Florentino Pérez, la intrahistoria del nuevo azote del Barça en el caso Negreira
El Real Madrid se personará en la causa contra el club culé tras la acusación de la Fiscalía por delitos de corrupción
Este domingo se ha hecho oficial. El Real Madrid ha decidido personarse en el 'Caso Negreira'. La decisión ha sido anunciada tras la celebración de una Junta Directiva de urgencia que fue convocada este pasado sábado. Hasta ahora, el Real Madrid había guardado silencio, no apoyando incluso el comunicado emitido por 40 equipos de LaLiga el pasado 21 de febrero.
Según reza el documento oficial emitido por el club merengue, "la Junta Directiva del Real Madrid CF ha tomado conocimiento de las graves acusaciones formuladas por la Fiscalía contra el FC Barcelona y dos de sus presidentes, Josep María Bartomeu y Sandro Rosell, y los exdirectivos Albert Soler y Óscar Grau, sobre la base de potenciales delitos, entre otros, de corrupción en el ámbito deportivo, en el marco de las relaciones entabladas por dicho club con quien fuera vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira".
El documento puntualiza que el club blanco "manifiesta su profunda preocupación sobre la gravedad de los hechos y reitera su plena confianza en la acción de la justicia" y ha acordado que, en defensa de sus legítimos intereses, se personará en el procedimiento en cuanto el juez lo abra a las partes perjudicadas".
El madridismo ya demostró su hartazgo del que se ha convertido en uno de los mayores escándalos del mundo del fútbol y, con motivo de la celebración del clásico, repartió billetes falsos en los que aparecía la cara del presidente del club culé Joan Laporta, al igual que han hecho este domingo los aficionados del Athletic Club de Bilbao durante el encuentro que le enfrentaba al FC Barcelona en San Mamés.
Una vez más, Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, vuelve a la carga como el nuevo 'azote' del FC Barcelona. Una vida, la del presidente blanco, que ha sido muy cambiante desde que nació un 8 de marzo de 1947 en el barrio madrileño de Hortaleza. Y no comenzó siendo, ni mucho menos, el frío y calculador hombre de negocios que aparenta ser hoy en día. Sobre todo, ante quienes no le conocen. Esta es su intrahistoria.
Su matrimonio con Pitina
Florentino Pérez Rodríguez nació el 8 de marzo de 1947 en Madrid. Es el tercero de cinco hermanos, todos ellos muy unidos, hijos de un empresario, don Eduardo, que poseía dos perfumerías en la capital de España. Estudió en su infancia en el colegio de los Escolapios de San Antonio donde nunca fue el primero de la clase, ni tampoco el último. Con el paso de los años se licenciaría por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid, en la que posteriormente ejerció como profesor de "Fundamentos Físicos de las Técnicas". Más tarde, junto a su amigo José Miguel Juárez, luego reconvertido en productor cinematográfico, escribió un libro de física y montó una academia en la capital de España.
Dicen que sus padres le llamaban Tinín y sus amigos Floro. Que desde pequeño tenía un espíritu competitivo y de ganador fuera de lo común. Que le gustaban mucho los deportes. Que jugaba de portero al fútbol y al balonmano. Que una de sus aficiones era el arte contemporáneo. Y que en su vida siempre ha habido una mujer: María de los Ángeles Sandoval Montero, conocida como Pitina, su fallecida esposa.
Cuando inició su relación con ella, en 1970, Pitina contaba con 20 años y él con 24. Por entonces, Florentino estaba entregado al séptimo arte. Le gustaba el cine de arte y ensayo, las versiones originales y le entusiasmaban directores como Fellini o Bergman, por eso se había matriculado en la Escuela de Cine.
Pero su noviazgo con la mujer de toda su vida, secretaria en el centro médico de El Corte Inglés de la calle Goya de Madrid, no se fraguaría en un cine ni en un gran almacén, sino primero en una cafetería del barrio de Argüelles y luego en las gradas del Estadio Santiago Bernabéu. Florentino tenía acababa la carrera de Ingeniería de Caminos y un amigo los presentó. Sin embargo, ambos se cayeron muy mal al principio de su relación.
No obstante, poco a poco la pareja fue conociéndose y Florentino llegó a caer bien a toda su familia política, unos constructores que se habían ido al entonces protectorado español de Guinea Ecuatorial a hacer negocios. “Es que Floro es tan buen chico y tan serio…”, comentaban sus futuros suegros a sus allegados. Además, la joven pareja compartía las mismas aficiones: el cine y el fútbol. “En la primera salida que hicimos juntos me llevó a un bar en el que retransmitían un partido y no me hizo ni caso. Luego me hizo socia (del Real Madrid) y hasta hoy...”, contaba Pitina antes de fallecer en una entrevista personal.
Tras un noviazgo muy corto, de apenas unos seis meses, la pareja contrajo matrimonio en 1971 en la fervorosa iglesia madrileña de Jesús de Medinaceli, justo al lado del Hotel Palace, en pleno barrio de Las Letras. Su luna de miel la pasaron en las Islas Canarias. A su vuelta, Florentino tenía aún pendiente de realizar el segundo campamento de la milicia universitaria como alférez de compañía. Por eso no tenía todavía un trabajo fijo y no había rentas profesionales en su peculio. Vivían del dinero que sacaron como regalo de bodas por parte de su familia y amigos.
El primer trabajo lo consiguió el ingeniero Pérez Rodríguez en la Asociación Española de Carretera, siendo su presidente Juan de Arespacochaga, un ingeniero de caminos que luego fue alcalde de Madrid poco tiempo después de morir Franco. Su primera vivienda la situaron los Pérez en un piso alquilado en la calle del General Orgaz, muy cerca del Estadio Santiago Bernabéu y del Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital de España. La vida en familia era muy tranquila. De su unión, a pesar de que en su planteamiento inicial era tener muchos niños, sólo nacerían tres descendientes: Florentino, Eduardo y María Ángeles, a los que todos llaman desde siempre por sus apodos: “Chivo”, “Over” y “Cuchi”, respectivamente.
La vida de los Pérez en aquellos años seguía con su monotonía inicial, con Florentino ejerciendo de pater familias y llevando el jornal a la casa. Pero pronto comenzaría su incursión en el mundo de la política, con su incorporación en la extinta UCD. Pérez Rodríguez comenzaría primero a trabajar como ingeniero de Caminos en el Ayuntamiento de Madrid, que ya encabezaba su valedor y antiguo jefe, Juan de Arespacochaga. Éste le nombraría poco después delegado del Área de Saneamiento y Medio Ambiente.
Su carrera política
Allí, en el ayuntamiento capitalino, elevaría su incipiente carrera política. Siempre de la mano de UCD, pero sin olvidar la importante ayuda que le brindó su amigo el socialista Alonso Puerta, también compañero suyo en la Escuela de Ingenieros de Caminos y por entonces teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid bajo el mandato del profesor Tierno Galván.
Precisamente, en esas elecciones municipales de abril de 1979, Pérez Rodríguez salió elegido concejal de la coalición centrista (compareció en las listas de este nuevo partido liderado por Adolfo Suárez con el número catorce).
Posteriormente, ocuparía tres altos cargos ministeriales con la UCD: Primero, como subdirector general en el Ministerio de Industria; después, como director general de Infraestructura del Transporte en el Ministerio de Transportes; y, por último, como presidente del Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) en el Ministerio de Agricultura.
Muy a pesar de los reproches de su mujer Pitina, y del progresivo abandono de sus funciones familiares, Florentino continuó sin rubor con su escogido camino político. Así, tras el hundimiento de UCD, Pérez no tardó en unirse al partido liderado por el catalán Miguel Roca y el liberal Antonio Garrigues Walker, el llamado Partido Reformista Democrático (PRD), ocupando su secretaría general. Tras el fracaso de la “Operación Reformista” (elecciones generales de 1986, en las que no obtuvo ningún diputado) su labor se desvió ya únicamente hacia el sector privado, donde emprendió una vertiginosa carrera empresarial en el mundo de la construcción.
A partir de ese momento, su trayectoria empresarial fue en ascenso. En 1986 compró la constructora Ocisa, también mediante el pago de una peseta por acción al Banco Hispanoamericano. Poco después, en febrero de 1991, entró a formar parte del consejo de administración de la Societé Auxiliaire D' Enterprises (SAE), una importante empresa francesa de construcción. Más tarde, el 9 de diciembre de 1992 fue nombrado presidente y consejero delegado del Grupo Ocisa, en sustitución de Jesús Roa Baltzar, quien tuvo que dimitir al verse inculpado en un caso de comisiones ilegales para financiar al PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra.
