Historia y fortuna de los Sarasola: una familia ligada al poder, del PSOE al PP
Enrique 'Pichirri' Sarasola fue mano derecha de Felipe González; su hijo Kike es el 'casero' de Ayuso.
La controversia generada en torno a la residencia hotelera, permanente durante la crisis del COVID-19, de la presidenta de la Comunidad de Madrid, lsabel Díaz Ayuso (IDA), ha traído de nuevo a la actualidad a la familia Sarasola, un clan siempre unido al poder. Desde los años ochenta con su inquebrantable fidelidad al socialista Felipe Gónzalez a ser ahora, cuarenta años después, los "caseros" de la nueva lideresa madrileña del Partido Popular.
Una joven política, recién llegada al mando de la influencia, que no gana últimamente para disgustos. Algún malvado podría pensar que su foto apenada en el diario El Mundo pudiera deberse a la polémica suscitada con su alojamiento en el Hotel BEMate, propiedad de los Sarasola, ubicado en la céntrica Plaza de España, de Madrid. En este complejo hotelero ocupa desde hace dos meses dos de sus pisos: la suite real de la octava planta y otra dependencia más en la séptima planta. En una descansa y en la otra trabaja.
Desde la Comunidad de Madrid se aseguraba este martes que es la presidenta quién paga de su propio dinero este alojamiento de lujo. Tras esta comunicación, la empresa propietaria del hotel, Room Mate, propiedad del conocido empresario Kike Sarasola emitía una nota donde aseguraba que el precio por noche que está pagando esta política del PP, conocida en los ambientes como IDA, es de ochenta euros por noche. La factura que se adjuntaba ascendía a 4.800 euros.
Este precio sólo hablaría de uno de los dos apartamentos que ocupa el hotel. Del segundo, por el momento, no hablan. Todo parece indicar que su dueño, Kike Sarasola, no hablará nunca antes de conocer la versión oficial de la Comunidad de Madrid. A muchos les ha sorprendido esta amistad entre Díaz Ayuso y el hijo de uno de los empresarios de cabecera del expresidente socialista Felipe González, el comisionista ya fallecido Enrique Sarasola Lerchundi, conocido como "Pichirri".
Pero lo que sí es raro es que la nueva lideresa madrileña del PP no conociera que desde diciembre de 2019, hace tan solo cinco meses, el Área de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Madrid había solicitado cuatro años de prisión para este empresario hotelero Enrique Sarasola Marulanda, su hermano Fernando Sarasola y la madre de ambos, Cecilia Marulanda Ramírez, por un delito contra la Hacienda Pública. En el caso de la viuda de 'Pichirri' relativo al Impuesto sobre Renta de las Personas Físicas (IRPF) correspondiente al ejercicio de 2002; y, en el caso de los dos hijos, en referencia al Impuesto de Sucesiones. Todos heredaron un inmneso patrimonio que pasó a ser suyo tras la muerte del patriarca Enrique Sarasola Lerchundi en noviembre de 2002.
El gran comisionista del felipismo
El millonario empresario Sarasola fue muy influyente y conocido en la España "del pelotazo" generada en los años ochenta, en parte, por su gran amistad con el que por entonces era presidente del Gobierno, el socialista Felipe González Márquez, que se mantuvo initerrumpidamente en el cargo hasta 1996.
Enrique Sarasola Lerchundi (San Sebastián, 1937-Madrid, 2002), Pichirri para los amigos, fue el hombre que se escondía tras las mayores operaciones financieras del Partido Socialista que comandaba Felipe González, a quien conoció en 1974, poco antes de que se celebrara el Congreso de Suresnes, cuando el empresario tenía su oficina en el número 15 de la calle Goya de Madrid, donde también tenía su sede el Partido Socialista durante la clandestinidad.
Sarasola tuvo que hacer frente por aquel entonces a numerosas querellas por fraude inmobiliario, que el ascenso del PSOE al poder dejó siempre en el olvido. Entre otros negocios, construyó la conocida sede del Partido Socialista que se instaló en la calle Ferraz, de Madrid, en 1981.
Así, se convirtió en el gran soporte económico que ayudó a Felipe González a financiar sus primeras campañas políticas, como narró en su día en elcierredigital.com uno de nuestros colaboradores, el escritor Ramón Tijeras. Los numerosos viajes que hicieron juntos Sarasola y González permitieron al Partido Socialista disponer de líneas de financiación en América Latina, como la que proporcionó durante años el entonces presidente Carlos Andrés Pérez desde Venezuela.
