La 'cara B' de Álvarez-Cascos: Acusado de corrupción
El exvicepresidente es señalado por embolsarse casi cinco millones de euros de contratistas del Ministerio de Fomento
"El escándalo del estraperlo es una broma en comparación con los escándalos que aparecen cada día en los medios de comunicación" y "la proliferación de traficantes de influencias y sus beneficios no tiene precedente en la historia reciente de España, desde la Restauración a los Gobiernos de UCD, pasando por la República y el franquismo".
Con estos epítetos abría la década de los noventa Francisco Álvarez-Cascos, erigido por aquel entonces en paladín contra la corrupción socialista, tal y como lo fue a inicios de los ochenta contra la ley del divorcio que, posteriormente, aprovecharía para casarse hasta tres veces.
Es pronto todavía para decir si Álvarez-Cascos hizo con la corrupción como con el divorcio. Pero la reputación del exvicepresidente de José María Aznar está por los tobillos tras conocerse que, tras dejar la política en 2004, se embolsó 4,7 millones de euros de contratistas de la administración pública, principalmente del Ministerio de Fomento que él lideró entre 2000 y 2004.
Destapa ABC que el ex número dos del PP utilizó empresas de su entonces mujer, la galerista María Porto, para hacerse de oro a partir de febrero de 2004, que es cuando impulsó Aqualium Spain SL, que estuvo a nombre de su mujer igual que la otra instrumental que, según el citado medio, fundó y tuteló en 2005, Cinqualium.
Ambas compañías hicieron caja a través de Cajastur, contratistas de tramos de AVE (la gallega Copasa y la asturiana Coprosa) o uno de sus mejores amigos, el empresario radiofónico Blas Herrero, que desembolsó más de un millón de euros. Arte o consultoría eran, según ABC, los subterfugios utilizados por el exdirigente 'popular' para obtener importantes ingresos.
No es la primera vez que la reputación de Álvarez-Cascos se pone en entredicho tras ser expulsado del partido que lideró y llevó al Gobierno asturiano, Foro Asturias, que le denunció por supuestamente haberse apropiado más de 200.000 euros y haber dilapidado un millón. El exvicepresidente reconoció que facturaba cada mitin a precio de conferencias, 5.000 euros.
Perfil de Álvarez-Cascos
Francisco Álvarez-Cascos fue uno de los muchos jóvenes que se entusiasmaron con el regreso de la democracia a España. En 1976 se afiliaría a la formación centrista Reforma Democrática, que se integraría en la Alianza Popular de los siete magníficos o siete exministros franquistas que lideraba Manuel Fraga.
Con esta formación se convirtió en concejal en Gijón en 1979, en senador en 1982 y en parlamentario autonómico en 1983. La política regional la abandonaría en 1986 tras convertirse en diputado, cargo que utilizó para llegar a ser uno de los miembros del lobby que tres años después convencieron a Fraga de que el líder de AP debía ser el presidente castellano-leonés José María Aznar y no Isabel Tocino.
El papel de Álvarez-Cascos fue clave en la subida al poder de Aznar, al que acompañó durante más de siete años (desde inicios de 1989 hasta el triunfo del PP en marzo de 1996). Antes, en 1990, se había convertido en secretario general de la refundada formación en el célebre Congreso de Sevilla, en el que Fraga dijo que Aznar era el líder "sin tutelas ni tutías" a pesar de que en las generales de 1989 había repetido los decepcionantes números del gallego en 1986.
Tras el triunfo de Aznar, Álvarez-Cascos se convirtió en vicepresidente y ministro de Presidencia, con guerra del fútbol contra el Grupo Prisa incluida. Tras la mayoría absoluta de 2000 pidió un capricho: dejar la cúpula gubernamental para asumir la cartera más jugosa de España en términos económicos: Fomento.
El asturiano otorgó contratos de tramos de AVE, viaductos e infraestructuras de todos los colores a empresas que, poco tiempo después, comprarían obras de arte a su mujer en frenesí.
Sus líos en Foro y el apoyo a Suma Principado
Álvarez-Cascos nunca dejó de interesarse por los temas políticos y haría pinza con Esperanza Aguirre para convertirse en oposición interna a Mariano Rajoy, al que criticó por activa y pasiva. El gallego se vengó impidiéndole luchar por liderar al PP en Asturias en 2011.
Pero su excompañero de Gabinete no se conformó y se sumó como líder de una formación personalista nacida para su lucimiento, Foro Asturias, que utilizó el acrónimo FAS (coincidente con el de su líder, Francisco Álvarez-Cascos).
Este irrumpió con éxito y por sorpresa en la política asturiana y se convirtió en uno de los escasos territorios en los que no ganó el PP en 2011. Foro se convertía en primera fuerza en Asturias, donde gobernó durante menos de un año porque no encontró aliados para aprobar presupuestos, lo que le llevó a forzar una repetición electoral que perdió.
El exvicepresidente mantuvo el control de Foro hasta que en 2020 su líder, Carmen Moriyón, le dejó en minoría a nivel orgánico tras criticar su gestión política y, más adelante, poniendo en duda su honradez al desvelar que al partido le había cargado diversos gastos, como habitaciones de hotel para su suegro, entradas de tenis para sus hijos o comida para su domicilio.
Cascos, tras intentar mantener su afiliación en el partido, anunció su marcha de Foro Asturias, partido que, según él, "sus dirigentes protagonizan el episodio insólito de demolición ética, ideológica, estratégica, táctica y organizativa del proyecto político singular de Foro que gestamos hace diez años".
En los últimos meses el 'jovellanista' Álvarez-Cascos, que ganó en los tribunales a su expartido por airear algunos datos privados, ha coqueteado con el PP, partido en el que su hijo Alfonso forma parte de Nuevas Generaciones, y ha apoyado el nacimiento de una escisión de Foro que concurrirá a las próximas autonómicas, Suma Principado.
Esta formación regionalista está liderada por su amigo y parlamentario tránsfuga Pedro Leal, que decía que ser "casquista" es un "piropo" hasta que ABC ha torpedeado el posible pacto preelectoral que podría haberse fraguado entre el PP y el nuevo Suma Principado, que tendrá difícil obtener representación en solitario.
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