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Dos hombres de traje se saludan frente a un edificio con un logotipo grande en la pared.
INVESTIGACIÓN

La estrategia de Puente para controlar Talgo: Sus relaciones con el PNV y Sidenor

El ministro de Transportes intenta que el fondo Trilantic venda su participación en Talgo a la siderúrgica vasca Sidenor

Óscar Puente sigue ejecutando una trepidante agenda. En ella conviven el rediseño del organigrama del Ministerio de Transportes, la negociación de trayecto del AVE por distintas provincias, la concesión de múltiples entrevistas, la escritura de infinitos tuits y su labor como portavoz oficioso del Gobierno. 

Al alimón, dicen fuentes del partido que el ministro "enreda en el cambio de la dirección del PSOE de Castilla y León" y maniobra para "conseguir que Talgo acabe en manos de Sidenor", rescatada en los años 90 gracias al PNV y al exconsejero vasco Sabino Arrieta. 

Arrieta repatrió en 1998 a José Antonio Jainaga, que llevaba dos décadas trabajando en Francia para Michelín. Y acabó convirtiéndose en presidente y accionista de la siderúrgica Sidenor.  A Jainaga se le presume un patrimonio de alrededor de 400 millones de euros. 

Y está dispuesto a liderar una nueva operación político-empresarial bendecida por Puente. El ministro visitó en diciembre las instalaciones de Sidenor en Basauri. Y el pasado mes de octubre vio con alegría que el PNV votó "no" a su reprobación en el Congreso.

Ahora intenta rentabilizar sus buenas relaciones con Sidenor y el partido fundado por Sabino Arana para asegurarse el control de Talgo. 

Elogios

En la citada visita, Puente se deshizo en elogios con Sidenor. "He tenido la oportunidad de conocer la fábrica de Sidenor en Bizkaia y de reunirme con su presidente. La empresa es un ejemplo de innovación y apuesta por las nuevas tecnologías en una industria tan importante para la economía española como la siderúrgica". 

Y Jainaga le devolvió los cumplidos. "Quiero agradecer al ministro Óscar Puente que nos haya permitido enseñarle Sidenor. Una empresa industrial en la que trabajamos más de 1.800 personas fabricando aceros especiales, con una fuerte presencia en el automóvil. Hemos disfrutado viendo la fábrica, contándole nuestros planes y nuestros proyectos de futuro, de innovación, de tecnología, y de liderazgo en la transición ecológica. En definitiva, de crecimiento. Solo se puede asegurar el futuro actuando con solvencia y solidez, creciendo de forma sostenible industrial y financieramente". 

La OPA que alarmó a La Moncloa

La OPA de la 'orbanista' Magyar Vagon  al constructor español Talgo desairó al PNV y provocó inquietud en La Moncloa. El Gobierno central bloqueó la operación y el partido que lidera el Ejecutivo vasco ha actuado para encontrar comprador alternativo. 

Hombre con traje y corbata en un entorno interior con personas desenfocadas al fondo.
Óscar Puente. | EP

El PNV está temeroso porque 700 de los 2.500 empleados de Talgo se encuentran en la planta alavesa de Rivabellosa. La mejor opción parecía el Grupo CAF, que se encuentra en máximos históricos en cuanto a pedidos y resultados económicos. 

Pero fuentes el Grupo CAF explicaron a Elcierredigital.com que desecharon la operación, que no les aportaba "valor añadido". Y, además, les desviaba en su intención de consolidar y aumentar su proceso de internacionalización. 

El fondo norteamericano Trilantic, que posee más del 40% de las acciones de Talgo, lleva meses intentando desembarazarse de la histórica empresa española. El veto del Gobierno central les generó un gran enfado. 

Pero es evidente que se les acaba de abrir una oportunidad gracias a la siderúrgica de origen estatal Sidenor. Su presidente, José Antonio Jainaga, apoya la compra de forma entusiasta. Y lo mismo hace el PNV, pese a que el Gobierno Vasco dice que debe ir aparejada de un plan de futuro para Talgo. 

Fuentes cercanas a la operación señalan que la intención de Jainaga, el Gobierno Vasco y La Moncloa (a través de la SEPI) sería la de hacerse con el 40% de Talgo. A cambio, sumarían un desembolso de 130 millones de euros. 

La operación no precisaría de una OPA, ya que Sidenor no alcanzaría en ningún caso el 30% que la forzaría. El Gobierno Vasco vehicularía su inversión a través de Finkatuz. Este fondo público cuenta con acciones en Kaiku o ITP (especializado en motores aeronáuticos). 

Los rumores de la compra han propulsado el precio de la acción de la endeudada Talgo, que podría llegar a estar controlada por Jainaga. El empresario bilbaíno es merecedor de la confianza del PNV. 

La formación jeltzale 'avaló' en 2016 su operación para hacerse con Sidenor. Esta empresa facturó 930 millones de euros en 2023. Y desplomó su beneficio neto hasta menos de la mitad que en 2022 al caer hasta los 23,5 millones en positivo. 

El grupo de inversores que lideró Jainaga desembolsó hace ocho años 155 millones de euros a la compañía brasileña Gerdau. Este gigante sudamericano se hizo con Sidenor cuando fue privatizada en 1995. Lo hizo por 443 millones de euros.

Once años después, Gerdau la vendió por poco más de un tercio de lo que desembolsó. Con lo cual, firmó una de las operaciones más ruinosas de su historia. 

Bruselas avaló el veto de La Moncloa

La OPA lanzada por una empresa cercana al ultraderechista presidente húngaro Viktor Orban sobre Talgo fue frenada por La Moncloa. El Gobierno adujo "motivos de seguridad nacional". Lo hizo tras leer con preocupación los informes elaborados por el CNI. 

Tren moderno de alta velocidad en movimiento sobre vías electrificadas en un paisaje despejado.
Talgo. | EP

Bruselas avaló el bloqueo para enfado del gigante húngaro comandado por Zsolt Hernádi, presidente de la petrolera húngara Mol. 

Fabricando trenes desde 1942

Patentes Talgo, conocida popularmente como Talgo, nació en 1942. En su puesta en marcha tenía intención de comercializar el nuevo tipo de tren diseñado por Alejandro Goicoechea con financiación de José Luis Oriol Urigüen.

Talgo está liderada desde el pasado año por Gonzalo Urquijo (ex de Abengoa) tras sustituir a un heredero del fundador, José María Oriol. Desde hace años arrastra un problema de deuda. De él iba a hacerse cargo Magyar Vagon, que prometía desembolsar alrededor de 620 millones de euros. 

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