02 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

Cristóbal Rozalén, padre de la artista, era sacerdote, dejó los hábitos para casarse y llegó a ser asesor del presidente castellano-manchego

Por qué José Bono acudió al 'entierro' de Rozalén: La conexión familiar con el PSOE

Cristóbal Rozalán y su hija.
Cristóbal Rozalán y su hija.
La cantante Rozalén se convirtió en la protagonista del programa 'El cielo puede esperar', donde se recrean entierros de famosos con vida, a la que asisten personajes populares para realizar sus exequias. Ente los famosos que acudieron al programa destaca José Bono. Cristóbal Rozalén, padre de la artista, era sacerdote y dejó los hábitos para casarse y llegó a ser asesor del presidente castellano-manchego, por eso Bono estaba en el programa.

Rozalén fue la protagonista de la nueva edición de El cielo puede esperar, el programa de Movistar, que recrea entierros de famosos en vida. En otras ediciones del mismo participaron nombres como María Teresa Campos, Ana Belén, Javier Sardà o Cristina Pedroche. El programa recrea funerales en los que el ‘muerto’ asiste a los discursos de despedida que sus amigos le dedican, tal y como ocurre en Estados Unidos.

José Bono en 'El cielo puede esperar'. 

En el dedicado a la cantante de Albacete participaron famosos como Ana Pastor, Carles Francino, Leticia Dolera, Ismael Serrano o El Kanka. El que, a priori, llamó más la atención fue el político José Bono. “A María la conocí en un convento... donde la bautizamos y la cogí en brazos y resulta que 33 años después los dos tenemos más pelo”, explicó el que fuera presidente de Castilla-La Mancha y el Congreso de los Diputados. Bono también aseguró que su regalo como padrino fue una guitarra. Cristóbal Rozalén, padre de la artista, fue la mano derecha del socialista durante su etapa al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha, desde 1983 hasta 2004.

El amor prohibido de Cristóbal y Angelita

Detrás de la familia de la cantante hay una historia de amor prohibido. Cristóbal Rozalén, del pueblo de Balazote, perteneciente a Albacete, dedicó diez años de su vida al ámbito religioso, ejerciendo como sacerdote católico. Sin embargo, su vida daría un giro completo que seguro Cristóbal no había contemplado.

En la ciudad manchega conoció al amor de su vida, la bautizada como “Angelita de Letur” tras participar en el éxito de su hija con la canción ‘Y sin embargo te quiero’, en la que cantan un dueto a ritmo de copla. Lo de Letur en el nombre artístico le viene por su procedencia, precisamente de este pequeño pueblo situado en la Sierra del Segura, en Albacete, que no llega a los 100 habitantes.

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María Rozalén y su madre Angelita en un concierto

Cristóbal y Angelita pasaron un calvario amoroso debido a que la controversia que suponía en los años 70 que un clérigo “traicionara” sus votos religiosos para emprender esta aventura sentimental. Ambos fueron muy criticados por aquella época y decidieron llevar su relación en secreto.

En casa de la cantante casi ni se hablaba del tema, así que ella se fue dando cuenta de la historia de sus padres en alguno de sus viajes en familia a pueblos próximos al suyo. Las personas más mayores reconocían a su padre y se dirigían a él como 'Don Cristóbal', un gesto que resultaba extraño a su hija María, quien se preguntaba “si son más viejos que tú, ¿por qué te llaman 'don'?”

Rozalén terminó averiguando la verdadera historia y siempre la recuerda con orgullo. Tal es la admiración que  llegó a componer una canción que narra la complicada relación de ambos, a la que llamó ‘Amores prohibidos’. “Ahora viene mucha gente a los conciertos y me dice que mi padre les casó o les bautizó”, comentó la cantautora albaceteña en una entrevista, donde también reconoció que “una parte de los fans que tengo son por mi padre”.

