La otra cara de los coches eléctricos tras la DANA: Su efecto nocivo en inundaciones
Los componentes de sus baterías, que pueden liberar gases y explotar al contacto con agua, son altamente contaminantes
La reciente DANA que azotó especialmente las provincias de Valencia y Albacete ha dejado un impacto devastador. Tanto en el aspecto humano como en la infraestructura, los hogares y los vehículos.
Entre los más afectados en materia de vehículos se encuentran los coches eléctricos. Su vulnerabilidad en este tipo de situaciones plantea “serias dudas” en ciertos sectores sobre su capacidad para cumplir con las expectativas de sostenibilidad y resiliencia promovidas por la Agenda 2030.
Más allá de la gestión política, la DANA ha desatado un debate sobre los riesgos ambientales asociados a las baterías de estos vehículos. También sobre su efectividad en este tipo de situaciones.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es una hoja de ruta global que busca, entre otros objetivos, reducir las emisiones contaminantes y frenar el cambio climático.
En este marco, los vehículos eléctricos (VE) han sido promovidos como una solución clave para la movilidad urbana. Al ser menos contaminantes que los de combustión interna durante su uso diario.
Sin embargo, la DANA ha expuesto las debilidades de estos vehículos cuando se enfrentan a condiciones extremas como inundaciones masivas. Aunque es importante recordar que la mayoría de los vehículos afectados son diésel o gasolina, pues son los más extendidos entre la población.
Los VE están diseñados con baterías de iones de litio, componentes altamente sensibles al agua. En situaciones de inundación, las baterías pueden sufrir cortocircuitos y liberar gases tóxicos o incluso explotar.
Además, los materiales utilizados en su fabricación, como el litio, el cobalto y el níquel, también han traído debate. Especialmente porque son potencialmente contaminantes si llegan al suelo o al agua.
“Este tipo de accidentes puede tener un impacto ambiental significativo, especialmente si se extiende el uso del coche eléctrico. Si una catástrofe así ocurre con baterías de litio y tierras raras el desastre ecológico hubiera sido mayor a largo plazo. Los metales de estas baterías afectan no solo la calidad del agua potable y los suelos agrícolas, sino también a la biodiversidad”, declaran fuentes ecologistas.
Uno de los aspectos más preocupantes de la DANA ha sido la falta de información oficial. En este sentido, “se desconoce el posible impacto ambiental de los VE inundados en áreas afectadas como Valencia y Albacete”, explican las mismas fuentes.
Por otra parte, fuentes del sector automovilístico sostienen que “los procesos de extracción y procesamiento de las tierras raras necesarias para la fabricación de estas baterías ya tienen un impacto ambiental considerable en sus lugares de origen”.
Según algunos expertos, “es urgente evaluar los daños y establecer planes de recuperación y reciclaje”. Todo con el objetivo de evitar que las zonas afectadas enfrenten consecuencias ecológicas a largo plazo.
Sin embargo, hasta el momento, las autoridades no han emitido comunicados que aborden esta problemática de forma específica.
La paradoja de la sostenibilidad
La delicada situación medioambiental en torno a los vehículos eléctricos inundados ha ampliado el debate.
Algunas voces replican, “resulta irónico que los vehículos eléctricos, promovidos como la solución para reducir la contaminación, se conviertan en una fuente de problemas ambientales en situaciones de desastre”.
Fuentes del sector cuestionan, “si los vehículos eléctricos no son útiles o seguros durante desastres naturales. ¿Cómo garantizar la movilidad de las personas y los servicios esenciales en el futuro?. ¿Estamos invirtiendo en una tecnología que puede fallar en los momentos más críticos?”.
Pedro Sánchez, impulso al eléctrico pero visita en coche diésel
En medio de esta crisis, la visita del presidente Pedro Sánchez a la localidad valenciana de Paiporta ha vuelto a la polémica.
El apoyo del presidente a la Agenda 2030 es evidente política y físicamente. Sánchez suele lucir pines alusivos a esta iniciativa. También aboga por la transición hacia una economía más verde. Sin embargo, para esta ocasión, optó por desplazarse en un vehículo diésel en lugar de un coche eléctrico.
Es más, en sus desplazamientos oficiales, utiliza principalmente un Audi A8 L W12, un vehículo de alta gama con motor de combustión interna.
El motivo de su elección para visitar Paiporta radica en la incapacidad de los VE para operar de manera eficiente en zonas inundadas. Según fuentes cercanas, el vehículo diésel, un todoterreno KGM Rexton, fue elegido por su robustez y capacidad para enfrentar las condiciones adversas del terreno.
Esta elección ha sido interpretada por muchos como “un reconocimiento implícito de las limitaciones prácticas de los VE, también en situaciones de emergencia”. De igual manera, fuentes cercanas a las zonas afectadas recuerdan que "toda la maquinaria y las bombas utilizadas para achicar agua en garajes y calles funcionan con gasolina".
La elección de Sánchez ha reabierto el debate sobre la viabilidad de los vehículos eléctricos en escenarios de emergencia. “La transición hacia una movilidad eléctrica es crucial para combatir el cambio climático. Pero es evidente que la tecnología actual no está completamente preparada para enfrentar todas las eventualidades”, sostienen algunas del sector automovilístico.
Esto plantea una pregunta ‘clave’ para muchos. ¿Cuál es el plan para el futuro de la movilidad sostenible en situaciones de crisis?.
Algunas fuentes del sector afirman que “una posible solución sería invertir en la mejora de la tecnología de los VE. Desarrollar baterías más resistentes al agua y sistemas de emergencia que permitan su uso en condiciones extremas”.
“Otra opción sería mantener una flota mixta en los vehículos de emergencias. Una opción de futuro en la que los vehículos de combustión interna sigan siendo una opción válida. Especialmente para contextos específicos donde los VE no pueden operar”, sentencian las mismas fuentes.
Más noticias: