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Una mujer con abrigo de piel y un hombre mayor con traje y corbata amarilla, levantando la mano.
INVESTIGACIÓN

Regresa la historia de Bárbara Rey y el Emérito

Un relato de presuntos chantajes, grabaciones, servicios secretos y pagos a cambio de silencio.

La serie Cristo y Rey es uno de los estrenos para este inicio de 2023. Una de las grandes apuestas de ficción de Atresmedia. Una serie que ha llegado a su plataforma de pago Atresplayer el 15 de enero de 2023. La ficción es un repaso a la tormentosa historia de amor de Ángel Cristo y Bárbara Rey. El domador y la actriz están encarnados por Jaime Lorente y Belén Cuesta. 

La producción, a cargo de Montse García y Daniel Écija, cuenta con el beneplácito de la propia Bárbara Rey. Por eso tal vez soprendió al principio saber que en la serie también se hablaría de forma colateral de la polémica relación entre la vedette y Juan Carlos I. 

Sobre este asunto, la totanera nunca ha sido clara y lo que ha dicho lo ha hecho con insinuaciones y, en ocasiones, jugando con la ironía y el doble sentido. Un asunto polémico que no se quedó en el plano de la privacidad sino que supuestamente necesitó la intervención de los Servicios Secretos. 

Ficcionados encuentros en Zarzuela 

El primer episodio de Cristo y Rey, más allá del despliegue de medios, cuenta con varios errores de contextualización. Así, por ejemplo, se hace coincidir en el tiempo la relación de Bárbara con Francisco Rivera Paquirri, interpretado por Jesús Castro, con el matrimonio de éste con Carmina Ordóñez, cuando en realidad la relación tuvo lugar durante su romance con Lolita Flores. Es decir, cuando el de Barbate y 'la divina' llevaban meses separados. También se sitúa el rodaje de la polémica cinta de contenido lésbico Me siento extraña que Bárbara protagonizó con Rocío Dúrcal en 1979 cuando en realidad tuvo lugar dos años antes, en 1977. 

Una mujer con abrigo de piel y un hombre con chaqueta de cuero están de pie junto a un coche en un entorno con decoración de circo.
Fotograma de 'Cristo y Rey'. | El Cierre Digital

En lo que respecta a la relación con el monarca, ésta se presenta como una historia de amor casi romántica, con encuentros dignos de película de amor americana. Incluso el espectador asiste a una visita de Bárbara al Palacio de La Zarzuela. A estas alturas de la película, nunca mejor dicho, mucho ya se sabe de esa polémica relación y de cómo se sucedían los encuentros entre el monarca y la vedette. Y desde luego no eran en la sede de la Jefatura del Estado.

¿Es Bárbara quién ha querido vender una versión romantizada del asunto? Lo cierto es que María García García (Murcia, 2 de febrero de 1950), verdadero nombre de la artista, ha firmado un contrato con Atresmedia para rodar también una docuserie, al estilo Rocío Carrasco, donde, aseguran, por primera vez contará los secretos de su agitada vida. Algunos ya los han contado muchos periodistas de investigación e incluso responsables de los servicios secretos. 

El monarca y la vedette

La relación con Juan Carlos I comenzó a principios de la Transición. Se hicieron amigos a través de Adolfo Suárez, durante la etapa en la que ella apoyaba al líder de UCD. El entonces presidente del Gobierno era conocedor de los gustos del rey Juan Carlos en cuanto a mujeres se refiere, y se la presentó. Dicen que el monarca disfrutaba de un trato muy familiar con todos los miembros del círculo personal de Bárbara Rey, era considerado como uno más, y además disfrutaba de las delicias culinarias (paellas) que la actriz murciana le preparaba en la barbacoa de su chalé situado en la zona de Boadilla del Monte y, antes, en La Moraleja.

La relación se inició a finales de los 70 y continuó de manera intermitente a lo largo del tiempo. Fue a comienzos de los años noventa cuando Bárbara Rey cambió su domicilio conyugal que tenía con Ángel Cristo en La Moraleja, por otro en la zona de Boadilla del Monte. Según ella misma ha confesado a sus íntimos amigos, por indicación del rey Juan Carlos, ya que estaba más próxima al Palacio de Zarzuela.

