26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Una psicóloga del Samur de Madrid fue denunciada por la Policía y los bomberos por "exceso de celo profesional" al irrumpir en mitad de una crisis

Las claves en la negociación con los presuntos suicidas: Nunca hay que romper la confianza

El joven subido sobre un pedestal.
El joven subido sobre un pedestal.
El debate está abierto, desde que la Policía y los bomberos de Madrid hayan presentado sendas quejas contra la actuación de una psicóloga del Samur, que intentó evitar que un joven se lanzara desde un puente esta semana pasada y sin embargo, el joven se tiró cuando la psicóloga se acercó. La doctora Patricia Alcaraz, experta en medicina legal y en valoración del daño corporal, explica en este articulo algunas cuestiones sobre el suicidio.
Recientemente elcierredigital.com ha publicado una noticia sobre un intento de suicidio y un "error" que podía haber tenido consecuencias fatales. Mientras el suicida amenazaba con tirarse, un agente de policía consiguió establecer con él una comunicación fluida, que, según parece, se cortó abruptamente al entrar en escena una psicóloga del Samur. El hombre se arrojó entonces al vacío, resultando herido tras impactar contra el suelo.
 
Los comportamientos suicidas generalmente se dan en personas que presentan uno o más de los siguientes factores: Trastornos Psiquiátricos de base (Trastorno Bipolar, Esquizofrenia, Trastorno Límite de la Personalidad, depresión, ... Consumo de drogas o alcohol. Trastorno de estrés postraumático. Historial de abuso sexual, físico y emocional. Cuestiones de vida estresantes, como problemas serios a nivel financiero o en las relaciones interpersonales.
Entre los suicidas se pueden distinguirse con claridad tres tipos básicos de comportamientos: El que simplemente quiere llamar la atención de los demás, pero no tiene una clara idea suicida, es decir, no tiene una decisión tomada en ese sentido. No se expone a la muerte, sino que solamente amenaza con ella. La amenaza es justo síntoma de poco peligro.
 
El segundo es quien claramente tiene claro que se quiere suicidar. Ese no avisa y menos aún alarma a su entorno con amenazas, ya que eso puede dar lugar a que se lo puedan impedir, y este tipo de persona tiene claro su objetivo y lo consigue sin dilación. Rápido y eficaz.
 
Y el tercer tipo se ajusta al caso que recientemente ha sido noticia, tal y como refería al inicio. Se trata de personas que sí tienen la idea de quitarse la vida, sin embargo no tienen un convencimiento absoluto de hacerlo, y es ahí, en su falta de pleno convencimiento, en donde queda una pequeña rendija de esperanza que un buen negociador puede explorar y explotar para evitar el suicidio.

Una imagen del incidente.

Resulta de vital importancia que si alguien del equipo policial o sanitario ha establecido una conexión con el "posible suicida", ésta no se rompa bajo ningún concepto, ya que ese es su único contacto con este mundo, el hilo del que pende su vida. Sólo una persona, el denominado "negociador", puede conectar con ese tipo de personas en esa situación. No se trata de tener un título universitario o no, se trata de no romper la confianza entre el suicida y el agente que puede evitar el suicidio, y que, de hecho, en el caso noticiado, lo estaba evitando, dando a la vez tiempo para que el resto de servicios de emergencia preparasen un operativo al pie del puente por si la persona se tiraba.
 
Es el suicida quien elige en quién confía, a quién le abre su única posibilidad de vivir.
Obviamente, en el caso comentado, nadie obró con mala intención. Al revés, parece que fue un exceso de celo profesional lo que rompió la confianza establecida entre el agente y el suicida, y eso propició el intento de suicidio, que gracias a Dios no se consumó y esa persona ha sobrevivido.
 
La vida le da una nueva oportunidad.
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