Aitor Martínez, abogado de J. Assange: 'Su extradición a EEUU afectaría a todos'
Esta semana es crucial para el destino del periodista australiano Julian Assange, fundador del portal Wikileaks.
Estas próximas horas se decide en gran medida el futuro del periodista australiano Julian Assange, fundador del portal web ‘Wikileaks’, a través del cual se filtraron numerosas informaciones clasificadas sobre las violaciones de los Derechos Humanos cometidas por Estados Unidos en Irak y Afganistán.
Assange, que lleva más de una década huyendo de la extradición al país norteamericano, está más cerca que nunca de ser entregado a la justicia estadounidense, a pesar de que el pasado martes fue nominado para el Premio Nobel de la Paz 2024 por la diputada noruega Sofie Marhaug. Ante la situación del periodista australiano, elcierredigital.com ha entrevistado al letrado español Aitor Martínez Jiménez, abogado y miembro de la defensa legal del propio Julian Assange, para conocer más detalles sobre el caso.
Sobre la importancia de la causa que juzga a Julian Assange, el letrado Martínez Jiménez ha explicado durante su entrevista con este medio: “Esperamos que los tribunales de Reino Unido sean capaces de estar a la altura del reto histórico al que se enfrentan. No están ante una causa que afecte a un periodista, o a una agencia de noticias, sino que afecta a toda la humanidad en su conjunto, ya que podría sentar un peligrosísimo precedente para la libertad de prensa y el acceso a la información en el mundo. Si Julian Assange fuera extraditado, los gobiernos del mundo tendrán un precedente para esconder sus crímenes detrás del velo de la seguridad nacional. Y, por lo tanto, los ciudadanos quedaremos a ciegas frente al ejercicio desviado y criminal del poder. Por lo tanto, esperamos que los tribunales británicos sean conscientes de la responsabilidad jurídica que tienen”.
La causa judicial contra Assange se centra en la divulgación de documentos clasificados por parte de WikiLeaks en 2010 -se estima que superan los 250.000 documentos militares-. Estos documentos expusieron en gran medida las dudosas actuaciones militares de Estados Unidos en Irak y Afganistán, registrando numerosas violaciones de los Derechos Humanos, entre las que figuran el asesinato de civiles. Por la revelación de estos documentos Assange enfrenta 18 cargos, principalmente por violar la Ley de Espionaje y la Ley de Fraude y Abuso Informático.
Lo cierto es que la información difundida por Wikileaks no fue filtrada por el propio Assange, que podría convertirse en el primer editor condenado por espionaje, lo que supone una amenaza para el derecho a la información y a la independencia de los medios de comunicación, tal y como han llegado a alertar la ONU y numerosas organizaciones. La información que le puede costar hasta 175 años en prisión a Assange fue filtrada, entre otros, por la exsoldado y agente de inteligencia Chelsea Manning, que fue condenada a 35 años de prisión pero quedó en libertad después de que el presidente Barack Obama conmutara su condena.
Assange habría actuado como intermediario y ‘altavoz’ de la información, factor que no ha cambiado un ápice la acusación que tiene pendiente con Estados Unidos, que lo considera un espía y que le niega la condición de periodista para tratar de coartar su derecho a la libertad de prensa.
Sobre este asunto, el abogado Aitor Martínez explica: “En primer lugar, Chelsea Manning fue sometida a trato cruel, inhumano y degradante cuando fue detenida en Estados Unidos, tal y como concluyó el Relator de la ONU contra la Tortura, Juan Méndez, en 2012. Por lo tanto, si tenemos en cuenta el trato recibido por quien Estados Unidos alega fue la fuente de la información publicada por Wikileaks, podemos anticipar cuál será el trato que recibiría Julian Assange en caso de que se acordara su entrega. Y ese potencial trato no se puede permitir de acuerdo a normas vinculantes internacionales".
Por otro lado, el letrado Martínez Jiménez expone que “la justicia norteamericana alega que Chelsea Manning fue la fuente de Wikileaks, y efectivamente recibió una medida de gracia. Aunque no debemos olvidar que volvió a prisión por desacato al negarse a declarar contra Julian Assange. Pero lo relevante es que el periodista que publicó la información recibida de fuentes anónimas afronta 175 años de prisión, lo cual no tiene sentido, toda vez que quien la justicia de Estados Unidos alega fue su fuente ha sido liberada”.
La condición de periodista de Assange y la amenaza a la libertad de prensa
Ante las dudas sobre el rol de Assange en las filtraciones de Wikileaks y la puesta en duda de su condición como periodista, el abogado Aitor Martínez Jiménez sostiene: “Julian Assange es periodista y Wikileaks es una agencia de noticias. No hay duda de esto. De hecho, es uno de los periodistas más laureados de todos los tiempos, habiendo recibido los más importantes premios de periodismo del mundo. No sólo eso, sino que Wikileaks, con su innovador cortafuegos para garantizar el anonimato de sus fuentes, revolucionó el periodismo de investigación y sus principales publicaciones fueron realizadas con los medios más importantes del mundo. Es más, Julian Assange es miembro y cuenta con el apoyo de las principales organizaciones de periodistas del mundo. Por lo tanto, este es un punto fuera de todo debate, al margen de que Estados Unidos quiera omitir todo lo anterior con la única intención de usurparle a Julian Assange su derecho a la libertad de prensa que le ampara como periodista”, expone Martínez Jiménez.
