Desvelamos todas las incógnitas sin respuesta en torno al caso del pequeño Julen Rosel
La Guardia Civil se hace cargo de las investigaciones tras hallarse el cuerpo sin vida del niño a la una y veinticinco d
Las dos de la tarde del domingo 13 de enero la familia de Julen se encontraba preparando una paella al aire libre en la finca de David, un familiar de Victoria, madre del niño. En aquel momento el pequeño se encontraba jugando cerca de ellos y su madre vigilándolo, pero recibió una llamada a su teléfono móvil y lo dejó a cargo de José Rosello, su padre, que se puso a preparar fuego para cocer el arroz y perdió de vista a Julen durante unos segundos. Pero el niño echó a correr y cuando José alzó la vista vió como se caía a un pozo, a unos 15 metros de él. Cuando quiso llegar hasta la boca del pozo ya era tarde. Después, el drama.
Una vez terminadas las labores de rescate del pequeño Julen se abren otras nuevas vías de investigación, hasta ahora ocultas para centrarse en las labores de rescate. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil ya han interrogado a varias personas, como a David, el dueño de la parcela, o el pocero Antonio Sánchez, alias "Periquete", responsable de la empresa Triben Perforaciones, que excavó el hueco donde cayó Julen, en dos ocasiones. Con todas las declaraciones hicieron un informe que ya obra en poder de la titular del Juzgado número 9 de Málaga.
Pozo sin permiso de obra
Durante las declaraciones ante la Guardia Civil tanto David como el pocero se echaron la culpa uno al otro, pero lo cierto es que el pozo carece de los permisos necesarios que expiden dos organismos de la Junta de Andalucía, la Dirección General de Minas y la de Dominio Público Hidráulico y Calidad de las Aguas en la Demarcación de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas. Uno pensaba que el propietario de la finca los había sacado y el otro que los permisos eran responsabilidad del operario.
Tanto el pocero como el propietario de la finca no presentaron solicitud para recibir el permiso, ni un proyecto técnico firmado por un ingeniero, como es preceptivo. Las obras de la zanja posterior realizada, de 35 por 5 metros, y tampoco contaban con el permiso del Ayuntamiento de Totalán. La Guardia Civil sí cree que el pocero tapó el hueco con una piedra, que luego fue movida por una retroexcavadora al aplanar el terreno, pero nadie se explica todavía por qué había escombros taponando el pozo a 70 metros.
Los interrogantes son numerosos, desde los relativos a las primeras obras de construcción del pozo, hasta el posterior movimiento de tierras, donde se hizo la última fotografía de Julen con una bolsa de "gusanitos" en la mano, la misma que se encontró en su búsqueda dentro del hoyo y que sirvió para descartar que el niño se hubiese perdido en otro lugar.
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A los investigadores corresponde ahora estudiar las circunstancias que rodearon el accidente que acabó con su fallecimiento y determinar donde se encontraban todos y cada uno de los testigos que aquel día estaban en el Cerro de la Corona, de Totalán (Málaga), alrededor de la paella familar que terminó en desgracia.
Queda también por saber la causa de que la primera llamada al 112 la efectúan dos senderistas y no ninguno de los familiares y por qué durante los primeros intentos de rescate los equipos se encontraron con un tapón de escombros dentro del agujero a 70 metros.
Tal y como informaba ayer elcierredigital.com, los padres decidirán dentro de unos días si inician acciones legales contra alguien o no. Al mismo tiempo, un bufete de abogados de Marbella ha encargado estudios periciales sobre cómo se estaban realizando las tareas de rescate al arquitecto José María Flores Vila que alza la voz critica por "la lentitud con la que se han tomado algunas decisiones", explicaba hace unos días a este diario.
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