A cambio, el empresario obtuvo jugosos beneficios al llevar a cabo operaciones triangulares financiadas con créditos FAD (Fomento de Ayuda al Desarrollo) como el concedido por el gobierno socialista a Venezuela para financiar el canje de 350.000 toneladas de azúcar con cargo a la deuda externa de Cuba con España. La venta, que debía realizarse a precios políticos, se llevó a cabo a un precio superior y el escándalo llegó al Parlamento de Venezuela implicando a la empresa pública española Fomento de Comercio Exterior (Focoex) que controlaban el ministro Carlos Solchagay su mujer, Gloria Barba, que había hecho carrera como directora de filiales y delegaciones de la empresa pública española por todo el mundo.
Pero el verdadero origen de la fortuna de Enrique Pichirri Sarasola Lerchundi hay que buscarlo en Colombia tras casarse en 1966 con la rica María Cecilia Marulanda, hija de Alberto Marulanda Grillo, uno de los mayores terratenientes de Colombia y primer accionista de la compañía aérea Avianca.
Al volver a España, en los años ochenta, entró en contacto con personajes como 'Los Albertos',Javier de la Rosa, Mario Conde y Manuel Prado y Colón de Carvajal, con quienes hizo numerosos y polémicos negocios. Uno de los más sonados fue el de la entrada de capital kuwaití en España a través de Cartera Central para la construcción de las torres KIO y el control del Banco Central. Una operación que dejó otra jugosa comisión a Sarasola mientras proporcionaba a Felipe González influencia sobre uno de los bancos de referencia del país.
Esos contactos permitieron a Sarasola comprar al consejero del Banco Central, Antonio Blasco, su famosa finca de El Espinar, situda en el límite geográfico entre Segovia y Madrid, donde montó su famosa yeguada, una de las más importante de España, con caballos comprados al multimillonario griego Niarchos, a la reina de Inglaterra o al legendario Aga Kan. Una afición que le llevó a gestionar durante un tiempo el Hipódromo de la Zarzuela, de Madrid.
Sin embargo, la verdadera pasión de Sarasola giraba en torno a las grandes operaciones de comercio de Estado, desconocidas para el gran público pero de las que se extraen jugosas comisiones con destino a los partidos políticos.
Ya en 1982 estaba enfrascado en la adjudicación del llamado “contrato del siglo” para la construcción del metro de Medellín, en Colombia. En esta operación Sarasola representaba a la empresa del Instituto Nacional de Industria (INI), Ateinsa, y logró que su intermediación disparara el pago de comisiones del 3 por ciento habitual hasta el 6 por ciento, lo que repartió entre algunos la escánadalosa cifra de 7.000 millones de las antiguas pesetas.
Un año después, en 1983 empezó a exportar a través de la empresa Intermun, de su socio Antonio Blázquez, los excedentes de carne y azúcar del Fondo de Ordenación y Regulación de los Precios y Productos Agrarios (Forppa).
Más tarde, hacia 1989, Sarasola y su socio Carlos García Pardo pusieron en marcha otro gran negocio para controlar la publicidad en el deporte español mediante la contratación del revolucionario sistema Ad-Time de publicidad rotatoria en los estadios donde se jugaban los partidos de la Liga de Fútbol Profesional. Lo hicieron a través de Ibemed, una sociedad que a la postre se convirtió en la matriz de los negocios de Sarasola en España, aunque con sede en Holanda, donde la presión fiscal es menor y el control de la Hacienda española, nulo.
A través de la empresa Hispasilos,Sarasola controlaba también la venta de cemento a la Rumanía del dictador Ceacescu, quien junto a él cobró importantes comisiones en bancos suizos. Aquí, 'Pichurri' actuaba como proveedor, entre otras muchas empresas, de la Sociedad Estatal de Cementos de Portugal, gracias a los contactos facilitados por el ex presidente del gobierno portugués, el socialdemócrata, Francisco Pinto Balsemao.
