La historia de Karla Faye Tucker, la primera mujer ejecutada por inyección letal en 135 años en Estados Unidos

Karla Faye Tucker nació el 18 de noviembre de 1959 en Houston, Texas. Ya en su infancia Karla fue una persona perturbadora, empezó a fumar tabaco junto a sus hermanas mayores con tan solo ocho años. El matrimonio de sus padres no funcionó y durante el divorcio se demostró que el nacimiento de Tucker había sido fruto de un adulterio. Con apenas 12 años ya había tenido relaciones sexuales y consumía drogas con regularidad. 

Dos años después abandonó el colegio y comenzó a seguir los pasos de su madre, Carolyn, que estaba con un grupo de rock. Tucker se sumó y empezó a ejercer la prostitución. Viajaba con grupos musicales como The Allman Brothers Band, The Marshall Tucker Band y Eagles.

Karla Faye Tucker

A sus 16 años se casó con el mecánico Stephen Griffith aunque se separaron al poco tiempo. Tras esto comenzó a frecuentar un grupo de ciclistas donde conoció a Shawn Dean y a su marido Jerry Lynn Dean, quienes le presentaron a Danniel Garret, de 35 años. Cuando Tucker tenía 21 años ambos empezaron de novios. 

Tiempo después Shawn y Jerry se separaron, Karla acudió a consolar a Shawn y en cuanto se despistó decidió robarle las llaves del apartamento que tenía el matrimonio antes de separarse. Las intenciones de Tucker no iban por buen camino. 

El doble asesinato de Karla y Danny

El 13 de junio de 1983 Tucker, que tenía 23 años, les propuso a Danny Garret y su compañero de fiesta James Leibrant robar en el apartamento de Jerry Lynn Dean. Con el paso de los años Karla le había cogido bastante tirria a Dean, tuvo varias peleas con él y en una de ellas le pegó a Dean un puñetazo en la cara, que rompió sus gafas y acabó con un vidrio clavado en su hijo necesitando acudir al hospital. Tucker quería intimidar a Jerry Dean y para ello se le ocurrió entrar a robar en su apartamento. 

Tras un fin de semana entero drogándose la pareja decidió entrar en el apartamento de Dean, cuando llegaron al dormitorio Dean estaba durmiendo y Karla se puso encima de él, que en sus intentos por defenderse recibió un martillazo en la cabeza de manos de Daniel Garrett. Dean quedó inconsciente y Tucker se quedó vigilándole mientras Garret y Leibrant cargaban una camioneta con los objetos robados. 

Deborah Ruth Thornton y Jerry Dean

Dean quedó moribundo y la sangre le goteaba, además en sus intentos por respirar hacía ruidos raros que pusieron histérica a Karla. Al ver que no cesaban esos ruidos Tucker decidió acuchillar hasta la muerte a Dean con un pico. Al encender las luces descubrió a la amante de Dean, Deborah Ruth Thornton, que había conocido a Dean la noche anterior. Karla no quería cabos sueltos ni testigos y decidió matarla a puñaladas sin pensárselo dos veces. Dean sufrió 28 heridas en todo el cuerpo y una fractura de cráneo antes de morir, mientras que su amante murió por un sinfín de cuchilladas. 

Las consecuencias de los asesinatos

Los asesinatos salieron en todas las cadenas del país, pero la pareja se reía de lo sucedido. Ambos acudieron a casa del hermano de Danny para ocultar los objetos que habían robado, además le confesaron que habían matado a Jerry Dean. Aunque ambos le dejaron los objetos el hermano de Danny él se deshizo de ello y además llamó a un amigo suyo que era detective del departamento de homicidios y le dio los tres nombres. En su cooperación, el hermano de Danny decidió grabar las conversaciones con los asesinos mientras discutían sobre los homicidios. 

Camilla donde se ejecutaba a las personas con inyección letal

El 20 de julio de 1983 Danny y Karla fueron detenidos y sometidos a juicio. En el juicio Karla presumió de haber sentido orgasmos múltiples con cada golpe que daba con el pico. Ambos recibieron la pena de muerte, tras 14 años encarcelada Karla Tucker se convirtió en 1998 en la primera mujer en ser ejecutada mediante una inyección letal en 135 años en una prisión de Texas. Mientras que su cómplice, Daniel Garret, también fue condenado a la inyección letal, pero murió antes víctima de un cáncer. 

En prisión Tucker se convirtió al Cristianismo, quizá su única esperanza fuese ir al cielo libre de pecado. Antes de recibir la dosis letal pidió perdón a todos los afectados por el asesinato, alabó a Jesús y les dijo que les esperaba a todos en el cielo con Jesús. Finalmente murió esbozando una sonrisa y con la esperanza de que sus asesinatos le fueran perdonados en el más allá.