a proscrito político

Francisco Álvarez-Cascos fue una figura clave en el ascenso del Partido Popular al poder en 1996. Nacido en Madrid en 1947, pero criado en Gijón desde los siete años, comenzó su carrera política en 1976 en las filas de Reforma Democrática. Esta formación se integraría posteriormente en el antecesor del PP, Alianza Popular.

En 1982 fue elegido senador por Asturias y en 1983 portavoz del PP en la Junta General del Principado. En 1986 alcanzó la Secretaría General del partido. Este era un puesto estratégico con el que ayudó a tejer la victoria de José María Aznar una década después.

Durante el gobierno de Aznar, Álvarez-Cascos fue vicepresidente primero y ministro de la Presidencia (1996-2000). Y más tarde ministro de Fomento (2000-2004). Pero con la llegada del liderazgo de Mariano Rajoy en el PP, su influencia fue diluyéndose. 

Su imagen decayó hasta el punto de ser descartado como candidato a la presidencia de Asturias en 2011, pese a que contaba con el respaldo explícito de Aznar. Cascos respondió fundando Foro Asturias de Ciudadanos (FAC), partido de corte regionalista y personalista con el que ganó aquellas elecciones, aunque sin mayoría absoluta.

Su mandato duró poco. Ante la imposibilidad de aprobar los presupuestos (bloqueado por PSOE y PP) convocó nuevas elecciones en 2012. Las mismas dieron la victoria a los socialistas, dejando a Foro fuera del poder autonómico.  En 2015 renunció a la presidencia del partido y en 2019 intentó sin éxito una alianza con el PP.  En 2020, tras enfrentarse con Carmen Moriyón y perder el pulso interno, fue apartado definitivamente del partido que él mismo fundó.

Una retirada silenciosa y un final amargo

Actualmente,  Francisco Álvarez-Cascos  se encuentra alejado de la vida política asturiana. Según fuentes cercanas, se muestra más entusiasmado con la política nacional. Y tras años de distanciamiento con el PP no oculta su simpatía hacia Alberto Núñez Feijóo.

Su hijo Alfonso, fruto de su segundo matrimonio con Gemma Ruiz, trabaja en el Área Jurídica de la Real Federación Española de Fútbol. Y ha sido señalado por el entorno del exministro como "su ojito derecho". Alfonso Álvarez-Cascos es graduado en Derecho y ADE por ICADE y tiene un máster en Derecho Deportivo Internacional por la Escuela Universitaria del Real Madrid.

A lo largo de su vida, Francisco Álvarez-Cascos ha estado casado tres veces. De su primer matrimonio con Elisa Fernández Escandón tuvo cuatro hijos. Su segunda esposa fue Gemma Ruiz, madre de dos hijos más. Posteriormente contrajo matrimonio con la galerista María Porto, de la que también se divorció. Paradójicamente, quien votó en contra de la Ley del Divorcio en su etapa como legislador, ha pasado tres veces por el altar.

Aunque ha sido absuelto judicialmente, la opinión pública y los medios coinciden en que su figura ha quedado profundamente erosionada. Su legado, inicialmente vinculado al diseño estratégico del PP moderno, se ve hoy eclipsado por las acusaciones de nefasta gestión económica.

Francisco Álvarez-Cascos, a sus 77 años, abandona el foco público tras medio siglo de protagonismo político.  Para algunos, fue un estratega brillante. Para otros, representa los excesos en la gestión de recursos públicos tras haberse presentado como adalid de la limpieza política. 

Él, mientras tanto, guarda silencio y, según quienes le conocen, intenta disfrutar de su nueva vida fuera de los focos que tanto le apuntaron.