25 de abril de 2024
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FIN DE SEMANA

El magnate valenciano de la distribución invertirá en un negocio de divisas digitales con el riesgo que entraña y su falta de regulación

Juan Roig, presidente de Mercadona, apuesta por el especulativo y arriesgado negocio de las criptomonedas

Juan Roig, presidente de Mercadona.
Juan Roig, presidente de Mercadona.
Juan Roig, presidente de Mercadona, financiará a través de su aceleradora de empresas a Criptan, una plataforma que permite comprar y vender criptomonedas a sus usuarios. El magnate de los supermercados pasa por alto, de este modo, las advertencias del Banco de España y de la CNMV, que señalan que estas divisas "no tienen la consideración de medio de pago, ni cuentan con el respaldo de un banco central u otras autoridades públicas y no están cubiertas por mecanismos de protección al cliente”.

Después de los bulos, ya desmentidos, que a principios de año aseguraban que Juan Roig, presidente de Mercadona, debía gran parte de su fortuna al 'trading' de Bitcoin, parece que ahora se confirma que el empresario valenciano sí apostará por las criptomonedas, al menos como método de pago.

Lo hará a través de Lanzadera, una aceleradora de empresas que apoya a emprendedores para que puedan transformar sus proyectos en realidades empresariales bajo su paraguas. Entre las 70 startups seleccionadas durante la convocatoria de mayo, Juan Roig financiará, con entre 10.000 y 500.000 euros en función de las necesidades del negocio, a Criptan, una plataforma que permite comprar y vender criptomonedas a sus usuarios.

La compañía, que se define como "la forma más fácil, rápida y segura de usar criptomonedas" sin cobrar comisiones ocultas, está fundada por Jorge Soriano y Jaume Sola, que perciben un porcentaje del 1,95 por ciento en cada operación. De este modo, en 2019, Criptan facturó 480.000 euros, una cifra que alcanzó los diez millones el año pasado. En el ejercicio en curso, pretende cuadruplicar sus ingresos.

Fruto del impulso de Lanzadera, Criptan ha logrado cerrar tres acuerdos de colaboración que consolidarían su intención de normalizar los pagos con criptomoneda en diferentes sectores. Entre ellos se halla el pacto con Mirai, una empresa especializada en distribución hotelera que autorizará el uso de estas divisas digitales en sus más de 2.000 hoteles. También Housers, una plataforma de 'crowfunding' inmobiliario que utilizará los servicios de intercambio de Criptan para gestionar el cambio de Bitcoin a euros. Por último, se encuentra Motoreto, un negocio de vehículos de ocasión.

Las criptomonedas y sus riesgos

No obstante, y a pesar de la exultante publicidad de sus logros, lo cierto es que las criptomonedas entrañan muchos riesgos, por lo que la apuesta del magnate de los supermercados no estaría exenta de peligros. Y es que, no hay que olvidar que tanto el Bitcoin como otros criptoactivos son elementos de especulación inversora de extrema volatilidad, cuyo valor depende prácticamente de forma exclusiva de la confianza de sus usuarios, de su popularidad y de su utilidad, que ahora mismo es mínima.

De hecho, el propio Banco de España y la CNMV ya advirtieron en un comunicado que "las criptomonedas no tienen la consideración de medio de pago, ni cuentan con el respaldo de un banco central u otras autoridades públicas y no están cubiertas por mecanismos de protección al cliente como el Fondo de Garantía de Depósitos o el Fondo de Garantía de Inversores", por lo que califican esta inversión como "de alto riesgo". Por ello, cualquiera que se plantee comprar este tipo de divisas debe ser consciente de la realidad que comprenden.

Criptomonedas.

En este sentido, pese a que existen desde hace más de una década, la aceptación de las criptomonedas como medio de pago es aún muy limitada, lo que contrasta con otros muchos desarrollos digitales que han tenido una aceptación generalizada en mucho menos tiempo. Es necesario recordar que no existe obligación de aceptar Bitcoin o cualquier otro criptoactivo como medio de pago de deudas u otras obligaciones, y el futuro Reglamento de MiCA, por el que se pretende asegurar que el marco normativo de los servicios financieros de la UE sea favorable a la innovación y no suponga obstáculos para la aplicación de nuevas tecnologías, no prevé que esto vaya a cambiar.

Por si fuera poco, su custodia no está regulada ni supervisada, por lo que la pérdida o robo de las claves privadas puede suponer el menoscabo de las criptomonedas, sin posibilidad de recuperarlas, tanto si se gestiona personalmente como si su salvaguarda se deja en manos de terceros. Sin ir más lejos, el año pasado los robos en criptomonedas por parte de hackers superaron los 1.400 millones.

Asimismo, y como consecuencia de su propia naturaleza, desregulada y privada, son propicias a protagonizar operaciones cuestionables o incluso delictivas. No es ningún secreto que sirven de medio de pago en la ‘darknet’ para transacciones de artículos tales como drogas ilegales, armas y otros bienes restringidos.

No hay duda de que las criptodivisas son el activo de moda, y parece evidente que la crisis del coronavirus, con la consecuente digitalización de las economías, está dando un impulso a estas dividas digitales, que no paran de batir récords en sus cotizaciones a medida que su inversión se generaliza. Pese a todo, los reguladores insisten en los peligros que se ocultan detrás de la marea de noticias positivas y de nuevos récords de precios, pues no dejan de ser una inversión de alto riesgo que no cuenta con marco regulatorio en la Unión Europea, algo que, todo apunta, a Juan Roig parece no importarle demasiado.

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