26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

LA VÍCTIMA, de 28 años, ERA LA VIUDA DE UN MILITAR ESTADOUNIDENSE QUE FRECUENTABA LA VIDA NOCTURNA Y ACOSTUMBRABA A VENDER SUS ENCANTOS

El “Crimen de la tinaja”: Un asesinato ocurrido en Madrid en 1969 nunca resuelto para evitar roces con EEUU

La víctima aparece junto a su marido estadounidense fallecido
La víctima aparece junto a su marido estadounidense fallecido
Hace 52 años se produjo uno de los asesinatos que más conmocionó a la sociedad española. Los restos de una mujer fueron encontrados en el interior de una gigantesca tinaja por un bombero madrileño entre los distritos de Hortaleza y Canillejas. Esta viuda de un militar estadounidense fingía acento norteamericano y se cambiaba de color el pelo con la intención de seducir a los hombres con dinero. El caso se archivó para evitar un conflicto con Estados Unidos.

El 13 de agosto de 1969 un joven conductor de bomberos se encontró el cuerpo de una mujer en Madrid. El lugar era una alquería abandonada, llena de pintadas y donde algunas parejas solían tener relaciones sexuales, a la que se conocía como la “Casa de la viuda”. Los restos fueron descubiertos a plena luz del día. Dentro de una tinaja de aceite, atada con su ropa y semidesnuda fue la forma en la que el asesino la dejó. El joven decidió entonces llamar a la policía antes de tocar nada.

Cuando llegó la policía se comprobó que era el cuerpo de una mujer, teñida de rubio y con muestras claras de haber sido maltratada físicamente. Tenía hematomas y arañazos, los pantalones bajados y el suéter rodeando su cuello. La cara amoratada y deformada y las marcas de sangre coagulada en el cuello eran muestra inequívoca de que había sufrido un estrangulamiento. 

El semanal destinado a sucesos abrió portada con el asesinato de esta mujer

La investigación comenzó entonces el período de identificación de la mujer. La primera teoría que aportó el Gabinete Central de Identificación concluía que se trataba de una estadounidense de nombre Kerry Payne. Un documento escrito en inglés al lado del cuerpo llevó a los investigadores a esta primera conclusión. Sin embargo, pronto fue descartada al descubrirse la identidad real de la mujer. La víctima no era estadounidense sino española, de la localidad jienense de Siles.

Su nombre era Natividad Romero Rodríguez y tenía 28 años. Había estado casada con un militar negro de las fuerzas estadounidenses que había sido destinado a Torrejón de Ardoz donde conoció a esta joven. No obstante, el militar fallecería años después en Vietnam dejándola viuda. Su identificación errónea se produjo porque esta mujer utilizaba documentación falsa, acento americano y se teñía el pelo.

La vida nocturna de Madrid era uno de los pasatiempos de esta jienense. Se hacía pasar por estadounidense con la intención de seducir a hombres que tuvieran una mejor situación económica. Frecuentaba las salas de fiestas y aunque recibía una pensión mensual de viudedad desde el fallecimiento de su marido, vendía su físico a algunos hombres en Madrid.

La investigación española descubrió una vida difícil, Natividad había pasado varios meses en prisión donde parece que mantuvo relaciones sexuales con otras reclusas. También se supo que tenía problemas de adicción al alcohol y que había sufrido trastornos psicológicos relacionados con la cleptomanía por los que había sido ingresada en un centro psiquiátrico. Para otras personas estos problemas psiquiátricos eran derivados de su exceso en el consumo de alcohol.

Un asesinato todavía sin resolver

Las investigaciones de la policía no consiguieron dar con la identidad del asesino. Se determinó cómo habían sucedido los hechos pero no quien los había llevado a cabo. El asaltante habría tumbado a la víctima en el suelo y la habría inmovilizado con uno de sus brazos y habría usado el otro para estrangularla. En las primeras semanas se detuvo a seis personas que posteriormente serían liberadas demostrada su inocencia.

Dos años después del suceso y con los investigadores completamente perdidos, sucedió que un hombre asesinó en Madrid de una apuñalada a José Antonio Sánchez. Gregorio Ávila Sotoca, así se llamaba el acusado de este asesinato y acabó entre rejas por este hecho. La Brigada de Investigación Criminal le preguntó si había sido el autor también del crimen de la tinaja y él lo admitió.

A la izquierda, la víctima Natividad Romero, y a la derecha el absuelto del caso, Gregorio Ávila

Su reconstrucción del lugar de los hechos y de cómo perpetró el asesinato parecía dejar claro que se trataba del verdadero artífice de la muerte de Natividad. Sin embargo, cuando se llevó a cabo el juicio por este crimen, Gregorio Ávila negó completamente haberla matado. Y la falta de pruebas provocó la absolución del sospechoso.

Tras la absolución de Gregorio Ávila, las sospechas se dirigieron hacia los militares de la base estadounidense de Torrejón de Ardoz. Había alguna suposición de que alguno de los antiguos compañeros de su marido fallecido podía haber perpetrado el asesinato. Sin embargo, las buenas relaciones que mantenía España por entonces con Estados Unidos llevaron a las autoridades a desviar la mirada de este puesto militar. 

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