28 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Vivió una relación amorosa de misterio y fue asesor en Castilla-La Mancha del ex ministro del PSOE, padrino de su hija e íntimo amigo

La historia secreta de Cristóbal Rozalén, el padre de la famosa cantante que pasó de sacerdote a ser el ideólogo del socialista José Bono

El sacerdote Cristóbal Rozalén fue la mano derecha de Bono durante su etapa al frente del Gobierno de Castilla-La Mancha y su estrecha amistad es conocida por sus paisanos albaceteños, a muchos de los cuales casó durante su etapa eclesiástica. Tras 10 años de vida religiosa, Cristóbal se enamoró y colgó los hábitos para formar una familia que se completó con la llegada de su hija María Rozalén

La vida de Cristóbal Rozalén Parra, el padre de la aclamada artista María de los Ángeles Rozalén Ortuño y sacerdote manchego, está estrechamente ligada al socialista José Bono, con quien comparte un pasado profesional y una amistad que a día de hoy perdura. Actualmente, Cristóbal está jubilado, pero cuando José Bono fue presidente de Castilla-La Mancha bajo las siglas del PSOE, éste trabajó como su asesor, desde el año 1983 hasta el 2004, año en que Bono partió a Madrid. Allí formó parte de la ejecutiva nacional durante el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ocupándose de la cartera de Defensa.

En Castilla-La Mancha, y concretamente en Albacete, es bien conocida la amistad entre el socialista Bono y el padre de la cantante, quien fuera su mano derecha. La confraternidad entre ambos es tal, que incluso Bono llegó a ser el padrino de su hija Rozalén en su bautizo. Se trata de una íntima relación basada en el compromiso y la más pura lealtad, como reflejan las crónicas políticas de la época: “Cristóbal Rozalén Parra, el asesor por excelencia, el amigo, el confidente: un ex sacerdote que lleva 18 años pegado al pantalón del presidente. Picaruelo, bonachón y hábil estratega, allana el camino diario de Bono en cada uno de sus actos e intervenciones”, contaba el diario ABC en el año 2003.

Una historia de amor prohibido

Detrás de la familia de la cantante hay una historia de amor prohibido. Cristóbal Rozalén, del pueblo de Balazote, perteneciente a Albacete, dedicó 10 años de su vida al ámbito religioso, ejerciendo como sacerdote católico. Sin embargo, su vida daría un giro completo que seguro Cristóbal no había contemplado. En la ciudad manchega conoció al amor de su vida, la bautizada como “Angelita de Letur” tras participar en el éxito de su hija con la canción ‘Y sin embargo te quiero’, en la que cantan un dueto a ritmo de copla. Lo de Letur en el nombre artístico le viene por su procedencia, precisamente de este pequeño pueblo situado en la Sierra del Segura, en Albacete, que no llega a los 100 habitantes.

Cristóbal y “Angelita” pasaron un calvario amoroso debido a que el hecho de que un clérigo “traicionara” sus votos religiosos para emprender esta aventura sentimental no estaba bien visto en los años setenta, época en la que fueron muy criticados. Por ello decidieron llevar su relación en secreto. Tal y como contó la artista en una entrevista en televisión, en su casa casi ni se hablaba del tema y fue ella quien se fue dando cuenta de la historia de sus progenitores cuando viajaban en familia a pueblos próximos al suyo. Las personas más mayores reconocían a su padre y se dirigían a él como don Cristóbal y esto resultaba extraño a su hija María, quien se preguntaba “si son más viejos que tú, ¿por qué te llaman 'don'?” hasta que fue resolviendo la incógnita y terminó averiguando la verdad.

Cristóbal Rozalén junto a su hija María Rozalén y a la izquierda de Ángel Calamardo,

director de Cadena Ser Castilla-La Mancha

María Rozalén se enorgullece de la historia de sus padres hasta el punto de haber compuesto una canción que narra la complicada relación de ambos, a la que llamó ‘Amores prohibidos’. “Ahora viene mucha gente a los conciertos y me dice que mi padre les casó o les bautizó”, comentó la cantautora albaceteña en la entrevista televisiva mencionada anteriormente, donde también reconoció que “una parte de los fans que tengo son por mi padre”.

Además, el pasado político de su padre le ha traído alguna que otra polémica, como la surgida en el pueblo de Villarrobledo, cuando fue contratada para dar un concierto en las fiestas patronales. El gobierno del municipio fronterizo con Cuenca y Ciudad Real es socialista y el hecho de hacerse con los servicios de la ahijada del ex ministro Bono fue aprovechado por la oposición encabezada por el Partido Popular. El portavoz municipal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Villarrobledo recriminó al PSOE la contratación de Rozalén, a lo que la cantante respondió en su página de Facebook. “Ahora lo tengo claro: no puedo sentir más ORGULLO por mi PADRE y sus compañeros, sobre todo porque me han educado en Libertad de Pensamiento y me han invitado a construir mis propias ideas y a luchar por lo que creo. Si alguna vez ha intentado facilitarme el camino -lo que define a un buen Padre- sólo puedo estarle agradecida”, aseguró la hija del ex sacerdote.

El grupo de ‘los Panda’

Desde su juventud, el ex ministro socialista José Bono estuvo muy ligado a la fe católica y sería de esta manera como conoció a Cristóbal Rozalén. Sus padres quisieron que cursara sus estudios en centros religiosos como el “Colegio Inmaculada” de los jesuitas, cuando con nueve años (1960) le llevaron para que se formara académicamente internándole. Más tarde estuvo a punto de convertirse en sacerdote, pero pensó que, tras el esfuerzo realizado por sus padres para financiar su educación, lo justo sería realizar algún estudio superior como la carrera de ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Por eso decidió esperar unos meses antes de tomar la decisión, pero en ese tiempo falleció su madre y no vio oportuno agobiar a su padre anunciando que vestiría la sotana. Finalmente fue a Madrid y cursó sus estudios en Derecho y las amistades y el ambiente académico influyeron para que abandonara esa idea.

Aunque no se consagró como sacerdote, nunca dejó de estar unido al mundo religioso. En Toledo, tenía un grupo de personas conocidas como el grupo de “los Panda”, entre los que destacaban algunos sacerdotes secularizados como Cristóbal Rozalén. Además, el político socialista siempre ha mantenido un contacto muy directo con los responsables eclesiales de su autonomía. Una prueba de ello es su estrecha amistad con el todopoderoso primado de Toledo, el cardenal Marcelo González.

Cristóbal Rozalén ha dedicado una buena parte de su vida profesional a facilitar las labores políticas de su íntimo amigo José Bono, a quien sirvió con lealtad y con quien conserva hoy una fuerte amistad que traspasa el mero ámbito de las relaciones familiares.

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