27 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La opción de abandonar la Unión Europea se impuso a la de mantenerse por tan solo un 10,1% de los votos

Cinco años de Brexit: Las duras consecuencias que ha sufrido Reino Unido al salir de la UE

Interpretación del Brexit.
Interpretación del Brexit.
En el año 2016, los ciudadanos de Reino Unido dieron el visto bueno a abandonar la Unión Europea en un referéndum que se saldó con el 51,9% de los votos a favor de su marcha. Cinco años después de este suceso, este territorio debe enfrentarse a grandes retos sin el paraguas diplomático que supone formar parte de la UE, por lo que deberá afrontar en solitario las consecuencias de sus decisiones políticas, económicas y sociales.

Durante estos mismos días de junio de hace exactamente cinco años, toda Europa observaba con una mezcla de sorpresa y estupefacción cómo los ciudadanos británicos votaban a favor de la Retirada del Reino Unido de la Unión Europea, un proceso conocido como Brexit. Este referéndum se saldó con la victoria de la opción de marcharse de la UE con el 51,9% de los votos, mientras que la opción de mantenerse fue apoyada por un 48,1% de los ciudadanos, siendo la diferencia de tan solo 1,3 millones de personas.

Las personas que vivían en Reino Unido en esos momentos afirman que, en los días posteriores a esta votación que marcó el inicio del Brexit, se notaba la tensión en las calles por el resultado tan ajustado y la importancia de la decisión.

Los ciudadanos que votaron a favor de marcharse argumentaban que querían librarse de la “pesada carga de burocracia europea y la sobrerregulación”, además de querer tener un mayor control sobre la política migratoria del país. Por su parte, las personas que querían permanecer en la UE trataban de defender el proyecto comunitario y consideraban imprescindible el gran mercado al que podían acceder formando parte de esta entidad política, factores a los que se unió la posibilidad de frenar las aspiraciones independentistas de irlandeses y escoceses.

Reunión de independentistas escoceses.

Casi un año después de esta votación, el Reino Unido invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, notificando así formalmente su intención de retirarse de la comunidad y abriendo el periodo de dos años en el que se debía negociar un acuerdo que definiera los términos de su marcha. Ese acuerdo entró en vigor el 31 de enero de 2020 a medianoche, una fecha histórica en la que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte dejó de ser un Estado Miembro de la Unión Europea y pasó a ser considerado como tercer país por sus miembros.

Pese a que la confirmación de su marcha tuvo lugar hace más de un año, el Reino Unido había podido disfrutar de los derechos y obligaciones que tenía como miembro de la UE hasta principios de 2021 como consecuencia del periodo de transición previsto en el Acuerdo de Retirada.

Las consecuencias de esta retirada han sido muy notorias para este territorio, en primer lugar, destaca la nueva búsqueda de su identidad global tras abandonar la Unión Europea, una decisión que, en este sentido, ha tenido ventajas e inconvenientes. Como principal ventaja se encuentra la capacidad de desarrollar estrategias de seguridad y defensa sin tener que consultarlo con la UE pero, debido a que ya no se verá apoyado por este paraguas diplomático, su posicionamiento en las cuestiones políticas del panorama internacional provocará un mayor coste para Reino Unido ya que tomará estas decisiones de manera individual y deberá estar preparado para ser único objetivo de las consecuencias.

Reunión entre el primer ministro británico Boris Johnson y el presidente de Estados Unidos Joe Biden.

En cuanto a la economía, una de las primeras consecuencias de su marcha de la Unión Europea fue la pérdida del pasaporte europeo y de los derechos de comercialización de sus productos en el mercado de la UE, por lo que millones de clientes potenciales de Reino Unido desaparecieron completamente. Debido a esto y al descenso en el uso global de la libra esterlina, este territorio se enfrenta al reto de no perder terreno en el mundo financiero, un problema acentuado por el éxodo masivo de ciudadanos provocado por la Covid-19.

Por último, se encuentran los problemas internos que avivó el Brexit y que han tenido como consecuencia la difusión de los ecos independentistas de territorios como Escocia o Irlanda del Norte. El descontento de los ciudadanos por los efectos de esta salida de la UE y las restricciones de la pandemia provocaron disturbios en estas regiones.

Teniendo en cuenta el resultado de esta marcha y los problemas en los que ha derivado, parece que Reino Unido necesitará de un gran esfuerzo para consolidarse como una gran potencia mundial y que deberá realizar un buen trabajo tanto en su política interior como exterior si no quiere perder su estatus en el panorama político internacional.

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