06 de mayo de 2024
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FIN DE SEMANA

La verdadera historia de traiciones a José María Ruiz-Mateos dentro de "la Obra" justo 37 años después de la debacle de su grupo de empresas

Así entregó el Opus Dei el holding Rumasa al Gobierno del PSOE para su expropiación

José María Ruiz-Mateos disfrazado de preso.
José María Ruiz-Mateos disfrazado de preso.
Con motivo del anivesario de la expropiación de Rumasa, el 23 de febrero de 1983, el cierredigital.com inicia una serie de reportajes donde recoge la historia del gran emporio levantado por el empresario José María Ruiz Mateos. En este artículo se analizan sus estrechas relaciones durante toda su vida con la organización católica del Opus Dei y cómo fue traicionado por ella.

La colaboración con el Opus Dei, conocido también solo como la “Obra”, que D. José María Ruiz Mateos ha mantenido viva a lo largo de muchos años, se remonta a los años en los que Álvaro del Portillo, asumió la responsabilidad de suceder como “Padre” de la “Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei”, a D. José María Escrivá de Balaguer, hoy elevado a los altares.

En estos momentos, resulta muy conveniente rememorar los años del inicio de Álvaro del Portillo, como Padre de la “Obra”. La relación sucinta de los hechos es la que viene a continuación. 

Don José María Ruiz Mateos entabló contacto con D. José María Escrivá de Balaguer, hoy elevado a los altares, e ingresó en el “Opus Dei”, en el año 1963, como miembro Supernumerario. José María Ruiz Mateos, aceptó y asumió la especial preponderancia que tenía sobre él, otro miembro Numerario del “Opus Dei”, especialmente designado para este caso: Luis Valls Taberner, a quien D. José María Ruiz Mateos, profesó fe ciega, obediencia y sumisión plenas, como hermanos en la fe.

Obediencia a Luis Valls Taberner

Siempre obediente y fiel a las consignas e indicaciones que le transmitía Luis Valls Taberner, José María Ruiz Mateos, siguió en el desarrollo empresarial de Rumasa. Pero la muerte del fundador del “Opus Dei”, Monseñor Escrivá de Balaguer, impactó especialmente en José María Ruiz Mateos. Pero su fe y obediencia para con la “Obra”, siguieron siendo una constante de su pertenencia al “Opus Dei”, reforzada más aún si cabe, ante el relevo del Padre José María Escrivá, cuya sucesión recayó en la persona de Álvaro del Portillo. Todo esto sucedía en el año 1975.

Luis Valls Taberner, padre.

En diversas visitas pastorales, en las que José María Ruiz Mateos, tuvo el privilegio de coincidir con Álvaro del Portillo, éste lo alentó, como hijo fiel de la “Obra”, para que apoyase la puesta en marcha de iniciativas sociales y educativas, que el “Opus Dei”, pretendía llevar a cabo por todo el mundo.

El IESE era uno de los Institutos creados en 1981 por el “Opus Dei” de Álvaro del Portillo, con la intención de poder cobrar el dinero de sus miembros. 

Se estima en más de cincuenta millones de dólares (o sea 44.620.830 euros), la suma de los fondos desviados por las empresas de Ruiz Mateos a "la Obra", según los periódicos españoles, pero esta cifra, no sería más que la punta del iceberg. En realidad, había sumas más importantes en juego, como prueban las sumas que pasaron de Rumasa al “Opus Dei”, como los diez millones que donó para la Universidad de  Navarra.

Permitió, mediante la obediencia extrema, a la que estaba sometido, que los estrategas del “Opus Dei”, con Luis Valls Taberner a la cabeza, usaran su corporación, en todos los órdenes, de tal manera que en Rumasa ocho de quince directores generales pertenecían al “Opus Dei”. Cuando se le pidieron diez millones de dólares para la Universidad de Navarra los dio igualmente sin preguntar.

En este sentido, a José María Ruiz Mateos, miembro supernumerario del “Opus Dei”, de superinteresante dependencia, de superobediencia ciega y hermano en la fe, los hombres que gobernaban el “Opus Dei”, de Álvaro del Portillo, lo exprimieron a base de bien.

Álvaro del Portillo.

Los requerimientos financieros del “Opus Dei” eran vastos. Con cinco Universidades sudamericanas a imagen y semejanza de la de Navarra, una docena de instituciones educativas existentes o planeadas alrededor del globo y el santuario de Torreciudad que salió por unos treinta millones de dólares, la “Obra” necesitaba recurrir a un grupo de empresas como Rumasa.

Entre sus iniciativas sociales y educativas estaban el Centro de Capacitación de Junkabal, el Centro Educativo Técnico Laboral Kinal, la Fundación para el Desarrollo Integral, en Guatemala, la Escuela Montemira, el Colegio Lamatepec, el Centro de Capacitación Profesional para la Mujer Siramá, en El Salvador, la Asociación Uruguaya de Escuelas Familiares Agrarias, de Uruguay, el Instituto Valle Grande de Perú, el Rosalede Center, en Nueva York y la Escuela Familiar Agraria Fonteboa, en La Coruña.