La mano derecha de José Bono

Pero Cristóbal no solo tiene una historia de amor propia de las novelas, sino que también tiene una etapa de su vida ligada a la política. El que fuera sacerdote manchego está estrechamente vinculado al socialista José Bono, con quien comparte un pasado profesional y una amistad que a día de hoy perdura.

Actualmente, Cristóbal está jubilado, pero cuando José Bono fue presidente de Castilla-La Mancha por el  PSOE, el padre de la cantante trabajó como su asesor, desde el año 1983 hasta el 2004, año en que Bono partió a Madrid. Allí formó parte de la ejecutiva nacional durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ocupándose de la cartera de Defensa.

En Castilla-La Mancha, y concretamente en Albacete, es bien conocida la amistad entre Bono y el padre de Rozalén, quien fuera su mano derecha durante 21 años. La confraternidad entre ambos es tal, que incluso Bono llegó a ser el padrino de su hija en su bautizo.

Se trata de una íntima relación basada en el compromiso y la más pura lealtad, como reflejan las crónicas políticas de la época: “Cristóbal Rozalén Parra, el asesor por excelencia, el amigo, el confidente: un ex sacerdote que lleva 18 años pegado al pantalón del presidente. Picaruelo, bonachón y hábil estratega, allana el camino diario de Bono en cada uno de sus actos e intervenciones”, contaba el diario ABC en el año 2003.

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José Bono (Izquierda) y Cristóbal Rozalén (derecha) en una visita a miemrbros del PSOE de Elche de la Sierra (Albacete)

Además, el pasado político de su padre le ha traído alguna que otra polémica, como la surgida en el pueblo de Villarrobledo, cuando fue contratada para dar un concierto en las fiestas patronales. El gobierno del municipio fronterizo con Cuenca y Ciudad Real es socialista y el hecho de hacerse con los servicios de la ahijada del ex ministro Bono fue aprovechado por la oposición encabezada por el Partido Popular. El portavoz municipal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Villarrobledo recriminó al PSOE la contratación de Rozalén, a lo que la cantante respondió en su página de Facebook.

“Ahora lo tengo claro: no puedo sentir más ORGULLO por mi PADRE y sus compañeros, sobre todo porque me han educado en Libertad de Pensamiento y me han invitado a construir mis propias ideas y a luchar por lo que creo. Si alguna vez ha intentado facilitarme el camino -lo que define a un buen Padre- sólo puedo estarle agradecida”, aseguró la hija del ex sacerdote.

El grupo de ‘los Panda’

Desde su juventud, el exministro socialista José Bono estuvo muy ligado a la fe católica y sería de esta manera como conoció a Cristóbal Rozalén. Sus padres quisieron que cursara sus estudios en centros religiosos como el “Colegio Inmaculada” de los jesuitas, cuando con nueve años (1960) le llevaron para que se formara académicamente internándole.

Más tarde estuvo a punto de convertirse en sacerdote, pero pensó que, tras el esfuerzo realizado por sus padres para financiar su educación, lo justo sería realizar algún estudio superior como la carrera de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Por eso decidió esperar unos meses antes de tomar la decisión, pero en ese tiempo falleció su madre y no vio oportuno agobiar a su padre anunciando que vestiría la sotana. Finalmente fue a Madrid y cursó sus estudios en Derecho y las amistades y el ambiente académico influyeron para que abandonara esa idea.

Aunque no se consagró como sacerdote, nunca dejó de estar unido al mundo religioso. En Toledo, tenía un grupo de personas conocidas como el grupo de “los Panda”, entre los que destacaban algunos sacerdotes secularizados como Cristóbal Rozalén. Además, el político socialista siempre ha mantenido un contacto muy directo con los responsables eclesiales de su autonomía. Una prueba de ello es su estrecha amistad con el todopoderoso primado de Toledo, el cardenal Marcelo González.

Cristóbal Rozalén ha dedicado una buena parte de su vida profesional a facilitar las labores políticas de su íntimo amigo José Bono, a quien sirvió con lealtad y con quien conserva hoy una fuerte amistad que traspasa el mero ámbito de las relaciones familiares.

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