25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Apenas ha destacado fuera de instituciones autonómicas y su obsesión era acabar en el Museo de Bellas Artes

La historia de Enrique Tenreiro, el escultor que profanó la tumba de Franco: un "niño bien" obsesionado con triunfar en el arte

El escultor Enrique Tenreiro / Facebook
El escultor Enrique Tenreiro / Facebook
En la mañana de ayer el Valle de los Caídos vivió una de las escenas más penosas de su historia. El escultor gallego Enrique Tenreiro se acercó en torno a las 11 de la mañana a la tumba de Francisco Franco situada en la Basílica del Valle, justo cuando comenzaba una misa. Tenreiro escribió con pintura roja sobre la lápida que cubre los restos del dictador la frase “Viva la libertad” acompañada de un dibujo de una paloma, símbolo mundial de la paz desde que Picasso lo pintara para la ONU

Fuentes de la Guardia Civil han asegurado a “El Cierre Digital” que el hombre no fue detenido, aunque actualmente se le está investigando por un presunto delito de “daños”. En función de la cuantía económica de estos daños (“el tiempo que estuvo la basílica cerrada sin recibir gente y lo que costará la limpieza de la lápida”) se la acusará o no del mismo delito con “agravante de odio”.

El vídeo que registró la “hazaña” del artista fue grabado por el fotoperiodista Pedro Armestre, que acompañaba a Enrique Terneiro en esta "performance" y que lo subió a Twitter, donde se viralizó cuestión de minutos.

 

¿Pero quién es Enrique Tenreiro? Este artista comparte patria chica con el propio Francisco Franco. Tenreiro nació en A Coruña en 1969. Involucrado desde joven en el mundo del arte, llegó a él en el momento idóneo: los años 90. En esa época al arte español más rompedor, o que pretendía serlo, estaba en auge. Bien es cierto que en esa burbuja del arte en España participaron las Administraciones Públicas. En concreto las Autonomías. En la España de la descentralización, los gobiernos regionales querían mirarse de tú a tú con el central y eso pasaba, entre otras cosas, por tener sus museos pomposos de arte contemporáneo. Muchos artistas con talento encontraron así una vía por la que destacar, pero también muchos otros sin nada que aportar encontraron un hueco en el mercado que en cualquier otra época no habrían tenido.

 “No es nadie en el mundo del arte. Las performance siguen estando a la orden del día como propuestas, pero lo suyo tiene un discurso muy plano, muy directo. En España nunca ha calado el movimiento Fluxus de verdad, por eso las obras de arte orgánicas y los happenings se han quedado estancadas en la época más politizada”, nos cuenta un periodista experto en arte a “El Cierre Digital”. “Lo poco que conozco de su obra no me inspira gran cosa. Más allá del discurso político con el que se puede estar de acuerdo o no y que, sin duda, es muy efectista, la propuesta artística carece de hondura, aunque ya digo que es más habitual en el mundo del arte de lo que parece. Esta acción creativa ha tenido repercusión porque ha usado como materia prima la tumba del dictador, ni más ni menos. Fuera de eso no me estarías preguntando por él. Eso lo dice todo”, puntualiza.

Obsesionado con triunfar en el arte

“Hago locuras, pero eso no quiere decir que esté loco. Es por provocar y para homenajear a Duchamp", decía de sí mismo Enrique en una entrevista a “La Voz de Galicia”. Sin duda alguna, Marcel Duchamp, el padre del arte contemporáneo, en el sentido más prototípico (casi siempre despectivo) del término, es también el culpable de un mensaje que caló demasiado entre la gente. Aquel que decía que cualquier cosa puede ser arte y por subsiguiente, cualquiera puede ser artista. Es decir, primar el mensaje sobre el contenido. Un campo abonado magnífico para Tenreiro. Ruido por encima del arte. Algo efectista como los artistas que utilizaron la pasada edición de ARCO decidieron hacer política con los presos separatistas catalanes. Una forma de llamar la atención por encima de la obra.

Una de sus performances frente a la Fundación Barrié en A Coruña (2014)

En 2015 protagonizó una performance bajo el epígrafe de Franco destruye Guernica en la que declamaba versos de Bécquer y mostraba imágenes del entierro del dictador. Con esta pieza Tenreiro pretendía denunciar el hecho de que el dictador yaciera en un mausoleo “mientras más de cien mil muertos siguen en las cunetas después de ochenta años”.

 

Uno de sus más recientes trabajos se produjo en la Fundación Luis Seoane, que se define a sí misma como “un espacio para asumir contradicciones, para reflexionar sobre lo conocido y lo desconocido desde una óptica contemporánea. Es un museo porque su base se sustenta en la conservación y puesta en valor del legado de Luis Seoane; es un centro de arte porque su dinámica viene marcada por las exposiciones temporales y sus actividades complementarias; y es un centro de producción”. En este espacio participó en la exposición  “13 estampas da traizón de Juan de la Colina". Esta fundación, nacida al amparo de las políticas culturales que priman el acercamiento a posturas nacionalistas gallegas, independientemente de la calidad de las propuestas, dio la callada por respuesta a “El Cierre Digital”. Previamente, habían mostrado su decisión de colaborar en este reportaje dando su opinión, pero a última hora alegaron que no querían vincularse con este escándalo. Una forma de evitar hablar sobre un artista que se ha excedido y al que las instituciones culturales gallegas han reído las gracias hasta ahora.

Su colaboración en la Fundación Luis Seoane / Facebook

Sus performance con Franco como protagonista no son ni mucho menos lo que más abunda en su obra. Muy conocida en Galicia fue aquella en la que un día invernal se sentó con sombrilla y tumbona, y los adminículos necesarios para un día de playa, frente a la fachada de la Fundanción Barrié en A Coruña en 2014.

Más allá de esto, destaca su papel como escultor. Su gran pasión. De hecho, el proyecto que él considera como su gran obra es Las raíces del árbol de Pondal que querría ver en “el Museo de Bellas Artes”, como contó en su citada entrevista en “La Voz de Galicia”.

""Las raíces de Pondal" / Facebook

Más allá del arte, Tenreiro pertenece a una familia gallega bien posicionada. De hecho, su abuelo fue Antonio Tenreiro Rodríguez, arquitecto del edificio del Banco Pastor que tuvo el honor de ser el edifico más alto de España entre 1925 y 1928. Fue el pequeño de nueve hermanos. Tras probar suerte en la capital de España con un bar y estar casi una década sin una profesión definida decidió dar el salto al mundo del arte, donde busca triunfar a toda costa. Se define a sí mismo con las siguientes palabras: “no puedo trabajar en una oficina con un jefe. Soy complicado. Creo que hubiese sido un buen creativo publicitario”. Es padre dos hijos y muy activo en las redes sociales que en las últimas horas le han convertido en protagonista de todo tipo de comentario a favor y en contra de su actuación.

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