19 de marzo de 2024
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FIN DE SEMANA

Fue el hombre de confianza del general Emilio Alonso Manglano en los servicios de espionaje en los años duros de ETA, luego marchó destinado a América

Muere de coronavirus el coronel Emilio Jambrina: Una vida en la sombra al servicio de España

El Coronel Jambrina.
El Coronel Jambrina.
El coronel Emilio Jambrina fue el hombre de confianza del director general del CESID, el general Emilio Alonso Manglano, durante gran parte del mandato socialista de Felipe González. Años donde se luchó duramente contra la banda terrorista ETA. Jambrina falleció este lunes por coronavirus en el Hospital Militar Gómez Ulla de Madrid. Padecía una enfermedad que se le agravó con este virus letal. Su vida, con luces para unos y sombras para otros, siempre estuvo dedicada a servir a España.

Conocí al coronel  Emilio Jambrina personalmente hace unos meses en la capital de España. Un amigo común había apalabrado una cena para que por fin nos conocieramos en persona después de casi tres décadas. Los dos sabíamos de cada cual. Mucho más él de mí, que yo de él, sobre todo por su puesto de mando en los servicios secretos españoles donde fue un alto cargo. Yo sabía de sus "hazañas" por mis amigos y compañeros Manuel Cerdán y Antonio Rubio, que me comentaban sus informaciones que publicaban con gran éxito sobre los servicios secretos españoles en el diario El Mundo. Entre los tres había como una guerra de información y de trincheras. Uno, Jambrina, en defensa de lo que creía que era lo mejor para España, y mis compañeros en su labor de investigación donde son y han sido grandes periodistas.

Lo primero tras saludarme me dijo: "Ya tenía ganas de verte en persona y conocerte". Solo una vez me habló en toda la noche de Rubio y Cerdán. Pero ni un solo reproche me hizo a su labor. Yo lo primero que le pregunte fue por el excomisario José Manuel Villarejo. Ahora quizá ya me lo perdone, pero me dijo que al excomisario Villarejo los servicios secretos ya le investigaron en 1992 cuando participó en el golpe de estado en Guinea Ecuatorial.

Jambrina, nacido en Astorga (León), me pareció un hombre cercano, sereno, amigo de sus amigos, como lo palpaba viéndolo actuar con mi también amigo. Como buen leonés le gustaba la cocina casera y asturiana. En los postres descubrí otra cuestión que me hizo aún más débil en mi postura hacia él. Fue la persona, que por su cargo en la Embajada de España en Paraguay, estuvo pendiente día y noche del periodista Julián Lago, mi director y amigo, cuando fue "atropellado" por una motocicleta en este país donde se había ido a vivir con su entonces novia. Jambrina fue quien ayudó en todo momento a  la familia del periodista en sus malos momentos antes de su muerte y ayudó a repatriar el cadáver. Nunca los dejó solos.

Una enfermedad ya nos impidió volver a vernos, pero sí hablamos alguna vez por teléfono o nos escribíamos mensajes. Hasta ayer que recibí la noticia de su fallecimiento en el Hospital Gómez Ulla, de Madrid, a causa del coronavirus que agravó la enfermedad que padecía.

Fueron solo unos meses de contacto, pero me gustó su retrato personal actual. Creo que entre los dos hubo cercanía y confianza. Mi amigo me hablaba maravillas de él como persona, de la labor que había hecho en Paraguay, de los amigos que allí había dejado, de cómo se había portado con la colonia española, en fin, de sus bondades. Yo sí recuerdo una cosa que nunca olvidaré. Fue a los postres de aquella cena: "Mira Galiacho, no sé si he hecho algo bueno o malo, no lo sé, pero sí te digo que lo que he hecho siempre lo hice por servir a España". 

Hombre de confianza de Manglano

El coronel Jambrina, uno los mas conocidos agentes del CESID por su carisma, ha llevado una de las carreras más largas en el servicio de inteligencia español, en el que entró a finales de la década de los 70 del pasado siglo cuando todavía era capitán. Con mayor o menor acierto, su nombre ha aparecido relacionado con una gran parte de los más importantes éxitos y escándalos del Cesid-CNI: espionaje a políticos, guerra sucia contra ETA, intento de implicación de la Unión de Centro Democrático (UCD) en la creación del GAL y operación Mengele. Casos que nunca han podido ser demostrados contra él judicialmente.

