26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El psicólogo Jorge López-Vallejo analiza para elcierredigital.com el carácter del progenitor de las menores canarias desaparecidas

Perfil psicológico de Tomás Gimeno, padre de las niñas de Tenerife: "Se esconde un narcisista, maquiavélico y psicópata"

Tomás Gimeno.
Tomás Gimeno.
"Cuando la posesión por celos se une al narcisismo, maquiavelismo y psicopatía hay desgracias", asegura el psicólogo Jorge López-Vallejo.Estos perfiles, junto a la ruptura matrimonial, alinean rasgos tan extremos que hacen llegar a castigar a su expareja con lo que más quieren ambos, sus hijos. Quizás éste sea el caso de Tomás Gimeno, padre de Olivia y Anna, niñas desaparecidas en Tenerife. El psicólogo López-Vallejo analiza para elcierredigital.com el carácter del progenitor y presunto asesino.

El secuestro, con el fin de castigar a su expareja y disfrutar en exclusividad de su descendencia, es una de las conductas habituales en estos perfiles de personas que pueden ser hombres o mujeres. Este individuo integra características narcisistas, maquiavélicas y psicópatas para llevarse a sus hijos fuera del contacto del otro progenitor. Normalmente, esta huida tiene destinos controlados por ellos, países de origen, natales de padre o madre y que les permiten esconderse de por vida o protegerse de las leyes del país de destino, donde el otro progenitor no puede acceder.

Son personas capaces de conectar con los demás y manipularlos, y poseen la habilidad de desconectar de sus emociones de forma deliberada. Desapariciones de niños por sus progenitores en el pasado nos lleva a identificar que detrás de estas personas puede haber perfiles que responden a características como la celopatía y el narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía, se construyen mentes perversas capaces de colocar el asesinato como objetivo final cuando el secuestro no es viable o cuando su intención no se consigue solo con apartar a los hijos del padre o de la madre.

Los individuos que comparten rasgos de esta triada junto con los celos, llegan a convertirse en auténticos criminales y se pierden en el amplio espectro de la enfermedad mental. No satisfacen los criterios para un diagnóstico psiquiátrico y conviven día a día entre nosotros, sin síntomas aparentes, por lo que no anticipan que puedan ser futuros asesinos aunque llegan a serlo.

Tendencias insensibles

Presentan estos rasgos y formas de comportamiento que no identificamos pero que tienen un fondo oscuro en tendencias insensibles, egoístas y malévolas en sus relaciones con los demás.

Entre las características de la parte narcisista esta “A mí todo me está permitido” o “Los demás solo existen para adorarme”. Personas egoístas, con un sentido egocéntrico del derecho y con una autoimagen positiva, aunque poco realista si tenemos en cuenta la visión de aquellos que les rodean. Los narcisistas son “encantadores de serpientes”. Al principio son muy queridos por los demás, sus comportamientos son agradables y atractivos, pero con el paso del tiempo pueden llegar a ser muy peligrosos. Incluso, pueden dejar ver, sin querer, cuáles son sus verdaderas intenciones: conseguir más admiración y poder o controlar y castigar al otro desde una posición superior.

Tomás Gimeno y las menores desaparecidas.

Una de sus fortalezas es la gran capacidad de convicción que poseen al carecer de empatía, consiguiendo engañar a los que tienen cerca, amigos y familia, cosa que no les resulta complicado, no son nada escrupulosos con los medios y estrategias que tengan que poner en marcha para lograr sus objetivos, en este caso, castigar a su pareja y padre o madre de sus hijos incluso usando a las personas que tienen cerca y quieren.

El interés y preocupación de las personas narcisistas por los demás es nula a pesar de su gran teatralidad. De modo que no experimentan remordimientos y se muestran impasibles ante las necesidades y sentimientos de las personas que les rodean.

Ahora bien, su talón de Aquiles es su autoestima. Los narcisistas suelen tener una autoestima muy pobre que se traduce en la peor de las reacciones cuando son abandonados o la relación se rompe.

El rasgo maquiavélico es “el fin justifica los medios”, independientemente de las consecuencias que se puedan derivar. Suelen ser personas muy calculadoras y frías, destruyendo cualquier tipo de conexión emocional genuina con los demás.

Se muestran tal y como son y prefieren ver las cosas con claridad porque de esa forma pueden manipular mejor. De hecho, se focalizan en las emociones de las personas que quieren manipular para conseguir así lo que se proponen. Si se anticipan a sus sentimientos, será más fácil elegir la mejor estrategia a poner en marcha.

Las emociones para ellos son tan desconcertantes que cuando sienten ansiedad no suelen saber diferenciar si se sienten tristes, cansados o simplemente mal. Sin embargo, suelen presentar una gran habilidad para "sentir" lo que piensan los demás y engañar sin límites.

Los rasgos de psicopatía son los más peligrosos pues consideran a los demás como objetos que pueden usar y tirar a su voluntad. Estas personas casi nunca experimentan ansiedad e incluso parecen ignorar lo que significa tener miedo. Así, al no experimentar ese miedo, son capaces de mantenerse serenos aun en situaciones emocionalmente intensas, peligrosas y aterradoras. Las consecuencias de sus actos no son algo que les importe demasiado.

Celos unidos a estos rasgos

Su crueldad parece insensibilidad porque son incapaces de detectarlo. Además, el remordimiento y la vergüenza no existen para ellos, solo en el caso del filicidio el remordimiento puede aparecer. Si a esto sumamos el consumo de drogas y/o alcohol todo es posible.

Cuando los celos se unen a alguna de estos rasgos o a los tres, el resultado puede llevar al asesinato de las personas que les unen, sus hijos, con  el objetivo de posesión y venganza absoluta.

  Las dos niñas secuestradas.

Estas personas pueden llegar a sentirse víctimas de su pareja y se creen moralmente autorizados a proceder con la violencia, la tortura  psicológica, actos de maltrato que toman la forma de la venganza, reivindicación, castigo, violencia, tortura..., acciones que le permitan equilibrar la situación que sufren. Sin embargo, ningún acto será compensatorio, ni conseguirán tranquilizarse, porque ningún acto tendrá la suficiente fuerza para nivelar una interpretación tan egocéntrica, maquiavélica y psicópata. Por ello sus actos se perpetrarán hasta el infinito, llegando al secuestro o la muerte de los hijos y después el suicidio.

Y llega la explicación de lo inexplicable, cómo un padre o madre puede suicidarse tras matar a sus hijos. Con la ciencia y la investigación es difícil explicar este acto tan cruel, porque el que se suicida ya no puede respondernos a sus motivaciones, solo el que sobrevive al suicidio, puede ayudarnos a conocer el desorden de su conducta.

Todos nos preguntamos, ¿por qué no se suicidan antes de matar a sus hijos? Hay diferentes teorías, pero una explicación puede ser que lo hacen porque de otra forma no conseguirían su fin, castigar al otro, y con el suicidio previo, solo les darían libertad a sus parejas, no tendría sentido para estas mentes.

Otra explicación es que han superado todos los límites de la venganza con el asesinato de sus hijos y que, después de cometido el delito, son incapaces de soportarlo. El suicidio no estaba planeado pero luego tiene lugar debido al remordimiento. Otras teorías creen que se debe a un miedo desmedido a las consecuencias que hace que el individuo entre en estadíos de cobardía donde la única solución es desaparecer, la persona, incapaz de dominar una situación percibida como insoportable, y convencida de que no existe salida, planea y ejecuta una auto-lesión fatal. Finalmente como unidad, tanto el filicidio, como el suicidio son planeados y ejecutados por el agresor con premeditación absoluta.

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