Estas son solo una pequeña muestra de las iniciativas impulsadas por Álvaro del Portillo, que se vieron beneficiadas por las aportaciones efectuadas por José María Ruiz Mateos.

La expansión del grupo Rumasa no conocía límites. Ante lo cual el Banco de España advirtió en 1978 a D. José María Ruiz Mateos, que aflojara el acelerador. Además pidió auditar las cuentas del holding y nombró a Navarro Rubio como “auditor”. Pero José María Ruiz Mateos, a instancias de Luis Valls Taberner, no tenía intención de enseñar las cuentas del holding porque se pondrían al descubierto y se habrían visto las transferencias efectuadas a la red del “Opus Dei” en España y en el extranjero.

Hay que entender que Rumasa era propiedad privada de José María Ruiz Mateos y de sus cuatro hermanos (uno de ellos sacerdote “Redentorista”) y de su hermana. Pero en Rumasa había también un socio oculto, el "Opus Dei".

Rumasa era además un grupo muy diversificado que contaba con sus propios bancos en España y en el extranjero. Esto significaba que podía ser utilizado por una parte para camuflar transferencias internacionales y por otra para sacar contribuciones millonarias destinadas a "la Obra". Rumasa era una empresa clave para el Opus Dei por sus cualidades de confidencialidad, flexibilidad, disponibilidad y fungibilidad, características éstas, muy importantes para los estrategas que gobernaban el Opus Dei.

Pero fatídicamente, a José María Ruiz Mateos, le quedaba por vivir la experiencia más amarga y horrible de su vida. La expropiación de Rumasa. Este hecho suscitó lógicamente la máxima atención de los medios de comunicación que, dejando aparte el problema económico y financiero en sí, estaban pendientes de cómo iba a tratar la acción gubernativa del PSOE a los Bancos y a la Iglesia, y más concretamente al Opus Dei, que por entonces acababa de ser erigido en Prelatura personal, precisamente a Álvaro del Portillo.

Rafael Termes en una imagen muy antigua.

La opinión generalizada era proclive hacia la evidencia de una actuación conspirativa pactada entre, representantes de los siete grandes bancos españoles, la Asociación Española de Banca, cuyo presidente era Rafael Termes (miembro Numerario del “Opus Dei”), el Presidente del Banco Popular, D. Luis Valls Taberner (miembro Numerario del “Opus Dei”, y Felipe González Márquez, presidente del Gobierno de España.

Rumasa, moneda de cambio

Rumasa sería la moneda de cambio por la que nada empañaría las relaciones amistosas que debía haber entre los socialistas, el gran capital y la Iglesia, aunque fuesen rescoldos de la herencia de la dictadura franquista.

Tras la expropiación José María Ruiz Mateos, siguiendo los consejos, una vez más, de Luis Valls Taberner, huyó a Londres el 4 de marzo de 1983. El 25 de Abril de 1985 Ruiz Mateos fue detenido en el aeropuerto de Francfort, y el 1 de diciembre fue extraditado a España desde Alemania.

Durante el amargo calvario que le supuso la estancia fuera de España, se dio cuenta de que en realidad, a él lo habían utilizado como "cabeza de turco". De hecho para “salvar los muebles” sus “amigos” del “Opus Dei” habían tramado una conspiración que lo transformó en chivo expiatorio. José María Ruiz Mateos intentó defenderse de la calamitosa traición en la que los dirigentes del “Opus Dei” le habían incriminado. Se dirigió al Padre Álvaro del Portillo, en busca y súplica desesperada de ayuda. Ayuda que nunca llegó.

Desconsolado y decepcionado, tanto con la “Obra” como con Álvaro del Portillo,  José María Ruiz Mateos, rechazó los consejos de Luis Valls taberner. Y trató de defenderse, aunque ya fue demasiado tarde.

En mayo de 1986, la dirección del “Opus Dei” y de Álvaro del Portillo, dió a José María Ruiz Mateos un ultimátum: Le excluirían de la organización (la Obra) si no retiraba las acusaciones que vertía contra de Luis Valls Taberner. Pero José María Ruiz Mateos no se mordió la lengua y siguió con los planteamientos de su defensa.

Quienes influyeron decisivamente para entregar a Ruiz Mateos a los socialistas, fueron los miembros numerarios que componían el Sanedrín opusdeista. Siguiendo con esta paradoja, resulta que los gobernantes del “Opus Dei”, con Álvaro del Portillo a la cabeza, y por mediación de Luis Valls Taberner y de Rafael Termes, miembros numerarios del “Opus Dei”, entregaron, ignominiosamente, a  José María Ruiz Mateos, al enemigo socialista, como moneda de cambio por favores y ventajas políticas que obtendría, “a posteriori” el “Opus Dei”. Ese fue el verdadero motor de la expropiación de Rumasa. 

 

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