Ana de Rojas, ecologista y crítica, se enfrenta a su hermana Alejandra
La única hija viva del conde de Montarco enfrenta dudas sobre la paternidad de su hermana Alejandra
La saga de los Montarco está más de actualidad que nunca. Tras la información vertida a raíz de la publicación del libro ‘King Corp: El imperio nunca contado de Juan Carlos I’, en el que, además de desgranar la figura del rey Emérito se habla de una supuesta hija ilegítima cuya identidad está vinculada a la aristocracia nacional. Los autores insinuaban que Don Juan Carlos habría tenido una relación extramarital con Charo Palacios, condesa viuda de Montarco, y fruto de aquel romance habría nacido la empresaria de moda Alejandra De Rojas –que ha pasa por duros momentos de separación con Beltrán Cavero–.
Esta información sobre su paternidad ha sido desmentida por la propia aristócrata mediante un comunicado enviado a la AgenciaEfe así como por parte del padre de Felipe VI, quien lo ha negado con rotundidad. Además de Don Juan Carlos y Alejandra, la supuesta paternidad ha sido negada también por Ana de Rojas, una de las hijas de Eduardo de Rojas Ordóñez, V Conde de Montarco, y María Pardo-Manuel de Villena y Jiménez.
Ana, quien no mantiene ningún tipo de relación con su hermana Alejandra, ha recalcado en declaraciones a La Gaceta de Salamanca que “genéticamente no tiene nada que ver con los Rojas, que somos bajitos y con rasgos indianos. Muchas veces nos preguntábamos de dónde había salido esa belleza y elucubrábamos si sería hija de un portugués llamado Rui, amigo de Charo, que aparecía y desaparecía y era guapísimo”. Según ha podido saber elcierredigital.com Rui, “es un atractivo portero de fincas, quien en la actualidad reside en Portugal y tiene 87 años”.
Hija de falangista, ’Ecologista’ y simpatía hacia la República
Ana María de Rojas nació el 7 de mayo de 1944 en el Sanatorio Quirúrgico de Santa Alicia localizado en Madrid, fruto del matrimonio entre Eduardo de Rojas Ordóñez, V Conde de Montarco, y su esposa, María Pardo-Manuel de Villena y Jiménez. Además de Ana, los condes tuvieron a Juan-Manuel, Blanca, Carlos y Fernando. Ana es la única que todavía vive. Casada en 1968 en la Iglesia de San Jerónimo el Real de Madrid con el empresario Luis Lazcano Conrado, del que posteriormente se separó, con el que tuvo a sus hijos Ignacio, Eduardo, Adela, fallecida en el año 2000, y Ana-Bárbara.
Desde pequeña, Ana ha crecido en el seno de una familia vinculado a la política y aristocracia nacional. Un hecho que ha vivido con total libertad. Por el Palacio de Montarco, residencia propiedad de la familia, han desfilado notorias personalidades de la alta sociedad, la monarquía o el régimen como Don Juan Carlos I, los duques de Windsor, el político Manuel Fraga o Ramón Serrano Suñer, el ‘cuñadismo’, con el que su padre mantenía una estrecha amistad.
La hija del conde de Montarco prefiere mantener un perfil bajo frente a los medios. Ha ejercido como creadora de promoción en la compañía automovilística Seat, como jefa de Prensa en Visa España, promotora de eventos y su último trabajo, por el que se lanzó al mundo de la literatura. En 2009 colaboró como coautora en el libro ‘Los Condes de Montarco’, en el que aborda en profundidad la historia de la saga. En 2019 publicó su segunda novela, ‘La Carta Perdida’, memorias de su madre, fallecida víctima de un infarto.
Ana de Rojas.
A pesar de ser hija de uno de los fundadores de la falange Española, no duda en mostrar su afinidad hacia otras formaciones políticas. Tal y como declaró a la revista Vanitatis, “he tenido mucha simpatía por el PSOE”, aunque afirmó que había encontrado “su sitio junto a Albert Rivera" y es más, también recalcó que “la república es un sistema político más lógico hoy en día”. Aunque recientemente estuvo presente en el acto en el que el Partido Popular presentó la candidatura que concurrirá a las Elecciones Municipales del 28-M del municipio salmantino de Ciudad Rodrigo
Sin pelos en la lengua, Ana de Rojas se declara ecologista puesto que es enemiga de la caza, la doma de caballos y sostiene que “le parece una salvajada la tortura a las que se somete al animal para que el ‘capullo’ del señorito de turno se siente en un caballo”. Su pasión por el campo la refleja en la cabecera ‘Gaceta Rural’, medio fundado por su padre en 1944, y que ella misma mantiene como blog.
Su vínculo con los Borbones
Ana todavía recuerda con cariño la figura de Don Juan de Borbón, gran amigo de su padre. Aquel vínculo afectivo surgió cuando el padre de Don Juan Carlos montó el Consejo Privado al exiliarse en Estoril, en abril de 1946, del que formó parte el conde de Montarco. Aquella amistad continuo aún, tras el fin del Consejo, pues el aristócrata acudía a visitar al conde de Barcelona cada vez que viajaba a Portugal.
Don Juan de Borbón junto al Conde de Montarco.
Tal y como afirmaba su hija Ana "mi padre tenía una relación de gran respeto por don Juan y mi opinión personal es que fue el mejor Borbón del siglo XX. Era un hombre político, que tenía todas las virtudes de los Borbones, tenía sentido del humor, era sociable, un hombre muy atractivo y una cabeza de estadista bastante a resaltar”. La relación entre los Borbones y los Montarco ha sido muy estrecha y de hecho, los cuatro hijos de Ana se criaron junto a los de la Infanta Pilar de Borbón.
La guerra de los Montarco
Como otras familias nobiliarias, como los Medinaceli, los Montarco también han tenido sus batallas familiares. En concreto, por el título en cuestión. Julio, el hijo mayor de Charo Palacios y Eduardo de Rojas, no puede usar el título de su padre ya que sus hermanos paternos se lo han impedido.
Se da la circunstancia de que los hijos mayores del conde de Montarco, nacidos del matrimonio con su primera mujer, María Pardo de Villena, nunca aceptaron a Charo Palacios como la nueva esposa de su progenitor. Les molestaba sobremanera sus continuas apariciones en la prensa del corazón bautizándose como 'condesa de Montarco', dado que solo era la consorte.
Charo Palacios junto a Eduardo de Rojas.
Ana de Rojas atacó en su momento a Charo Montarco en una entrevista que generó fisuras en las ya complicadas relaciones familiares. “Charo Palacios nos menospreciaba delante de sus amigos, y mi padre, tontamente, entró en su juego de salir en la prensa del corazón.
Se convirtió en el marido de la condesa de Montarco y no al revés. Mis hermanos se quedaron callados, aguantaron el chaparrón y no hicieron nada”, aseguró Ana en La Gaceta de Salamanca. En la actualidad, Ana vive a caballo entre las localidades salmantina de Morasverdes y Guadapero. Retirada de la alta sociedad, aquel ámbito mundano en el que un día llegó a conocer a Wallis Simpson, otra mujer que vivía y hablaba sin impedimentos.
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