29 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

Constituyen una auténtica saga de banqueros cuyo origen puede rastrearse en el siglo XIX y sus representantes más jóvenes triunfan en la televisión

Familia Brito e Cunha-Espirito Santo: Los banqueros amigos del exmonarca español que podrían alojarle en breve en Portugal

Ana Brito e Cunha, hija del íntimo Juan Carlos I.
Ana Brito e Cunha, hija del íntimo Juan Carlos I.
La familia Brito e Cunha-Espirito Santo es una de las familias más poderosas de Portugal. Durante días, la prensa española especuló con la posibilidad de que el Juan Carlos I estuviera en una de las propiedades de esta saga en el país luso. Esta familia, vinculada desde hace décadas al Rey Emérito, aúna nobleza e influencia bancaria. Además, llevan años ocupando las revistas del corazón lusas y sus representantes más jóvenes triunfan en el cine y la televisión.
 

La familia Brito e Cunha-Espirito Santo constituye una de las más reconocidas dentro de la aristocracia portuguesa. Su principal bastión es João Manuel Brito e Cunha, que es Conde de Portugal de Faria y, por tanto, heredero de la familia Alburquerque d’Orey. Nuestro Emérito y João, ambos nacidos en 1938, mantienen una profunda relación construida a través del paso de las décadas. Por su parte, la esposa de João, Ana Filipa Espirito Santo, es la heredera de otra gran saga aristocrática portuguesa asociada a la banca. Ciertamente, el centro neurálgico de la familia portuguesa está situado en Cascais, ubicación próxima a Estoril, donde se ubica su residencia principal. Sin embargo, la localización podrían recibir a Juan Carlos I no sería esta, sino una finca de la familia llamada Casa Grande Quinta do Peru, situada en Azeitao, en el término municipal de Quinta do Conde, próxima a la sierra Arrábida y la población de Sesimbra.

Esta familia portuguesa, del más rancio abolengo, constituye una auténtica saga de banqueros cuyo origen puede rastrearse en el siglo XIX. En sus inicios, apoyaron económicamente a la realeza portuguesa. Además, familias monárquicas desposeídas de su otrora gran poder procedentes de Francia, Bulgaria o Hungría buscaron refugio en sus propiedades de Estoril tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Los borbones no fueron una excepción y, en 1946, edificaron una residencia en este enclave.

Como ya se ha mencionado, la amistad de Joao Manuel con Juan Carlos I viene de largo. Su padre, Don Juan de Borbón fue amigo de Manuel Ribeiro do Espírito Santo e Silva quien, a su vez, tuvo un hermano, Ricardo, con quien el ex conde de Barcelona no habría fraguado una relación tan cercana. Ambos hermanos portugueses eran exitosos banqueros y los vínculos establecidos con la Casa Real Española los habrían heredado sus descendientes. En este sentido, tras la entronización de Juan Carlos I en noviembre de 1975, se tiene constancia de viajes que el Rey Emérito realizó a Portugal, donde disfrutó con esta noble familia portuguesa de una de sus grandes aficiones, la vela. De hecho, en 1998, durante la celebración de una edición de la Regata Rey  Juan Carlos I de vela, ya se hospedó en una residencia de la familia junto al Club Naval.

Ricardo Salgado estuvo al frente del banco Espirito Santo desde 1992 hasta 2014.

La saga continúa siendo popular en Portugal ya que el matrimonio que forman João Manuel Brito e Cunha y Ana Filipa Espirito Santo tiene dos hijas, ambas dedicadas al mundo de la actuación, Patricia y Ana Brito e Cunha. La primera ha participado hasta la fecha en nueve producciones multimedia. Por su parte, Ana, tiene una amplia trayectoria en cine, televisión y teatro, siendo especialmente conocidos sus papeles en las telenovelas portuguesa Baía das Mulheres y Jura.

En lo que concierne al durante años opulento banco de la familia, el Espirito Santo, este quebró en 2014 registrando pérdidas millonarias. Éstas se relacionan directamente con la gestión de la entidad por parte del banquero Ricardo Salgado, descendiente lejano de Manuel Ribeiro do Espírito Santo e Silva. Salgado, que dirigió el banco entre 1992 y 2014, es actualmente el principal acusado de un proceso judicial abierto contra el banco, que en su día tenía como imagen publicitaria al astro portugués Cristiano Ronaldo, por irregularidades en sus cuentas. El escándalo, que tanto persigue en España a Juan Carlos I, también parece ir unido a la sus poderosos amigos en Portugal. 

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