Una pareja vestida de novios, la mujer con un vestido blanco y velo, sosteniendo un ramo de flores, y el hombre con un traje oscuro y bufanda blanca.
Boda de Bárbara Rey y Ángel Cristo en 1980. | El Cierre Digital

En junio de 1994 el rey Emérito, de manera sutil, le hizo saber que la historia había acabado. Sin embargo, no iba a ser todo tan fácil. Según algunas fuentes, la murciana supuestamente había grabado varias conversaciones con el monarca.

Según fuentes de total solvencia, no había grabaciones de vídeo, solo había grabaciones de voz y múltiples fotografías tomadas en el jardín de la casa de Boadilla. Hay que situarse en el tiempo y entender que por entonces las grabaciones de vídeo eran muy escasas y hasta el CNI, entonces CESID, tenía en sus archivos una fonoteca donde grababa las conversaciones de voz de los principales actores de la vida pública española y no una videoteca.

La discreción nunca ha sido uno de los mejores atributos de Juan Carlos de Borbón y con su supuesta amante hablaba sin tapujos de todos sus problemas, incluyendo aspectos íntimos sobre la reina Sofía y el golpe militar del 23-F. Parte de estos audios se hicieron públicos en septiembre de 2022, en la docuserie Salvar al Rey (HBO). En estas cintas la vedette preguntaba al rey su opinión sobre José María Aznar, entonces líder de la oposición, ante las elecciones generales de 1993. También en otra cinta la vedette y el Jefe del Estado hablaban sobre la fuga del ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. 

El pago a su silencio 

En el libro de Juan Fernández Miranda y Javier Chicote publicado por Roca Editorial, El jefe de los espías, se cuenta el papel de los servicios secretos en esta historia. El volumen saca a la luz el archivo secreto de Emilio Alonso Manglano, consejero del rey y director del CESID durante 14 años. Era el jefe del espionaje, el hombre más informado de España. Lo sabía todo. Y lo documentó todo.

Mujer con cabello corto y rubio, vistiendo una blusa negra y portando un pin que dice
Fue musa de la UCD en los 70. | El Cierre Digital

Entre 1994 y 1996 la actriz recibió altos honorarios de TVE por presentar Esto es espectáculo junto a Ramón García. El programa se mantuvo hasta la llegada del PP al poder. Parece ser que entonces la actriz retomó sus peticiones directas de dinero.

Según Manglano las atribuciones mensuales que Bárbara Rey recibía de los fondos reservados del Ministerio del Interior rondaban entre un millón y dos millones de pesetas, aunque según algunas fuentes podrían ser más cuantiosas. Más tarde fueron ingresadas en una cuenta bancaria en Luxemburgo.

En 2017 Ok Diario publicó que los agentes del CNI le abrieron una cuenta bancaria en el Kredietbank Luxembourg a la que transfirieron una primera cantidad de 26,3 millones de pesetas (160.000 euros). La cuenta secreta tenía asignado el número 55-209185-88-1 y estaba calificada como “compte kt plus”, un servicio de mayor remuneración financiera. Para ocultar la identidad de los verdaderos beneficiarios figuraba a nombre de la firma la comercial W.K Dibiapur, una sociedad off shore constituida en un paraíso fiscal.

Una historia oscura

Sin embargo, como hemos comentado, al llegar el PP de José María Aznar a La Moncloa se decidió poner fin a los pagos a la artista y comenzaron los problemas. 

Portada de la revista
El escándalo de Bárbara Rey en las portadas. | El Cierre Digital

Fue en ese momento cuando la actriz volvió a la carga. Se dice que las personas que ayudaron a Bárbara Rey en la operación que tenía previsto hacer, vieron y escucharon algunos ejemplos de lo que tenía grabado y se asustaron de la sangre fría de la vedette.

Desde 1993, asesorada por un proveedor de materiales de espionaje, en su chalé de Boadilla del Monte (Madrid) había montado todo un nido de “vigilancia” que disponía ya, incluso, de una cámara de vídeo camuflada en las cortinas del dormitorio. La artista había comprado un equipo de grabación a Antonio Durán, el dueño de la famosa “Tienda del espía” situada en la calle Alcalá de Madrid, amigo suyo, que se lo instaló en un lugar oculto de su casa para que nadie lo notara. Se hizo correr el rumor de que había hecho copias de los materiales grabados, que tenía repartidos tanto en España como en el extranjero, guardados en una caja fuerte en Luxemburgo, donde tenía instalado su paraíso fiscal.

