26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

ElCierreDigital.com descubre en la iglesia de San Isidoro y San Pedro Claver de Canillas las imágenes que la líder comunista donó al final de su vida

La desconocida fe religiosa de Dolores Ibárruri, 'la Pasionaria': Donó una virgen y un cristo a su parroquia de Madrid

Exclusiva Fotomontaje de la Pasionaria junto a los objetos que donó a la Iglesia.
Fotomontaje de la Pasionaria junto a los objetos que donó a la Iglesia.
Dolores Ibárruri, La Pasionaria, dirigente del PCE durante décadas, murió en la fe cristiana y donó dos imágenes religiosas, poco antes de su fallecimiento, a una parroquia madrileña. Esta es la verdadera historia de la fe católica de una mujer de aldea vasca, que influyó tanto en el destino de España.

Dolores Ibárruri, "La Pasionaria" donó a la Parroquia de San Isidoro y San Pedro Claver, en la madrileña calle Villa de Pons, 14, dos imágenes, una Virgen y un Cristo crucificado, poco antes de morir. La historia, muy conocida en el mundo religioso, ha sido poco tratada por los diarios de información general. Una placa, instalada por Francisco Jiménez Lázaro, vicario de la parroquia que recibió y puso las imágenes en su iglesia, recuerda que La Pasionaria " protagonizó "un papel relevante durante la persecución religiosa en España, entre 1934 y 1939" y luego "se convirtió y llevó una vida cristiana hasta el final de sus días", lo que no es del todo exacto y vamos a explicarlo.

Dolores Ibárruri y Adolfo Suárez.

Aquí contamos la verdadera historia de "La Pasionaria". El 13 de mayo de 1977 cientos de españoles gritaban en el aeropuerto de Barajas: "Sí, sí, Dolores ya está aquí". Unas horas antes, Dolores Ibárruri era despedida en el aeropuerto de Moscú por Mijail Suslov y Boris Ponomariov, ideólogos de la Unión Soviética, y ella les dirigía estas palabras: "Muchas gracias, queridos soviéticos, por todo lo que habéis hecho en nuestra ayuda". Habían pasado casi cuarenta años desde que Ibárruri, siempre fiel al luto que visten las españolas de aldea, había perdido a su hijo. Junto a ella descendían las escaleras su inseparable secretaria, Irene Falcón y su hija Amaia.

Las imágenes cedidas por La Pasionaria a la iglesia de San Isidoro y San Pedro Claver.

Dolores Ibárruri Gómez, mitad vasca, mitad castellana, nació el 9 de diciembre de 1895 en el octavo lugar de los once hijos que tuvo Antonio "el artillero", oficio que ejercía en la mina, en Gallarta (Vizcaya). Antonio fue minero tras dejar el ejército carlista, a los 18 años y hasta los 77. Los hermanos de Dolores también fueron mineros. Su madre, Juliana Gómez, era de Soria y también trabajó en la mina hasta casarse con Antonio Ibárruri, que nació huérfano de padre y madre y abandonado en la iglesia de Ibárruri, de donde recibió el apellido. Dolores quería ser maestra y estudió hasta los 15 años, pero después "lo tuve que dejar por falta de medios económicos", escribía ella misma.  Durante su infancia vivió las grandes huelgas mineras de finales del siglo XIX.

La enseñanza primaria la cursó en la escuela del pueblo, de marcada formación católica, algo que la marcaría hasta el final de sus días. A los 15 años se preparó "para ser una mujer, aprendí los quehaceres de la casa, coser la ropa y fabricar la de mis futuros hijos. En un pueblo minero, para una mujer no había más perspectiva que casarse, criar muchos hijos y morirse", contaba en una entrevista a la periodista Rosa Montero en 1978.

                                                                 Julián Ruiz y La Pasionaria.

Pronto trabajó como camarera en un bar de La Arboleda, cerca de Gallarta. Allí conoció a Julián Ruiz, que sería su marido, barrenador en la mina y militante socialista. Se casaron en 1915 en la iglesia de Gallarta y tuvieron seis hijos, que murieron por causas naturales, excepto Amaya que murió con 95 años, en 2018, y Rubén que falleció en la batalla de Stalingrado en 1942. La Pasionaria recordaba que ser ama de casa y mujer de un minero significaba vivir "en perpetua desesperación" y  fue "la miseria el camino que se abrió en mí hacia el socialismo". Se afilió al PSOE a finales de 1917 y comenzó a colaborar con los periódicos locales, entre ellos "El minero Vizcaíno" donde firmó su primer artículo con el pseudónimo de "Pasionaria", que le quedaría de por vida. Durante tres años se dedicó a fundar los partidos comunistas de la zona y cuando en 1920 se fundó el Partido Comunista, Dolores Ibárruri se afilió en la agrupación de Somorrostro, donde vivía entonces con su marido. En 1930 fue elegida para el Comité Central y en 1931 diputada a Cortes Generales.

