26 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

La intervención de Miguel Herrero de Miñón y Gabriel Camuñas resultó vital para cambiar el uso agrícola a urbano de tres millones de metros cuadrados

El gran pelotazo urbanístico de la familia Franco: Las influencias utilizadas para recalificar su finca de Valdefuentes

La finca de Valdefuentes de los Franco.
La finca de Valdefuentes de los Franco.
El patrimonio de la familia Franco, valorado en más de 500 millones de euros, no siempre ha sido adquirido de forma regular. Uno de los ejemplos más característicos es el de la finca de Valdefuentes, situada en Arroyomolinos (Madrid). Todo un pelotazo urbanístico orquestado a través de Miguel Herrero de Miñón y Gabriel Camuñas, personajes principales para la recalificación de los terrenos madrileños para luego hacer fortuna con la compraventa de parte de las tierras.

Este ha sido uno de los mayores pelotazos urbanísticos que la familia Franco realizó en democracia. Consiguieron recalificar la finca de Valdefuentes en torno a un tercio del terreno para luego edificar y vender propiedades.

Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los padres de la Constitución y exmiembro del Partido Popular, y Gabriel Camuñas, el que fuera vicepresidente de Alianza Popular (AP) fueron los artíficies de este gran negocio, como ya lo reveló el periodista Antonio Rubio en el diario El Mundo en el año 2003.

Los dos exaltos cargos populares influyeron de manera directa en la Comunidad de Madrid para conseguir la recalificación de la finca de Valdefuentes, así como de un paraje próximo a la finca que ellos mismos habían comprado a la hija del dictador en febrero de 1998.

El centro comercial Xanadú se levantó sobre terrenos vendidos por los Franco.

La finca, situada en el municipio madrileño de Arroyomolinos, se puso en el punto de mira de la familia del Generalísimo desde el año 1996.  Así, encabezados por aquel entonces por los hermanos Francisco Franco Martínez- Bordiú y Jaime Felipe Martínez-Bordiú Franco, la familia Franco llegó incluso a pretender convencer a Luis Eduardo Cortés, consejero de Obras Públicas y Transporte de la Comunidad de Madrid, para recalificar el terreno.

Sus intentos no dieron frutos hasta el año 2000, cuando el Ayuntamiento de Arroyomolinos, gobernado por el popular Julio Velarde, dio el visto bueno a la operación, aunque no sería hasta octubre de 2001 cuando los Franco se saldrían con la suya.

De terreno rústico a urbano

Los Franco dieron con una de las pieza clave que los llevaría a materializar el pelotazo urbanístico: Juan Rivera. Se trata del hermano de Jaime Rivera, que fue durante muchos años novio de Carmen Martínez Bordiú. A través de él se acercarían a Gabriel Camuñas y a Miguel Rodríguez Herrero de Miñón. Los dos expolíticos conseguirían la recalificación definitiva mediante la utilización de sus contactos.

El documento que demuestra la influencia de Miñón y Camuñas en el negocio procedía del despacho de abogados de Jesús A. Madalena y estaba dirigido a Gabriel Camuñas. En él se explicaban los pasos a seguir por cada integrante del grupo, haciendo hincapié en la labor de Herrero de Miñón ante los consejeros de la Comunidad de Madrid para lograr el objetivo urbanístico.

Familia Franco

El informe demuestra las indicaciones para llevar a cabo el plan, asegurando que se necesitaba el consenso entre los tres grandes propietarios, la Comunidad y el Ayuntamiento. En caso de que no se diera el acuerdo, optarían por “una dinámica de impugnaciones y recursos que dilatarían la aplicación de cualquier plan que eventualmente pudiera atentar contra los principios de equidad de antes apuntados”.

En este sentido, del documento se deducía que había algún amigo de Miguel Herrero de Miñón que tenía la capacidad suficiente dentro de la Comunidad de Madrid como para conseguir la recalificación de la finca de Valdefuentes. A través de esa influencia consiguieron llevar a cabo el negocio.

De los 9,8 millones de metros cuadrados que poseía la finca que los Franco adquirieron a Luis Figueroa, nieto del Conde de Romanones, 3,3 millones fueron recalificados de rústicos a edificables, favoreciendo así la explotación del terreno para fines comerciales.

Un negocio redondo

En febrero de 1998, Juan Rivera, Gabriel Camuñas y Miguel Herrero de Miñón adquirieron a Carmen Franco una parcela de 30 hectáreas que pertenecía a la finca Valdefuentes. El pago inicial fue de un millón de pesetas y el resto, hasta 75 millones, a pagar tres años más tarde, en febrero de 2001. Gracias a esta operación económica, Camuñas y Herrero de Miñón obtuvieron un beneficio de 6,61 millones de euros en total por la recalificación de los terrenos en los que se incluían los que habían comprado a la familia Franco y la posterior venta de los estos.

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Miguel Herrero de Miñón

Ambos vendieron sus propiedades en julio de 2003, y que fueron tasadas por La Caixa en más de 1.000 millones de las antiguas pesetas (6 millones de euros) para conseguir dos hipotecas. Esto quiere decir que Camuñas y Herrero de Miñón compraron el 42,20% de esas 30 hectáreas del Paraje Zarzalejo, como se denomina esa zona de la finca Valdefuentes, por un desembolso inicial de 422.000 pesetas (en febrero de 1998) y un segundo de 31.650.000 pesetas (febrero de 2001, cuando ya estaba recalificada la finca).

Después, Herrero de Miñón vendió el 50% de su parte, un 21,10% del terreno, a Gabriel Camuñas. Camuñas pagó a su amigo y socio 211.000 pesetas en febrero de 1998 y el resto, 15.825.000 pesetas, en febrero de 2001.

Las gestiones iniciadas por Gabriel Camuñas y Miguel Herrero Herrero de Miñón en 1996 reportaron unos beneficios a los exdirigentes políticos de 6,61 millones de euros: por una parte, Gabriel Camuñas obtuvo 3,48 millones de euros (580.200.000 pesetas) y, por otra parte, Herrero de Miñón ganó 3,13 millones de euros (522.097.139 pesetas).

 

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