Desastre en España tras la DANA: Inundaciones, colapso de infraestructuras y cadáveres
Las riadas, con unas 100 víctimas mortales ponen en jaque a España y apuntan a la ineficacia de planes gestión de riesgo
La DANA que azota España estos días ha dejado en evidencia la vulnerabilidad del país ante fenómenos climáticos extremos. Las regiones más afectadas, como Valencia, Albacete, Cuenca y Jerez, han sufrido un caos generalizado.
El balance es desolador: desaparecidos, víctimas mortales, inundaciones, cortes de transporte y daños en infraestructuras. A lo que hay que sumar un considerable impacto económico en sectores como la agricultura.
Las circunstancias han generado una llamada de atención urgente. Especialmente ante la necesidad de reforzar las infraestructuras y mejorar los planes de gestión de riesgos, sobre todo, en áreas propensas a inundaciones.
En Albacete y Cuenca, las lluvias torrenciales dejaron un panorama de desolación en municipios como Letur o Buenache de Alarcón. Las inundaciones forzaron evacuaciones y cierre de accesos.
La alcaldesa ha solicitado la declaración de Zona Catastrófica debido a los cuantiosos daños en viviendas y comercios. Mientras, los equipos de emergencia trabajan para despejar calles inundadas y edificios llenos de barro.
La Comunidad Valenciana y el litoral levantino también han sido severamente afectadas. En ciudades como Valencia, el desbordamiento de ríos y la acumulación de agua han llevado a desalojos y a la destrucción de propiedades y cultivos.
El río Magro, por ejemplo, ha alcanzado niveles de alerta, inundando zonas habitadas y obligando a activar protocolos de emergencia para rescatar a personas atrapadas.
Los aeropuertos en la región también experimentaron cancelaciones y retrasos. El de Palma de Mallorca ha sido uno de los más afectados, cancelándose más de 50 vuelos.
Esta interrupción en el transporte aéreo afectó tanto a pasajeros nacionales como internacionales. Circunstancia que ha aumentado la presión sobre los servicios de emergencia y los operadores aeroportuarios.
Caos ferroviario y vulnerabilidad del sistema de transporte
Uno de los puntos más críticos ha sido el impacto en el sistema ferroviario. Especialmente en la línea de alta velocidad Madrid-Valencia, que ha estado paralizada durante varios días debido a las inundaciones en tramos claves. Y que seguirá sin servicio durante, al menos, cuatro días más.
La suspensión de este servicio no solo ha dejado varados a cientos de pasajeros. También ha interrumpido la logística de transporte de mercancías a través del Corredor Mediterráneo, una ruta esencial para el comercio en España.
El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) ha indicado que las labores de reparación continúan. Pero lo cierto es que la situación ha revelado una clara vulnerabilidad en el sistema ferroviario español ante eventos climáticos extremos.
Lo vivido subraya la necesidad de una mayor inversión en infraestructura resiliente y sistemas de gestión de emergencia. Herramientas que puedan responder eficazmente a fenómenos como la DANA.
La respuesta de la Confederación Hidrográfica del Júcar y la gestión de cauces
La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) ha sido objeto de críticas en los últimos años por parte de algunos alcaldes de la Ribera. Los ediles pidieron autorizaciones para limpiar intensamente los cauces y barrancos antes de la temporada de lluvias.
Por su parte, Miguel Polo, presidente de la CHJ, ha defendido siempre la postura de la entidad, argumentando que una limpieza extrema de la vegetación puede ser contraproducente. Pues en determinadas circunstancias esta actúa como una barrera natural que ayuda a frenar el flujo de agua durante las crecidas, reduciendo así el riesgo de inundaciones en áreas urbanas.
La CHJ ha insistido en la necesidad de una gestión equilibrada de la vegetación en los cauces. Sin olvidar que se implementen proyectos estructurales para mejorar la resiliencia de áreas vulnerables.
En la Ribera, por ejemplo, se han destinado más de 4 millones de euros a obras de contención. En concreto, en el Barranco de Barxeta y el Barranco de la Casella, entre Alzira y Carcaixent. Estas obras incluyen la construcción de diques y barreras para mitigar el riesgo de desbordamientos.
Desafíos económicos y pérdidas en la agricultura
El impacto económico de la DANA es notable, especialmente en el sector agrícola. Las inundaciones han arrasado cultivos y han destruido invernaderos en áreas como El Ejido, lo que se traduce en pérdidas millonarias para los agricultores.
Además, el cierre de carreteras y las alteraciones en rutas logísticas, junto con la interrupción de la actividad portuaria en Valencia, representan un golpe para la economía local y nacional. Afectando el suministro y el precio de productos en otras regiones de España.
El sector turístico también ha sufrido impacto. Las cancelaciones de vuelos y las dificultades en el transporte han disuadido a muchos turistas de visitar las zonas afectadas.
Planes de Gestión del Riesgo de Inundación y adaptación climática
La DANA ha puesto en relieve la necesidad de revisar y actualizar los Planes de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI) en España. Especialmente en la Demarcación Hidrográfica del Júcar, donde se ha trabajado en la actualización de estos planes desde 2021.
Los PGRI están diseñados para reducir las consecuencias de las inundaciones. Tanto sobre la salud humana, como sobre el medio ambiente, el patrimonio cultural, la actividad económica y las infraestructuras. Y deben revisarse cada seis años.
El segundo ciclo de los PGRI de la Demarcación del Júcar, aprobado en enero de 2023 mediante el Real Decreto 26/2023, incorpora medidas mejoradas. Entre ellas, el análisis costo-beneficio de las intervenciones y la implementación de sistemas de alerta temprana.
Estos planes incluyen la posibilidad de realizar inundaciones controladas en zonas específicas para reducir la presión sobre los sistemas de drenaje y minimizar los daños en áreas urbanas y rurales.
Además, el plan contempla la restauración hidrológico-forestal y la mejora de la capacidad de retención de agua en los cauces. Estas acciones son parte de una estrategia más amplia para afrontar los efectos del cambio climático.
En cuanto a la evaluación de los objetivos del plan, los PGRI incluyen un seguimiento anual que permite analizar los resultados de las medidas implementadas a través de indicadores específicos. Este proceso es fundamental para adaptar y mejorar las estrategias de gestión en función de los resultados obtenidos y de la evolución del cambio climático.
La CHJ y las autoridades locales han enfatizado la importancia de las medidas de autoprotección para los ciudadanos. Estas medidas incluyen el uso de sistemas de alerta temprana y la adopción de acciones preventivas. Entre ellas, la colocación de barreras en puertas y ventanas en áreas propensas a inundaciones.
La CHJ también ha elaborado guías prácticas para ayudar a los municipios y a la población a adaptarse a los riesgos de inundación. Promoviendo un enfoque integral de protección que involucra tanto a las autoridades como a la ciudadanía.
La DANA de estos días ha dejado una lección clara. Y es la necesidad urgente de reforzar la resiliencia de las infraestructuras y adaptar la gestión de riesgos a los efectos del cambio climático.
Las inundaciones han demostrado que el enfoque de “limpieza extrema” de cauces y barrancos no es una solución única ni suficiente. Se necesita una estrategia de gestión equilibrada que combine medidas estructurales, protección de vegetación en cauces y una inversión en infraestructura de retención y contención de aguas.
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