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La droga que prolonga el sexo, la mefedrona impera en España: Sus graves infecciones
Se han visto ya casos en hospitales de Madrid de amputaciones de brazos tras pincharse con la misma aguja la mefedrona
En los últimos meses, diferentes ciudades de España han sido testigos de un preocupante incremento en el consumo de mefedrona. Se trata de una droga sintética que ha ganado popularidad en entornos de ocio nocturno y, especialmente, en prácticas de ChemSex.
Esta tendencia ha derivado en un alarmante aumento de infecciones graves entre los usuarios que comparten material de inyección. Llegando incluso a casos extremos de amputaciones de extremidades debido a infecciones severas, según fuentes médicas.
El problema se ha extendido por diversas regiones del país. Barrios madrileños como Chueca y Malasaña han sido identificados como algunos de los focos principales de consumo. Allí esta sustancia se ha introducido con fuerza en el circuito de fiestas privadas y en el ambiente de ocio nocturno.
La mefedrona, conocida en el argot callejero como "miau-miau" o "mefe", es una sustancia psicoactiva de la familia de las catinonas sintéticas. Sus efectos estimulantes y empatógenos la han convertido en una droga de elección para prolongar e intensificar las experiencias sexuales, especialmente en el contexto del ChemSex.

Esta práctica implica el uso intencionado de drogas para mantener relaciones sexuales durante largos periodos. A menudo extendiéndose por varias horas o incluso días. Las sustancias más comúnmente asociadas al ChemSex incluyen, además de la mefedrona, el GHB/GBL y la metanfetamina.
Según datos recopilados por diferentes servicios de reducción de daños y asociaciones especializadas, el uso de mefedrona ha experimentado un notable incremento en grandes ciudades como Madrid, Barcelona y Valencia. Allí, el ocio nocturno y las redes sociales han facilitado la difusión de su consumo.
En particular, en barrios madrileños como Chueca y Malasaña, zonas reconocidas por su intensa vida nocturna, su comercialización y uso han crecido de manera preocupante.
Inicialmente, la mefedrona se vendía legalmente como una "sustancia de investigación" o bajo etiquetas de "no apto para el consumo humano" para evadir controles. Sin embargo, debido a sus efectos estimulantes y los riesgos para la salud, España prohibió su distribución en 2010. Y la incluyó en la lista de sustancias fiscalizadas.
Riesgos asociados al consumo inyectable
La mefedrona puede consumirse por diversas vías. Sin embargo, la inyección intravenosa, conocida como "slam" o "slamming", ha ganado terreno entre algunos usuarios. En parte debido a la rapidez e intensidad de sus efectos. Evidentemente, esta práctica conlleva riesgos significativos, especialmente cuando se comparte el material de inyección.

El uso compartido de jeringuillas y otros utensilios incrementa exponencialmente el riesgo de contraer infecciones. Incluyendo VIH, hepatitis C y otras infecciones bacterianas. Estas últimas pueden derivar en abscesos, celulitis y, en casos extremos, infecciones sistémicas que ponen en peligro la vida del individuo.
Además, la administración de mefedrona por vía intravenosa puede provocar complicaciones adicionales. Entre ellas, la formación de coágulos sanguíneos y daños en los vasos. Aumentando el riesgo de infecciones severas. En casos extremos, han requerido amputaciones para evitar la propagación de la infección.

Estas situaciones son especialmente preocupantes debido a la rápida progresión de las infecciones y la dificultad en su tratamiento.
El papel del ChemSex en la propagación de la mefedrona
El ChemSex ha sido identificado como un factor clave en la difusión de la mefedrona en España. Esta práctica, que implica el uso de sustancias psicoactivas para facilitar y prolongar encuentros sexuales, ha ganado popularidad en los últimos años. Especialmente entre hombres que tienen sexo con hombres.
Sin embargo, fuentes clínicas sostienen que el fenómeno se está extendiendo también entre los heterosexuales, ampliando el espectro de afectados.
Las sesiones de ChemSex pueden prolongarse durante horas o incluso días. Durante estos encuentros los participantes consumen diversas sustancias para mantener la excitación y la energía.
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La mefedrona se ha convertido en una de las drogas más utilizadas debido a sus efectos estimulantes. También ha influido en gran medida la percepción de que mejora el rendimiento sexual. No obstante, esta combinación de consumo de drogas y actividad sexual prolongada incrementa significativamente los riesgos para la salud. Sin olvidar el riesgo de transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS) y las complicaciones derivadas del uso de sustancias.
De igual manera, la mefedrona ha incursionado con fuerza en el mercado negro. En los últimos años, las fuerzas de seguridad en España han desarticulado varias bandas dedicadas al tráfico de mefedrona. En 2012, la Guardia Civil desmanteló una red internacional que distribuía esta droga por Europa, incautando 48 kilos de la sustancia. Desde entonces, las operaciones e incautaciones contra esta sustancia se han mantenido en nuestro país.
Más recientemente, en enero de este año, la Policía Nacional desmanteló en Valencia un "supermercado de la droga". Allí se incautaron casi 500 gramos de mefedrona y se detuvo a tres personas. Estas operaciones evidencian la persistencia del tráfico de esta droga y el esfuerzo continuo de las autoridades para combatir su distribución en España.
Respuestas desde la comunidad y las autoridades
Ante esta situación, diversas organizaciones y colectivos han intensificado sus esfuerzos para concienciar sobre los riesgos del consumo de mefedrona y promover prácticas más seguras.
Programas de reducción de daños, como la distribución de material de inyección estéril y la realización de talleres informativos. Buscan minimizar las consecuencias negativas asociadas al consumo de drogas. Estas iniciativas pretenden educar a los usuarios sobre los peligros del uso compartido de material de inyección y fomentar prácticas que reduzcan el riesgo de infecciones.
Por su parte, las autoridades sanitarias han implementado distintas estrategias para abordar este problema. En Madrid, la Comunidad Autónoma ha puesto en marcha un plan destinado a reducir las infecciones de transmisión sexual y las prácticas de ChemSex. En otras regiones, como Cataluña y el País Vasco, se han reforzado las campañas de prevención y los programas de intercambio de jeringuillas.
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El Ministerio de Sanidad ha desarrollado guías para la implementación de Programas de Intercambio de Jeringuillas (PIJ). Estos programas buscan proporcionar material de inyección estéril y educar a los usuarios sobre los riesgos del uso compartido de jeringuillas.
Además, diversas asociaciones, como Apoyo Positivo y Energy Control, están reforzando sus campañas de información. También ofrecen apoyo a quienes buscan dejar de consumir mefedrona y otras drogas asociadas al ChemSex.
Estas campañas buscan no solo informar sobre los riesgos asociados al consumo de esta sustancia. También ofrecer recursos y apoyo psicológico para quienes desean abandonar estas prácticas.
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