Más pelotazos de los Sarasola
La puesta en marcha de las televisiones privadas en España también proporcionó a Sarasola otro de sus grandes pelotazos. Esta vez, en lugar de participar en el capital de alguno de los emporios periodísticos del momento, montó la empresa Cinepaq, dedicada a la “compra, venta, alquiler, importación, exportación de películas de cine y vídeo”, donde, además de su socio Alvaro Alvarez Alonso, le acompañaban accionistas como Marc Tessier, hombre fuerte de Canal Plus Francia y uno de los principales colaboradores del presidente francés, François Mitterrand; el editor Germán Sánchez Ruipérez, propietario del Grupo Anaya y del diario El Sol, además de accionista de Telecinco; el empresario catalán Javier de la Rosa, a través de la empresa Grand Tibidabo; el aristócrata Francisco de Borja Arteaga, marqués de Estepa, vinculado a la familia Fierro; y el todopoderoso Jesús Polanco, propietario del Grupo Prisa, del diario El País y de Canal Plus, en España.
Con esta operación, Sarasola se aseguraba un control estrecho de los canales más cercanos al PSOE —Canal Plus y Telecinco—, además de un negocio, el de la televisión de pago, que no había hecho más que dar sus primeros pasos, al estilo del magnate Silvio Berlusconi en Italia.
Paralelamente, Sarasola también ofrecía una cara social. Así, fue una de los mentores de la 'Fundación para la Ayuda contra la Droga', presidida por la reina doña Sofía y el teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, con accionistas prominentes como el entonces propietario de los Vips, Plácido Arango, o el amigo y conocido testaferro del rey Juan Carlos, Manuel Prado y Colón de Carvajal, cuyas oficinas se encontraban en aquel momento en el llamado Edificio Pirámide, en el Paseo de la Castellana de Madrid, frente al Hotel Villamagna.
Precisamente, allí, se cerraron importantes y millonarios negocios como los que llevaron a Sarasola a asociarse con el traficante de armas hispano libanés, Abdul Rahman El Assir, en varias operaciones de venta de material armamentístico a Marruecos, que dejaron comisiones de hasta 8.500 millones de las antiguas pesetas.
El empresario tuvo que hacer frente a sus responsabilidades penales y civiles hasta poco tiempo antes de su muerte en 2002, por su presunta participación en delitos de estafa y alzamiento de bienes en la Sociedad Española de Banca de Negocios y en la compra venta de los terrenos de Plaza de Castilla sobre los que hoy se alzan las famosas torres KIO, donde también estuvieron implicados Los Albertos.
Sarasola se convirtió así en uno de los iconos más representativos de la llamada “cultura del pelotazo”, cuya esencia quedaba retratada en aquellas míticas veladas de boxeo en las que participaba Poli Díaz, “El Potro de Vallecas”, a quien Sarasola patrocinaba, y en las que era posible ver juntos en primera fila a Los Albertos, Conde, De la Rosa y demás personalidades de la farándula financiera que dieron lugar al mayor período de corrupción de la reciente historia de España, bajo el paraguas del felipismo socialista.
Tras casarse en 1966 con la rica María Cecilia Marulanda, hija de Alberto Marulanda Grillo, uno de los mayores terratenientes de Colombia, nacieron dos hijos que también triunfarían en la empresa privada y se convertirían en nombres populares del papel couché: Enrique Kike Saraola y Fernando Gigi Saraola.
Ambos hermanos junto a su madre, fueron señalados públicamente el pasado mes de diciembre por el Área de Delitos Económicos de la Fiscalía Provincial de Madrid, que solicitó para ellos cuatro años de prisión al acusarles de diversos delitos fiscales en relación a la millonaria herencia recibida de su padre.
Una herencia que, más allá de lo económico, inyectó en Kike Sarasola la capacidad de buscar éxito con solidez económica en distintas áreas. Desde el deporte a la incursión en la empresa privada, con su famosa cadena de hoteles.
El empresario gay más influyente de España
Enrique Kike Sarasola Marulanda nació en 1963, siendo el hijo mayor del matrimonio formado por Enrique Sarasola y Cecilia Marulanda. Triunfó como jinete durante bastantes años, llegando a participar en tres Juegos Olímpicos: Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sidney 2000.
Durante los años ochenta y noventa se le adjudicaron, por indicación expresa de su padre, varias relaciones sentimentales con féminas no muy conocidas. Sin embargo, Kike Sarasola fue el primer deportista de élite en salir del armario en España. Fue en la desaparecida revista Zero en el año 2001.