"Don Emilio" o señor Pina, como era conocido en el servicio secreto, fue, según sus compañeros, un agente decidido, hábil, capaz de cualquier cosa, resolutivo y muy inquieto. Comenzó su andadura en la Agrupación Operativa de Misiones Especiales en la época de la Transición, que dirigía José Luis Cortina. Jambrina ya despuntó aquí. Se convirtió  en un agente especial en esta unidad de élite, que conseguía desvelar grandes secretos utilizando cualquier método. "Don Emilio" dirigía las operaciones y el día a día de la unidad, pero pocas veces participaba en los seguimientos o en las entradas en domicilios. 

Fue tras el golpe del 23-F de 1981, y con la llegada a la dirección del CESID de Emilio Alonso Manglano y de Juan Alberto Perote a la jefatura del Departamento de Acción Operativa, lo que le supuso su ascenso y potenciación. Fue jefe de uno de los grupos operativos, precisamente el que estaba siguiendo los movimientos del coronel Luis Muñoz, uno de los líderes que preparaba el intento de golpe de Estado del 27-O, justo el día anterior a la primera victoria electoral en 1982 de Felipe González.

Tras este éxito fue ascendido a jefe de Operaciones de esta unidad, que llevó a cabo las acciones más controvertidas del servicio secreto español en aquella época, como la guerra sucia contra ETA, el supuesto apoyo a los GAL o las escuchas ilegales a las máximas autoridades del Estado, empezando por el Rey Juan Carlos y altos cargos del Gobierno de González y terminando con empresarios de todo tipo.  

El rey Juan Carlos I.

Los servicios secretos españoles CESID fueron un órgano de información del Gobierno de turno hasta 1988 y a partir de 1988 dependían ya directamente del presidente, entonces el socialista Felipe González, con el mando del general Emilio Alonso Manglano, ya fallecido también.

Las informaciones periodísticas de entonces fueron demostrando que la División de Inteligencia de Interior planeó y redactó varias de las líneas estratégicas del GAL, así como el Departamento de Apoyo Operativo, dirigido por los coroneles Juan Alberto Perote, conocido como "Don Alberto", y López Fernández, conocido como "Losada". Allí tambien aparecía la figura del entonces activo comandante Emilio Jambrina García, conocido como "Pina".

Jambrina fue señalado y fue llamado a declarar primero como testigo en las investigaciones que comenzó el entonces juez Baltasar Garzón en el caso Oñederra, reativo a cuatro asesinatos de los GAL. Luego declaró como imputado en un delito de colaboración con banda armada, del que salió indemne como casi siempre en su vida.

Emilio Alonso Manglano.

La salida del general Manglano  en 1993 de la dirección general del CESID, fue tambien lo que hizo que Emilio Jambrina, como agente ligado a este servicio, fuera destinado a  Sudamérica, en concreto a Ecuador. El conocido agente desaparecía así de la circulación en España para evitar el acoso mediático y para alejarse de conspiraciones en la sede central. Luego volvio a España para de nuevo trabajar en los servicios secretos.

Con  la llegada al Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de Alberto Saiz, el hombre bisagra del socialista José Bono, por entonces ministro de Defensa, Emilio Jambrina volvio de nuevo a América. Esta vez, en secreto, en el año 2007 a Paraguay como jefe de su delegación, amparado en el estatus diplomático. Allí, dicen sus amigos, que realizó una gran labor en pro de todos los españoles. Cinco años después regresó a España definitivamente.

El coronel Emilio Jambrina.

Creo, ahora que ha fallecido y uno pasa revista a todo, que por lo que hablé con él esa larga noche madrileña, Emilio Jambrina consideraba que todo lo que había hecho era cumpliendo órdenes y que contaba con el apoyo de su amigo y jefe, el general Emilio Alonso Manglano, por el que sentía verdadera devoción.

La figura del coronel Jambrina era respetada por sus compañeros de los servicios secretos. Tanto que hasta el luego sucesor de Manglano, el general Javier Calderón, tuvo un gesto muy explícito hacia él en sus malos momentos: acudió al bar de la sede central de La Casa a comer con Jambrina. También, intentaron implicarle en la organización secreta del 11-M, pero "don Emilio" no estaba en España y no tuvo nada que ver en ello. Eso, sí me lo aseguró esa recordada noche.

Su rostro nunca fue conocido, no existía ni una sola foto suya, la que hoy desvelamos en su fallecimiento es porque así lo han querido sus amigos, como homenaje a un agente acostumbrado a moverse en la sombra, que ha dejado su leyenda de tipo duro, activo y resolutivo en el CNI. Le despido con sus propias palabras: "Mira Galiacho, no sé si he hecho algo bueno o malo, no lo sé, pero sí te digo que lo que he hecho siempre lo hice por servir a España". 

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