La parroquia en el barrio madrileño de Canillas.

En octubre de 1934 conoció la cárcel durante diez meses por participar en la revolución de Asturias de aquel año. Entonces trasladó a su marido y a sus dos hijos a la URSS y se convirtió en mano derecha de José Díaz, entonces nuevo secretario general del PCE. En las elecciones de 1936 fue elegida de nuevo diputada, en esta ocasión por Asturias y resultó elegida vicepresidenta de las Cortes. El 19 de julio de 1936 pronunció su famoso discurso coronado con el no menos conocido "No pasarán". El 5 de marzo de 1939 cuando el gobierno republicano abandonaba España, "La Pasionaria" partía en barco desde Alicante a Orán, en Argel y desde allí a Marsella. Con 43 años, antes de la invasión nazi, Dolores Ibárruri se exiliaba en la URSS durante 38 años. En 1942, tras la muerte de José Díaz, era elegida secretaria general del PCE, hasta 1960 cuando la sucede Santiago Carrillo.

Dolores Ibárrubi de vuelta en España.

Dolores se separó de su marido Julián Ruiz en 1963 y éste regresó a España. A Dolores Ibárruri solo se la conoció una relación más, con Francisco Antón, comisario del Ejército republicano al que conoció en la defensa de Madrid, pero terminó a la misma vez que la guerra. No volvió a tener ningún hombre en su vida.

El 18 de junio de 1977 era elegida diputada por Asturias y, por razones de edad, fue designada vicepresidenta provisional de Las Cortes, ocupando el mismo escaño y la misma silla que dejó en 1936. Renunció a presentarse a las elecciones generales de marzo de 1979. Operada de corazón y con un marcapasos, "Pasionaria" se definía con claridad en su libro Me faltaba España, publicado en 1977 : "No, yo no soy ningún mito, soy sencillamente una mujer. Yo no me he puesto de rodillas delante de nadie".

La Pasionaria de vuelta a España en un vuelo de Iberia.

Diez años más tarde, el 12 de noviembre de 1989, tres días después de la caída del muro de Berlín, Dolores Ibárruri moría en su casa del madrileño barrio de Canillas, acompañada de su secretaria y su hija, y reconciliada con la fe cristiana, que en realidad, nunca abandonó por muy comunista que fuera. Su hija, Amaya, fallecía a los 95 años de edad en diciembre de 2018. Dejó dos hijos de apellidos rusos, Fedor y Rubén y otra de apellido español, la pequeña, que aunque nació Dolores Artemovna Sergueyeva, lo cambió por Lola Ruiz-Ibárruri Sergueyeva, periodista y autora de un libro sobre su abuela.

Influencia del Padre Llanos

Pedro Miguel Lamet que publicó una biografía de José María Llanos, el Padre Llanos, jesuita y cura obrero que ubicó su parroquia en el madrileño Pozo del Tío Raimundo, entre los más pobres, desvelaba ya en ese libro la estrecha relación de amistad entre el sacerdote y La Pasionaria en la parte final de su vida, convirtiéndose en una especie de director espiritual y amigo.

                                                                       La Pasionaria y el Padre Llanos.

Fue tras el año 1979 cuando La Pasionaria y Carrillo fueron apartados del partido por el embite de los jóvenes. ‘Azul y rojo. José María de Llanos. Biografía del jesuita que militó en las dos Españas y optó por el suburbio’ (La Esfera), de Lamet, recoge la anécdota de cuando Ibárruri escribió una cariñosa carta el día de la Epifanía del Señor de 1989, solo unos meses antes de su muerte, en la que se refleja perfectamente el cariño que había entre ella y el sacerdote. En ella, escribía: “Pepe: los Reyes Magos me han traído tu felicitación navideña. Bonito regalo, pues me aseguras que pides por mí ‘al partir el pan’. Mucho te lo agradezco. Yo tampoco te olvido, a Lola y a ti, en mi oración. (…) A ver si los ‘viejitos’ que somos convertimos lo que nos resta de vida en un canto de alabanza y acción de gracias al Dios-amor, como ensayo de nuestro eterno quehacer”.

El Padre Llanos nunca desveló en vida de La Pasionaria ni en la suya propia, pues el libro de Lamet se publicó tras el fallecimiento del llamado "cura rojo" en 1992, la fe recobrada de Dolores Ibárruri por respeto a la trayectoria pública de la dirigente comunista que fue enterrada en el cementerio civil de La Almudena. En el año 2019 los intolerantes atacaron su tumba y rompieron su lápida.

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