26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

En 1941 fue descubierta y salió a la luz que metía los restos de los menores en bolsas y los arrojaba a las tuberías del baño

La historia de 'La Trituradora de Angelitos', Felícitas Sánchez, la mujer que mató a más de 100 niños en México

Felícitas Sánchez, una de las asesinas en serie más controversiales.
Felícitas Sánchez, una de las asesinas en serie más controversiales.
Felícitas Sánchez o “la trituradora de angelitos” asesinó en la ciudad de México a más de 100 niños después de dedicarse al negocio de aborto o venta de niños. Los menores que no vendía, “los estrangulaba, envenenaba, cortaba, quemaba o desmembraba y metía en bolsas los restos que abandonaba en la basura o arrojaba por las tuberías. En 1941 fue descubierta y se suicidó tres meses después.

La asesina se llamaba Felícitas Sánchez Aguillón, y la prensa la bautizó como “La Ogresa de la Colonia Roma”, aunque en la lista de asesinos en serie de México aparece como “La Trituradora de Angelitos” y “La descuartizadora de la Colonia Roma”. 

Su historia, que pertenece al pasado siglo, es terrible y tiene muchos episodios oscuros. El dueño de una tienda de alimentación en la calle Salamanca, en la colonia Roma de la Ciudad de México, se encontró una mañana con la cañería de su local atascada por lo que el hombre llamó a un fontanero y a un albañil para solucionarlo.  

La sorpresa fue mayúscula cuando al destapar la cloaca encontraron un enorme tapón de carne humana putrefacta, gasas y algodones ensangrentados. Aquel 8 de abril de 1941, los hombres extrayeron un tapón que traía envuelto el cráneo de un niño.  

El episodio destapó una de las historias criminales más impactantes de los años 40 en la Ciudad de México, protagonizada por una mujer. Después del descubrimiento de sus crímenes, la mujer fue acusada y encarcelada por delitos de asesinato y tráfico de niños aunque tan solo pasó tres meses en prisión, pues se suicidó el 16 de junio de 1941,  poco después de que sus crímenes quedasen al descubierto.  

La historia de Felícitas Sánchez 

La mujer nació en la década de 1890 en la comunidad de Cerro Azul, Veracruz (México) y varios investigadores de su historia afirman que tuvo una infancia difícil propiciada por el rechazo de su madre. También se sabe que cuando era niña maltrataba a los animales, envenenaba a perros y gatos por mero disfrute. Estas actitudes sirvieron para trazar su perfil psicológico años más tarde.  

Felícitas estudio enfermería y se casó con un hombre de su pueblo. Poco después se quedó embarazada y tuvo gemelas. La mujer vendió a las niñas para conseguir dinero y así tener, junto a su marido, cierto desahogo económico. Pero el marido no estuvo de acuerdo con su decisión y después de diversos enfrentamientos, el matrimonio se separó.  

Pero la venta de sus hijas hizo ver a la mujer un negocio provechoso y decidió convertirse en intermediaria entre aquellas mujeres que no podían mantener a los hijos que tenían o simplemente no los querían y aquellas que no podían tenerlos.  

Aunando este negocio con el de partera reunió dinero suficiente para trasladarse a vivir a Ciudad de México en el año 1910 donde continuó con el negocio de venta de niños y la profesión de partera. Con el tiempo y el conocimiento de este macabro mercado, se le ocurrió un nuevo negocio: ofrecer a mujeres embarazadas la opción del aborto. A estos tres trabajos se dedicó durante tres décadas.  

Vivía con otra mujer en un piso y hasta ese 8 de abril, cuando el fontanero descubrió el tapón con restos de carne humana, no sabía a lo que Felícitas se dedicaba. Aunque esa vez no era la primera que los vecinos se quejaban de problemas en las tuberías.  

Pero entre sus vecinos ya se comentaba con cierto malestar el humo negro maloliente que salía de aquel piso de vez en cuando. Ese misterio se unía a las visitas frecuentes de mujeres "de clase" a su casa y al hecho de que en una ocasión las autoridades ya la habían detenido por intentar vender a dos bebés. Sin embargo, la mujer salió libre de prisión al pagar una multa y amenazar a los oficiales de que si no la liberaban revelaría el nombre de las mujeres que habían abortado con su ayuda.  

Con el dinero del negocio de venta de niños, Felícitas abrió una tienda cerca de su casa que llamó “La Quebrada”. Allí llevó a cabo el asesinato de menores.  

Los asesinatos de niños 

Si Felícitas no podía vender un menor, “lo estrangulaba, lo envenenaba, lo cortaba, losquemaba o desmembraba y metía en bolsas sus restos que abandonaba en la basura o tiraba por las cañerías del baño”. La prensa calculó que el número de víctimas pudo sobrepasar los 100 hasta su detención.  

La noticia de Felícitas Sánchez en un periódico. 

Cuando se descubrieron los crímenes, las autoridades asistieron al piso donde vivía Felícitas y la otra mujer, y la policía descubrió un altar con velas, agujas, ropa de bebé, un cráneo humano y muchas fotografías de niños. La policía también acudió a la tienda de Felícitas donde encontraron más pruebas.  

Tras enterarse de la investigación que estaban haciendo en contra de ella, Felícitas huyó, pero la policía encontró a uno de sus cómplices, Salvador Martínez Nieves. El hombre confirmó los crímenes de Felícitas y confesó ser su cómplice por dinero, ya que el hombre se encargaba de desatrancar las cañerías bloqueadas por los cuerpos de los fetos y los niños.  

Ese mismo día, la policía localizó a Felícitas con su amante “El Beto” en un coche que transitaba por la colonia de Buenos Aires en el centro de la ciudad de México, con rumbo a Veracruz.  

La detención de Felícitas 

Las primeras declaraciones de la mujer a la policía fueron: “Efectivamente, atendí muchas veces a mujeres que llegaban a mi casa. Las atendí de las fuertes hemorragias que tenían, algunas provocadas por golpes y la mayoría de ellas por serios trastornos ocasionados al haber ingerido sustancias especiales para lograr el aborto. Me encargaba de las personas que requerían mis servicios y una vez que cumplía con mis trabajos de obstetricia, arrojaba los fetos al WC”.  

Felícitas, que siempre iba vestida de color negro, entró en prisión, en una celda aislada por suponer un peligro para el resto de las reclusas. Como hizo en otras ocasiones cuando la detuvieron, la asesina advirtió al juez que revelaría los nombres de todas las mujeres que había atendido si eso suponía una menor condena.  

El 26 de abril de 1941, Felícitas Sánchez Aguillón fue procesada por los delitos de aborto, inhumación ilegal de restos humanos, delitos contra la salud pública y responsabilidad clínica y médica. En mayo de ese mismo año, el juez le ordenó una fianza de 600 pesos (de la época) para dejarla libre y al mes siguiente la asesina dejó la cárcel.  

Tal fue el rechazo por parte de la sociedad, que Felícitas se suicidó con Nembutal el 16 de junio de 1941, en la casa que compartía con su amante. La mujer dejó tres cartas, dos para sus abogados y una a su pareja, pero ninguna para su hija que finalmente terminó en un orfanato.   

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