Mayo de 2017. Las pruebas de ADN no dejaban lugar a dudas, Adela Montes de Oca tenía una compatibilidad del 99,9 por ciento con el empresario y otrora dueño del holding Rumasa, José María Ruiz-Mateos. Con esas pruebas, el 6 de junio, Adelita, cuyo nombre oficial por entonces era Adela Montes de Oca, acudió al Juzgado de Primera Instancia número 2 de Pozuelo de Alarcón (Madrid) en busca de la paternidad deseada y quizá de una fortuna soñada.
El 7 de abril de 2017 el cadáver de empresario jerezano fue exhumado porque los hijos del Ruiz Mateos se negaron a ceder su ADN para las pruebas de paternidad.
Tal y como la propia Adela contó en muchas ocasiones, su madre, la mexicana Patricia Montes de Oca y el ex propietario de Rumasa se conocieron durante una visita de éste a Chicago, en 1989. Adelita declaraba entonces que esperaba heredar cerca de 5.000 millones de euros. Nada más lejos de la realidad. Algo que ella entonces desconocía y nunca atisbó.
José Maria Ruiz-Mateos falleció en septiembre de 2015 y fue enterrado en El Puerto de Santa María (cádiz), sin reconocer a su última hija. De cara a la galería mantuvo siempre a sus 13 hijos oficiales, habidos dentro del matrimonio con Teresa Rivero y bendecido por el Opus Dei. Don Jose María está hoy enterrado en la Iglesia Mayor Parroquial de Nuestra Señora de la O de Rota, junto a sus padres y hermanos, como era su deseo.
Adela Montes de Oca en una foto de su Instagram.
Lo que desconocía Adela era que con el reconocimiento de paternidad venían incluidas también varias obligaciones, heredadas por ley, ya que en España se heredan derechos, pero también obligaciones y débitos si se acepta la herencia. En concreto, el abogado de los hijos de Ruiz Mateos, Juan Manuel Gallardo, aprovechó para incluir el nombre de Adela dentro de la lista de acceso de acreedores y así descargar un poco más la responsabilidad de sus clientes.
Adela soñaba con heredar esos 5.000 millones de euros, que no existían ni existen al menos oficialmente, a pesar de varias comisiones rogatorias enviadas a Suiza en busca del escondido dinero. De hecho los hijos de Ruiz Mateos viven actualmente de su trabajo, a la espera de próximas resoluciones judiciales, que les podría llevar a la cárcel sino hay un próximo indulto, como publicó en exclusiva elcierredigital.com.
Así, José María es hoy en día asesor de empresas de alimentación; a Javier le embargaron la casa; Álvaro vive con su madre; y Alfonso es abogado y da clases de inglés para ganarse la vida. Alfonso y Pablo estuvieron dos años y medio cumpliendo condena en el centro Victoria Kent, de Madrid, que dejaron en septiembre del pasado año.
Socorro, la hija mayor, falleció de una larga enfermedad. Y, mientras, a la familia le embargaron el chalet de El Buzo, en el Puerto de Santa María (Cádiz), la única propiedad emblemática que les quedó tras la expropiación de la vieja Rumasa. Hoy el mítico chalé está en manos de l entidad crediticia Bankpyme ya que sirvió en su día para avalar una de las propiedades inmobiliarias de José María Ruiz-Mateos hijo. Además, muchos de los nietos del clan que estudian, lo hacen becados en sus respectivos colegios.
Viajes a Estados Unidos
Para probar la paternidad del empresario andaluz, Adela Montes de Oca solicitó al Ministerio de Asuntos Exteriores que facilitase las fechas de los viajes que realizó Ruiz Mateos a Estados Unidos, con las salidas y entradas marcadas en su pasaporte. El caso estuvo tres años en los tribunales y pasó por varias fases de instrucción. Finalmente Adela se convirtió en la hija número 14 del empresario.
Grran parte de la familia Ruiz Mateos hace unos años.
La historia de amor entre la mexicana Patricia Montes de Oca y José María Ruiz Mateos se remonta a la década de los noventa cuando el entonces propietario de Rumasa y la mexicana se conocieron en Chicago. Meses después ella visitó Madrid junto a varias amigas. Según el testimonio de la mujer, ambos comenzarían una relación sentimental que duró meses, con viajes por toda España, desde Madrid a Valencia. Aunque también se veían en Miami, donde Ruiz Mateos acudía a menudo ya que tenía negocios hoteleros.
Cuando Patricia se dio cuenta de que estaba embarazada decidió regresar a Estados Unidos para recibir los cuidados de su familia. Durante muchos años el empresario mantuvo relación telefónica con su hija y se hizo cargo de su manutención. Según la denuncia aportada en los juzgados, Ruiz Mateos enviaba mensualmente unos 4.000 euros, pero padre e hija no se conocieron personalmente hasta que ella cumplió 17 años. Y sería en el año 2010 cuando ambos se verían por última vez, en unos apartamentos de la madrileña calle Jorge Juan. Allí Patricia grabó un video como prueba del encuentro.
Adela Ruiz Mateos ha trabajado en el departamento de marketing del canal Univisión. Actualmente tiene 28 años y ninguna relación con sus hermanos. Son muy pocas las ganas que tiene de volver a España, donde un número infinito de acreedores le reclaman el mismo dinero que a sus hermanos españoles: los Ruiz Mateos, una famosa saga hoy en declive, a punto de entrar todos en prisión por sus problemas judiciales e impagos provenientes de su otrora poderoso holding Nueva Rumasa.