El asalto a su casa 

A mediados de 1997, la murciana vivió uno de los peores momentos de su vida. La actriz presentó inicialmente dos denuncias en comisaría: una, el 25 de mayo de 1997; y otra, el 1 de junio del mismo año, cuyo motivo era el robo de “tres cintas de cassette, cinco de vídeo y veinte diapositivas”, de contenido comprometido para una “alta personalidad”. En la denuncia, la actriz mencionaba los nombres de “un tal Eladio García Suárez” y el nombre de Luis Anasagasti como unas de las personas que la presionaron. Se da el caso de que algunos agentes del CESID utilizaban habitualmente el apellido Anasagasti.

Fue en esa época cuando entró en su vida un personaje un tanto siniestro, Cristina Ordovás, condesa de Ruiz de Castilla, una antigua amiga de la actriz, que también señaló que la vedette le recomendó que se pusiera en contacto con el policía Miguel Ángel Díez, el agente que investigó la carta-bomba sin reivindicar que hirió gravemente a su marido, Juan Goyeneche Moreno, en 1992. El papel de Ordovás en la vida de la vedette nunca ha estado del todo claro. 

Hombre mayor con traje y corbata sonriendo frente a una pared gris.
Emilio Alonso Manglano. | El Cierre Digital

El escándalo recorrió todo el país. Bárbara confesó estar recibiendo amenazas de muerte. La actriz aseguró que lo contaría todo en el programa Tómbola. Aunque viajó a Valencia, desde donde se emitía el programa, Bárbara nunca entró a plató, aunque sí cobró por su intervención. Sólo el diario Levante recogió una rueda de prensa posterior de la actriz en la que ésta acusó de nuevo a “altas personalidades” de querer vetarla. Pronto llegó la calma y Bárbara obtuvo un ventajoso contrato para presentar un programa de televisión en Canal 9 durante cinco años. 

Fernando Almansa, era el nuevo jefe de la Casa Real impuesto en su día por el banquero Mario Conde. Dicen que en lugar de una asignación mensual, se optó por comprar el material por una única suma, que se sitúa en unos 500 millones de pesetas (3 millones de euros de ahora). Se trataba de una cantidad más que suficiente para que Bárbara no volviera a tener problemas económicos en su vida y pudiera dejar que su asunto con el Rey se olvidara y reinara por siempre el olvido. La actriz manifiesta que ella jamás se benefició de ese dinero ni tuvo a su nombre una cuenta en Luxemburgo.

El fin de un 'chantaje'

Alberto Saiz, jefe del CNI desde 2004 a 2009, recordó en una  entrevista en el programa de La Sexta Salvados cómo puso punto final al chantaje de la actriz a Juan Carlos I. "Se estaban haciendo determinadas acciones en favor de la susodicha persona de manera que tuviese acceso a algún contrato de trabajo, alguna publicidad o alguna cosa de estas", señaló. "De no hacerse, cabía la posibilidad de que alguien dijese que había habido una relación íntima", indicó Saiz. Según Alberto Saiz, bajo su conocimiento "no salió dinero público del CNI para las manos de esta señora" sino que salía de donantes externos. 

Elegido para el cargo por José Bono, primer ministro de Defensa de José Luis Rodríguez Zapatero, Saiz en un principio no contaba con el favor del rey Juan Carlso que, hasta entonces, había tenido en los directores del CNI importantes aliados. Un papel, el del CNI, en este y otros asuntos relacionados con el rey Emérito, que narró Fernando Rueda en su libro Al servicio de su majestad (La Esfera de los Libros, 2021).

Ahora Bárbara puede que, por fin, cuente toda su verdad en su proyecto para Atresmedia. Un documental que llegará después de la serie de ficción en la que se recrea su complicado matrimonio con Ángel Cristo. Una producción en la que también aparece, si bien en segundo plano, su relación más escandalosa: la que le unió al que fuera Jefe del Estado, Juan Carlos de Borbón y Borbón. 

➡️ Investigación

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