En esos complicados momentos, Florentino Pérez no dudó en coger el timón. E inicio los estudios de viabilidad de una fusión de la constructora Ocisa con Construcciones Padrós, empresa de la que poseía una participación del 34 por ciento, según informó entonces la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Solo escasos meses después, en 1993, la constructora Ocisa ya cambiaba su denominación por la de OCP Construcciones SA y Florentino pasaba a ocupar la presidencia de esta nueva empresa, sin aparentes manchas, que en 1997 lograría fusionar con la sociedad Ginés Navarro (la entonces constructora de la familia March).
Ese fue el germen de lo que luego se convertiría en el gran holding Actividades de Construcciones y Servicios (ACS), compañía que también pasó a presidir Pérez Rodríguez. Pero previamente ya había incorporado a su grupo empresarial a la constructora pública Auxini, eso sí, previo pago de 54 millones de euros, lo que fue considerado en el sector como un “auténtico regalo hacia su figura", ya que la empresa pública contaba con 60 millones invertidos en Letras del Tesoro y disponía de una tesorería saneada con una cifra de negocios por encima de los 350 millones.
A su vez, durante el año 1999, logró que entraran a formar parte del Grupo ACS las empresas de transportes de viajeros Continental Auto (100 por ciento) y Autobuses del Norte ANSA (50 por ciento). Y también en los primeros meses de 2000 se produjo la absorción por ACS de las sociedades Imes, Vertresa y Venelín, controladas por los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, conocidos como Los Albertos, que forman parte de sus grandes amigos.
Corría el año 1999 y Florentino Pérez Rodríguez ya se había convertido en el presidente y magnate de una de las constructoras más importantes de Europa. Más tarde, en el año 2002, la empresa se fusionaría con su homóloga Dragados. Hoy el megagrupo ACS cuenta con seis grandes áreas de negocio: Construcción, servicios, comunicaciones y energía, medio ambiente, transporte, concesiones y telecomunicaciones. Y Florentino sigue en el cargo. Dicen que Pérez sabe muy bien navegar en las aguas revueltas de familias todopoderosas.
Los orígenes blancos del empresario
Fue en febrero de 1995 cuando se presentó por primera vez a las elecciones para presidir el Real Madrid. Pero perdió, algo raro en su vida. Fue después de dos meses de dura competición contra el todopoderoso entonces Ramón Mendoza y frente a un tercer candidato, el empresario Santiago Gómez Pintado, cuando Pérez Rodríguez perdió la poltrona por tan sólo 698 votos (15.203 de Mendoza frente a los 14.505 de Pérez).
Pero en el año 2000 se presentó de nuevo a presidir el club blanco contra el comisionista e intermediario de terrenos ya fallecido Lorenzo Sanz Mancebo, al que derrotó en una campaña muy estudiada estratégicamente, un hecho muy significativo en su vida profesional. Y lo hizo, por sorpresa, pese haber conquistado el Real Madrid con Lorenzo Sanz la octava Copa de Europa (ganó a Sanz por 16.469 votos frente a 13.302).
Entre sus primeros directivos figuraban muchos pesos pesados de la vida económica española, muchos de ellos, en teoría, amigos del matrimonio Pérez, como Fernando Fernández-Tapias, Juan Abelló Gallo, Luis del Rivero Asensio, Manuel Cerezo, Miguel Ángel Arroyo Gómez, Fernando Martín Álvarez, Luis Gómez-Montejano Arroyo, José Sánchez Bernal, Enrique Sánchez González, etc...
Desde entonces, el palco del Estadio Bernabéu se convirtió en un centro de poder de primera magnitud. Un escenario al que iban desde el entonces rey de España, Juan Carlos de Borbón, hasta el presidente del Gobierno de turno como José María Aznar, pasando por el alcalde de Madrid del momento. Ahora, habrá que esperar a ver si también Pérez Rodríguez se sale con la suya con la SuperLiga y por el reformado Estadio Santiago Bernabéu van pasando los líderes europeos y mundiales.
El ocio de Pérez Rodríguez
Precisamente, el ocio de la familia Pérez no ha tenido otro sentido que el mundo del fútbol y la mar. Este último hobby, en torno al mar, se desarrolló desde temprano en torno a su yate atracado durante muchos años en Puerto Portals, una de las zonas más exclusivas portuarias de la isla de Mallorca. Allí, en este lujoso puerto del Mar Mediterráneo, estuvo fondeado desde hace muchos años el Pitina III, el yate que llevaba el nombre de la matriarca de la saga, y que fue construido con la marca de los astilleros Astondoa, un detalle muy preciado por los amantes de la náutica.
Otro “pequeño” lujo de Florentino Pérez es la mansión familiar que los Pérez se construyeron en el barrio madrileño de El Viso, su gran residencia habitual, en una zona privilegiada donde viven personajes como la condesa de Romanones, Los Albertos o los banqueros de la familia March, sus primeros socios en ACS. Hasta entonces, los Pérez vivieron en un chalet adosado que compraron cuando Florentino era concejal de la UCD, en el barrio madrileño de Chamartín y muy próximo a la calle de Padre Damián, cercana al Estadio Bernabéu.
La materialización de su nueva mansión, situada sobre una parcela de esquina de 2.600 metros cuadrados de extensión, con tres alturas más ático, sótanos, trasteros y varias plazas de garaje, acompañada de los mejores sistemas en seguridad y lo último en telecomunicaciones, le costó al matrimonio más de 30 millones de euros. El terreno, circundado por las calles Velázquez, Castellón de la Plana y Pablo Aranda, fue comprado por Florentino Pérez en septiembre de 2003 a Dolores Utrera Patuel, una prima lejana del productor ya fallecido Vicente Patuel, marido de la conocida actriz Carmen Sevilla.
Para hacer frente a su compra los Pérez suscribieron una hipoteca de 19 millones de euros con el Banco Santander Central Hispano, cuyo vencimiento terminó el 30 de septiembre de 2006. La finca fue tasada por el BSCH, según el Registro de la Propiedad, en 27.360.000 euros. La mansión familiar de los Pérez comenzó a construirse en el 2005 a cargo de la empresa Dragados, integrada en el holding ACS, que preside Florentino Pérez. El proyecto arquitectónico fue realizado por la firma Arquetipo Arquitectos Asociados. Los sistemas de comunicaciones fueron encargados a World Consulting y el movimiento de tierras, encofrados y andamiajes, a distintas subcontratas. Por ejemplo, en su jardín se plantaron más de veinte árboles “de gran porte” con “tronco de diámetro superior a 30 centímetros”, según el proyecto original al que ha tenido acceso elcierredigital.com.
Empresas familiares
Para realizar todas sus operaciones financieras, los Pérez recurrían a dos de sus sociedades instrumentales: Inversiones Vesan S.A. y Rosan Inversiones S.L. En ambas figuraban como administradores el propio Florentino Pérez y su mujer, María Ángeles Sandoval. El family office del matrimonio Pérez-Sandoval fue Rosan Inversiones, con domicilio en la calle Fray Bernardino Sahagún, número 20, en pleno barrio madrileño de Chamartin. Esta sociedad fue a su vez la matriz de Inversiones Vesan, de la que mantuvieron el cien por ciento de su capital. La sociedad Inversiones Vesan fue constituida por los Pérez en diciembre de 1997 con un capital social de cerca de 100 millones de euros.
Con estas dos sociedades el pujante matrimonio incrementó, mediante la compra sucesiva de paquetes de acciones, su poder en la constructora ACS, situándose inicialmente como tercer accionista de la constructora (en torno al 11%) después de Corporación Financiera Alba (el holding de la familia March), y los empresarios Alberto Cortina y Alberto Alcocer, sus amigos que poseían a través de su sociedad Corporación Financiera Alcor un significativo paquete de la compañía (alrededor del 14%). Pero poco a poco este porcentaje fue subiendo en torno la figura y particulares sociedades del hoy presidente del Real Madrid.
Por eso quizá, todos sus amigos dicen que "la figura de Florentino Pérez está enmarcada, sin duda, en la de un hombre hecho a sí mismo. Formado en una familia de clase media, que ha conseguido la condición de rico sin los lastres habituales de la opulencia". Todos ellos dicen a elcierredigital.com que "es un hombre inteligente, organizado y responsable. Que difícilmente pierde las formas. Que la diplomacia es una de sus señas de identidad pero que siempre guarda un as en la manga. Que odia que haya papeles encima de la mesa porque, según dice, es síntoma de tener trabajo pendiente. Que no perdona la mentira".
Aseguran que "no gusta de excesos y se deja guiar poco por las pasiones mundanas. Que apenas bebe y que come muy frugalmente en las comidas de empresa. Que uno de sus platos más comunes es la tortilla francesa y la ensalada de tomate.
Creo que hoy nadie duda de que su alargado paso por la política española le puso en contacto con la realidad económica y financiera. Algo que con el tiempo le sirvió para incrementar su privilegiada agenda de contactos, que hoy baraja como nadie.
Más noticias: