Conflicto entre autonomías: Aragón recupera las pinturas del Monasterio de Sijena
La Audiencia Provincial de Huesca ha ratificado el regreso de las pinturas murales de la Sala Capitular.
Las célebres pinturas murales de la Sala Capitular del Monasterio de Sijena (Huesca), una de las obras cumbre del románico español, están más cerca de volver a su ubicación original en la localidad oscense. Y es que la Audiencia Provincial de Huesca ha ratificado el fallo que obligaba al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), institución que alberga a las pinturas en la actualidad, y a la Generalitat a devolver las pinturas al Monasterio del que fueron sustraídas durante la Guerra Civil. Por ende, Aragón podría solicitar la ejecución de la sentencia.
Como ya hiciera la jueza que se encargó del caso en primera instancia, la Audiencia ha desestimado los argumentos esgrimidos por el MNAC y el ejecutivo catalán, confirmando el razonamiento de la sentencia emitida a este respecto en 2016, en virtud de la cual se estima que las pinturas se encuentran actualmente sin título de propiedad y, además, “en precario”.
Una de las alegaciones de los agentes catalanes era que un potencial traslado podría dañar el estado de unas pinturas de tal antigüedad, que además estuvieron parcialmente expuestas al fuego en los tiempos de la Guerra Civil. No obstante, la Audiencia ha dado la razón a los peritos que participaron en el juicio y afirmaron lo contrario. Asimismo, los magistrados han determinado que las obras no pueden disociarse del inmueble al que pertenecen, estimando el deseo de las monjas de Sijena de que las pinturas regresaran su entorno original, aunque su orden, la de las Sanjuanistas, abandonara la localidad de Huesca en 1969.
Las reacciones por parte de ambos bandos involucrados no se han hecho esperar. Pepe Serra, director del MNAC, ha declarado que “la sentencia no es firme y el museo la recurrirá al Tribunal Supremo. Los argumentos que hemos hecho servir en primera instancia consideramos que continúan siendo válidos. Las pinturas continuarán en el museo donde se conservan en las mejores condiciones y queda garantizada su preservación”. En este sentido, hay que recordar que contra esta sentencia cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo, que ha de presentarse en un plazo de 20 días.
Por su parte, una de las caras visibles de los intereses aragoneses, Felipe Faci, consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno autonómico, se ha mostrado satisfecho con el fallo de la Audiencia, y ha comunicado que las pinturas “se reintegrarán al patrimonio cultural y artístico de Aragón”, una comunidad que ha identificado como “el legítimo propietario de las piezas”.
El expolio, una constante durante la Guerra Civil que se cebó con Sijena
Lo acontecido en Sijena durante la Guerra Civil es una muestra inequívoca de una atroz práctica generalizada entre los contendientes de aquel conflicto, que acabó en la destrucción o expolio de múltiples enclaves de gran entidad patrimonial en nuestro país. Hay que tener en cuenta que los vestigios del pasado no solo son testigos de excepción e incalculable valor, sino que, además, constituyen con frecuencia símbolos con una significación especial para ciertos colectivos.
El conjunto artístico que albergaba el monasterio de Sijena en los días previos al estallido de la guerra entre el bando republicano y el bando sublevado era absolutamente espectacular y las pinturas murales no eran sino la joya de la corona. Durante cientos de años, la hermanas de la Orden de San Juan del Hospital acumularon bienes artísticos que tendrían que vender a partir del siglo XIX como consecuencia de las urgencias económicas causadas por la desamortización. Ante tal fuga de patrimonio, en 1923 el Monasterio se declaró Monumento Nacional y, como consecuencia, sus piezas quedaron protegidas.
Ya en la Guerra Civil, el monasterio fue incendiado por columnas anarquistas, perdiéndose para siempre buena parte de sus piezas. Asimismo, los frescos de la sala capitular se quemaron parcialmente. Sin embargo, los expertos en Patrimonio de la Generalitat, representados en la figura de José María Gudiol, trasladaron sin autorización aragonesa lo que quedaba de las pinturas a Barcelona, donde fueron restauradas y enviadas al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).
Tras la finalización de la terrible guerra, las autoridades aragonesas solicitaron en varias ocasiones la devolución de los frescos sin éxito y comenzó un litigio que sigue vigente en la actualidad. En los años sucesivos, desde Lérida y Barcelona se enviaron emisarios al monasterio con camiones para transportar piezas hasta Cataluña.
Algunas de ellas serían vendidas posteriormente de forma definitiva a la Generalitat por las monjas, que aun continuaban siendo sus propietarias. Sin embargo, en los procedimientos judiciales que tuvieron lugar al respecto, Aragón alegaba que no había podido ejercer su derecho de tanteo para adquirir estos valiosos objetos, iniciándose un procedimiento judicial que se extendería por 20 años.
A partir de 2016, más de la mitad serían devueltas a Aragón y, un año más tarde, el Monasterio habilitó una exposición de las piezas devueltas. En cualquier caso, el conflicto está aún lejos de resolverse, pues, además de la pérdida de la pista de muchas de las piezas, que están en paradero desconocido, hay que contar con que expertos en patrimonio ajenos a los intereses de Aragón y Cataluña, como Gianluigi Colalucci o Simona Sajeva, tal como informa el diario El País, han desaconsejado el traslado de los frescos de la sala capitular. Además, como ya se ha apuntado, se espera que el MNAC recurra en los próximos días la sentencia ante el Supremo. Veremos qué acaba sucediendo finalmente.
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