Sobre la amenaza que supone la extradición de Assange a la libertad de prensa de los medios de comunicación, el letrado Martínez Jiménez ha explicado durante su entrevista con este medio que “el derecho a la libertad de prensa ampara a los medios del mundo para poder publicar información veraz, cuando sea de interés público, sin poder ser represaliados por ello. De hecho, sin periodistas cubiertos por el derecho a la libertad de prensa, los medios del mundo quedarán amordazados en su función de fiscalizar los abusos que se cometan desde el poder. Por lo tanto, si se atenta contra la libertad de prensa, se atenta igualmente contra el derecho de acceso a la información de todos los ciudadanos. De esta forma, el ejercicio del poder jamás podrá ser controlado por medios libres, y, por ende, los ciudadanos no contaremos con información sobre el ejercicio del poder por nuestros gobernantes. Es por ello que las implicaciones que el caso Assange tiene para el funcionamiento de las democracias son muy graves. Con este precedente, se podría silenciar a la prensa del mundo y, además, los ciudadanos quedaríamos desprovistos de periodistas libres que nos puedan desnudar el ejercicio desviado del poder que se ejerce en nuestro nombre".
Si los jueces a cargo del caso Assange en Reino Unido, Jeremy Johnson y Victoria Sharp, deciden aprobar la extradición, Assange habría agotado prácticamente todas sus opciones legales en el Reino Unido, donde su extradición está firmada desde marzo de 2022. Sobre las posibilidades legales de Assange, Martínez Jiménez ha explicado que tras la firma de la extradición de Assange se formularon dos apelaciones conjuntas, la primera contra la decisión en sí y la segunda contra la jueza Vanessa Baritser "en relación a todos los puntos de apelación que fueron rechazados en aquella decisión".
Ahora, el letrado explica: “Nos encontramos con dos posibilidades. Si la High Court admite esos puntos de apelación, o al menos uno de esos puntos de apelación, se celebrará una vista de fondo sobre esos o ese concreto elemento, por lo que la extradición continuaría en Reino Unido. De hecho, al continuar la extradición, la futura decisión de la High Court sería igualmente recurrible ante la Supreme Court británica. Sin embargo, por el contrario, si ahora la High Court rechazara nuevamente todos los puntos de apelación presentados, entonces se habrían agotado todas las instancias judiciales internas de Reino Unido. Y en ese escenario se abriría la puerta a la interposición de una demanda ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Evidentemente, esa demanda iría acompañada de una solicitud de medida cautelar para que Reino Unido no ejecute la entrega hasta que el Tribunal de Estrasburgo no resuelva el fondo de esa demanda”, expone Martínez Jiménez.
La lucha de Assange por escapar de la extradición
Después de pasar siete años en la embajada de Ecuador en Londres y otros cinco en la prisión de Belmarsh, Assange sigue encarcelado en la capital inglesa. Según las declaraciones de sus familiares y de los equipos médicos que le han examinado en los últimos años, Assange se encuentra muy débil por su delicado estado de salud mental y física, incluso llegó a sufrir un infarto en octubre de 2021, debido a las difíciles condiciones de encarcelamiento, pues está aislado y su movilidad es limitada.
El 19 de junio de 2012, Assange se refugió en la Embajada de Ecuador en Londres y pidió protección como refugiado político al Ejecutivo de Rafael Correa. Las autoridades ecuatorianas aceptaron las desesperadas demandas del periodista alegando la defensa de los derechos humanos, ya que consideraban que la vida de Assange corría peligro si era extraditado a Estados Unidos.
Durante su tiempo en la embajada ecuatoriana en Londres, se demostró que Assange fue blanco del servicio de inteligencia estadounidense (CIA), que llegó a barajar la posibilidad de asesinar o secuestrar a Assange, tal y como aseguran diversos informes publicados desde 2021 que apoyan las declaraciones de su entorno. Tanto él como sus visitantes fueron vigilados por múltiples cámaras de seguridad instaladas por una empresa de seguridad española —Undercover Global—, esta situación obligó a Assange a tener sus encuentros, reuniones y conversaciones en el baño de la embajada.
Sobre este asunto, el letrado Martínez Jiménez se ha pronunciado: "agentes de inteligencia norteamericanos, e incluso el exjefe de la contrainteligencia de ese país, han reconocido la obsesión del establishment de la inteligencia, y en concreto de la CIA, por vengarse del periodista".
Por su parte, la ONU ha declarado en más de una ocasión que su detención fue arbitraria y que había sufrido tortura psicológica. Tras siete años, y con la llegada de Lenín Moreno a la presidencia ecuatoriana —lo que supuso un cambio drástico en la percepción que tenía el Ejecutivo sobre la figura de Assange—, la embajada ecuatoriana finalmente lo expulsó y fue detenido por la policía británica en 2019.
Según los testimonios de su entorno recogidos por diversos medios de comunicación, las autoridades le negaron a Assange el acceso a una maquinilla de afeitar y otros enseres de higiene personal antes de su expulsión, explicando su aspecto descuidado en las fotos de su detención. Desde entonces, el periodista australiano se encuentra en la prisión de Belmarsh.
Assange ha mantenido un perfil bajo y no ha realizado declaraciones públicas. Sin embargo, el pasado año envió una carta abierta al rey Carlos III de Inglaterra, en la que denunciaba las condiciones de su encarcelamiento en Belmarsh y le invitaba a visitarlo en la prisión. En la carta, Assange también hizo hincapié en que es un preso político perseguido por Estados Unidos y que se encuentra detenido “en nombre de un soberano extranjero avergonzado”.
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