Desde el año 2006 está casado con el canario Carlos Marrero, tras casi veinte años de un noviazgo silencioso. En la ceremonia nupcial estuvo acompañado por el que fuera íntimo amigo de su padre, el expresidente del Gobierno Felipe González. Hoy en día, Carlos y Kike han formado una familia y tienen dos hijos mediante gestación subrogada: Aitana (2012) y Enrique Junior (2015).
Fuera del deporte, Enrique Sarasola Jr. ha triunfado en el mundo empresarial gracias a la citada cadena de hoteles Romm Mate, especializada en turismo LGTB. En junio de 2018 decidió unir en una sola marca las distintos nombres que se encontraban bajo su dominio desde que fundara el primer establecimiento allá por el año 2005 en la céntrica plaza madrileña de Vázquez de Mella (ahora Pedro Zerolo).
Room Mate Group es el nombre bajo el que ahora se agrupan las tres empresas con las que opera kike Sarasola: Room Mate Hotels, Be Mate y X-Perience. Actualmente, la compañía cuenta con 23 hoteles Room Mate y once nuevos proyectos con apertura prevista para los próximos meses en ciudades como Rotterdam, San Sebastián, París, Roma, Nápoles o Lisboa.
Room Mate Hotels fue registrada como marca por la empresa Room Mata S.A. en diciembre de 2013 con el número de expediente de M-3088160. Sin embargo, la sociedad Room Mate se constituyó en el año 2000, con sede en el número 50 de la madrileña calle de Velázquez y con un capital social de 60.000 euros. No presenta cuentas desde 2016.
Todo un complejo entramado de ingeniería financiera tapado por diversas sociedades. Así, la presidencia del consejo está a cargo de Tafay 2000 S.L. donde a su vez figura como administrador único Roommate Oficina S.L. cuyo representante es otra socidad denominada Roommate Valencia S.L. Toda una telaraña de sociedades instrumentales para tapar a su verdadero propietario.
Buscando mucho aparece, por fín, como representante legal la persona de Enrique Kike Sarasola. Es en la empresa Room Mate Valencia S.L., que nació en febrero de 2006 y en ella aparece como administrador único, desde 2009, el hijo de Pichirri Sarasola. También, está en la empresa Roomate Oficinas S.L., que se constituyó en 2009 con el objeto social de “explotación de oficinas, locales e inmuebles en general, por sistema de alquiler, arriendo, subarriendo, leasing inmobiliario, préstamo de uso, de tiempo compartido, contratos de gestión, etc”, con un capital social de 3.100 euros. Pero tampoco presenta cuentas desde 2011.
Se trata de un compleja teleraña de empresas que de esta forma le permiten controlar sin él aparecer oficialmente sus famosos hoteles, que son la piedra angular del mantenimiento de su fortuna.
También en Room Mate Group se agrupan otras dos empresas del emporio de Kike Sarasola: Be Mate y X-Perience. La primera fue creada en junio de 2014 con un capital social de 60.000 euros y tiene unas ventas anuales de entre uno y dos millones y medio de euros. “Crear mantener y explotar páginas y portales en internet; ofrecer servicios de hospedaje y mantenimiento de páginas y portales, de intermediación en el registro de dominios y de correo electrónico y comunicación mediante internet; y las actividades de los ramos del diseño convencional y tecnológico”, es su objeto social.
En cuanto X-Perience, fue creada en 2017 y tiene como objeto social “la asesoría operacional, tecnología y digital en todos los sectores de servicios y consumo. La realización de estudios de mercado y desarrollos tecnológicos y procesos de digitalización”. Su capital social es de 3.000 euros y presenta unas ventas inferiores al medio millón de euros.
Ahora, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con su polémica estancia durante la crisis del Covid-19 en el Hotel BEMate, de Plaza de España, ha traído de nuevo a la actualidad a la poderosa familia Sarasola. Y, en concreto, al dueño de esta cadena de establecimientos, el exjinete olímpico Enrique 'Kike' Sarasola, hijo del comisionista 'Pichirri', mano derecha del expresidente Felipe González durante más de 20 años, y de la colombiana María Cecilia Marulanda. Hoy, a su madre, a su hermano Fernando y a él, la Justicia les investiga por delitos económicos y les pide cuatro años de cárcel.
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